Sobre las fundaciones hay recelos; dicen que éstas pueden parecer tapaderas de ocultación a Hacienda. Pero las Asociaciones y las fundaciones son el instrumento más activo que tiene la sociedad, para cumplir las grandes finalidades de interés general, para llenar vacíos a donde no pueden llegar las instituciones políticas e instancias oficiales.
Las Asociaciones y fundaciones en cualquier país desarrollado como España, son reflejo de esto. Cuando hay un patrimonio que se quiere conservar y vincular a unas finalidades de interés general, sencillamente se funda. Yo creo que hay en este fundar, en este fundamentar, un sentido verdaderamente digno.
Hay que fundamentar, hay que poner un fundamento digno, un sentido verdaderamente digno. Y es además una manera de conservar aquello que ha costado tanto conseguir, para que no desaparezca, para que no se dilapide. En nuestro caso, la Fundación, que va siempre vinculada a un patrimonio, no es conservar un patrimonio económico, conservar una fortuna, conservar unos bienes para que cumplan más allá de los avatares de la historia unas finalidades, sino que es conservar un patrimonio fundamentalmente espiritual, un legado, una herencia.
Y efectivamente, hemos tenido la fortuna de estar cerca de una persona que ha logrado desarrollar, entre muchas, una serie de convergencias que le llevan a ser últimamente y en un momento en que parecía que las Asociaciones de Vecinos y el Movimiento Ciudadano en general estaba en declive, impulsor de ellas. Muchos , de los que han estado más inmediatamente cerca, han reconocido, que gracias a Hugo y su militancia, que debido a sus responsabilidades, incluso en el ámbito de la Comunidad Valenciana, pudo haber, y se esperaba que iba a haber, una revitalización grande. Pues bien, conservar ese patrimonio, hacerlo rendir, eso es lo que ha pretendido la Fundación. Y por eso nos ha parecido que era válido ese instrumento de la Fundación.
Por otra parte, al no elegir el instrumento de la asociación, queda más claro algo que desde el principio pretendíamos. Queremos llenar en todo caso un hueco, no hacer la competencia a nadie. No vamos a solaparnos, ni a competir, ni a enfrentarnos con otras Asociaciones, y con otras cosas que haya, sobre todo, dentro del Movimiento Ciudadano. Vamos sencillamente a rendir un servicio y esto lo quiero también insistir, en este primer acto de presentación pública. No ha habido en ningún momento intención de crear ningún grupo, ningún grupo de presión para asociación, para federación o confederación, que estuviese un poco a parte o que intentase algo.
Se intenta desde el primer momento, sencillamente, poner a disposición de todos, y sobre todo, de todas las Asociaciones, federaciones y confederaciones que tienen que ver con el Movimiento Ciudadano, el servicio y el apoyo de ese patrimonio, de ese esfuerzo, que quienes van a regir la Fundación van a aceptar.
Porque en la Fundación lo que importa es este patrimonio, esta herencia que ha hecho que en este caso es más espiritual, no la asociación de personas para un fin. Las personas somos en una fundación, unos administradores. No es un sitio, por decirlo así, para ir a trabajar. No es un sitio para resolver problemas concretos, no es un sitio para extenderse. Podrá llegar a tener toda la fuerza, y ojalá pudiéramos hacer muchísimas mas cosas, pero realmente serán actos como estos, nunca una intervención directa en los problemas.
Esto fue objeto también de una reflexión profunda. Todo un día estuvimos, precisamente, con ayuda de algunos técnicos y expertos, (algunos nos acompañan también hoy aquí), viendo esto. Había diversos pareceres. ¿Acaso no estará ya superado lo que se llama el movimiento vecinal? ¿Por qué esa referencia al Movimiento Ciudadano?
