Ya sabéis, todos los años comienzo con palabras parecidas. Pero creo es de justicia y de ser agradecidos, el comunicaros nuestra satisfacción porque todos los años, unos más y otros menos pero siempre, nos encontramos un grupo fiel de amigos y amigas, dispuestos a compartir momentos de reflexión en torno a temas elegidos por nosotros mismos. Y esto y “con los tiempos que corren”, consideramos que es un privilegio porque aquí estamos sin esperar nada a cambio, más allá de ese compartir nuestras ideas y opiniones, y porque realmente “queremos estar”.
La principal característica de la sociedad actual es la complejidad. Vivimos en un mundo globalizado en el que de manera instantánea tenemos conocimiento de lo que ocurre a la vuelta de la esquina de donde vivimos y a miles de kilómetros de distancia.
Si durante siglos el conocimiento se basaba principalmente sobre la experimentación y la observación directa, hoy construimos nuestro conocimiento de manera indirecta, es decir, ya no observamos directamente la realidad, sino que otras personas e instituciones nos transmiten esa información.
La importancia de la moral y la ética en la vida social es de todos asumida y reconocida. Por eso, cuando he leído el título del tema que hemos de tratar, he pensado por un momento en si teníamos que descifrar los caminos por los cuales los medios de información ayudarán a que esa ética se implante en la sociedad.
La imagen idílica de los medios de comunicación reproduce la avanzadilla periodística hacia el lejano Oeste norteamericano, cuando informador, editor e impresor eran prácticamente una misma persona y, en todo caso, entre la noticia y el lector únicamente existía ese profesional de plurales ocupaciones a la caza de la noticia y de su divulgación.
Es cierto que los medios de comunicación forman parte de la estructura de transmisión de información y conocimiento en sus respectivos entornos sociales. No sólo eso. También son un instrumento fundamental en la cohesión de esas mismas sociedades. En consecuencia, cuando no se ajustan a sus tareas y función social, por exceso o por defecto, la sociedad destinataria de sus mensajes y códigos sufre un déficit en el suministro de datos, imágenes, análisis…
La crisis económica actual transversaliza los ámbitos de la vida, y la libertad de expresión y el derecho a la información – fundamentos de la sociedad democrática – no son la excepción. Paralelamente al establecimiento del neoliberalismo como sistema social, político, económico y cultural, los medios de comunicación han adoptado un enfoque cada vez más comercial, marcado por la necesidad de mantener audiencias y lectores para captar mayores rendimientos económicos por publicidad.
Bajo el título Medios de comunicación y Ciudadanía se llevó a cabo el XIII Foro de la Fundación Hugo Zárate. Para el desarrollo del Movimiento Ciudadano. Sin duda, el tema que se aborda es complejo y poliédrico, pues sobre él se centran varias miradas: la de los profesionales, la de las empresas de comunicación, la de la sociedad civil, etc.