En primer lugar, debo decir que entendemos Movimiento Ciudadano de una manera amplia, pero siempre también en relación con lo local, es decir con la construcción de la ciudad, con la vida, por tanto, en los barrios y en las ciudades, en los domicilios. Tiene que ver con lo vecinal, pero abierto a todos los otros movimientos sociales. De alguna manera los problemas y las Asociaciones de vecinos tienen que abrirse al movimiento ecologista, al movimiento de integración de la mujer o feminismo, a todos los otros movimientos sociales, incluso de solidaridad, de cooperación con el Tercer Mundo, etc,…
Pero en la medida en que estos ideales sociales de justicia y solidaridad se realicen dentro de los barrios, dentro de las ciudades,… todo esto entrará dentro de lo que llamamos Movimiento Ciudadano, y de alguna manera superará y eso es lo que aquí se va a debatir, el futuro del asociacionismo de vecinos, el que seguramente ha impulsado más que vertebrado, y con lo que se ha identificado más el Movimiento Ciudadano. La construcción de la ciudad, de todas sus áreas, los problemas de la ciudad, no sólo los problemas del urbanismo, del semáforo o de los servicios municipales, sino de todos los otros servicios, que eso es lo que entendemos por Movimiento Ciudadano. Quisimos respetar este movimiento. De alguna manera era lo que había elegido Hugo Zárate en los últimos años. Soy testigo de que éste tenía una gran vocación política, de que tenia incluso una visión política mayor, seguramente, de lo que fueron sus responsabilidades. Pero eligió, precisamente, el mantenerse en el Movimiento Ciudadano, porque veía que de alguna manera ahí estaba la forja de donde tenían que surgir tanto las personas como los programas, proyectos, la verdadera fuerza que tenía que alimentar e irse engarzando después en las estructuras políticas.
Esa lección suya, ese ejemplo suyo, y ese patrimonio, junto con la conclusión a la que el grupo promotor llegó después de que había un vacío, en concreto en nuestra Comunidad, de unos ámbitos de reflexión, de estudio y de investigación sobre los problemas del Movimiento Ciudadano, nos hicieron elegir precisamente este título.
Pero esto va ligado, en el título de la Fundación, con la persona de Hugo Zárate. ¿Por qué? Bueno, de alguna manera fue el iniciador, de alguna manera surgió en su recuerdo, y de alguna manera su recuerdo es el que nos unió a quienes hemos pensado y hemos ido madurando esta idea. Pero, tengo que decir que se hizo una reflexión también muy seria y muy profunda sobre si valía la pena seguir utilizando su nombre, y hacer incluso lo que él hubiera deseado que se hiciera.
Podría haber surgido una fundación con ocasión de su muerte pero sin llevar su nombre. No se emplea su nombre para hacer ningún tipo de canonización laica en ningún sentido. No somos tampoco nostálgicos, que eso serian pamplinas, precisamente en el espíritu de Hugo, y lo digo muy públicamente. No se trataba en absoluto de esto, ni era nuestra intención. Sin embargo, fueron quienes lo conocían tal vez menos, pero lo habían visto trabajar más como militante, quienes conocían sobre todo el movimiento y las Asociaciones, y quienes estaban más en la base, quienes nos insistieron que era un nombre que, no sólo no iba a dividir sino que iba a unir, que no sólo iba a frenar o alejar, sino que podía seguir congregando, y que era muy conveniente el que lo siguiéramos utilizando.
Yo he reflexionado después bastante sobre esto, y creo que en la vida de Hugo, hubo cosas extraordinarias que a lo mejor no hemos podido recoger, como ha pasado con otras personas. No dejó escritos, no dejó por decirlo así un legado intelectual, una herencia, para que podamos ahora investigar en su obra, en su pensamiento. Han sido todo conversaciones, retazos, gestos muchas veces más que palabras, actitudes. Pero en todas estas actitudes, sí que para mí hay algo que creo debería inspirar a un Movimiento Ciudadano, y que la Fundación tendrá que tener el compromiso de mantener y de transmitir para futuras generaciones.
Me parece que me han salido siete aspectos. En primer lugar, un ejemplo de práxis militante. El se había formado como militante en la J.O.C., «Juventud Obrera Cristiana» de Argentina, había sido una persona que había surgido de su hacer diario, de su obra militante, en la que no ibas a superarte tú, sino a superarte colectivamente con los tuyos, con los de tu clase proletaria. Y quienes han estado por allí viendo el barrio donde el vivió y el ambiente de su familia, y sobre todo imaginándose la época de hace 30 años, pueden constatar lo prodigioso de esta práxis militante.
En aquel ambiente, él tuvo la llamada de unos militantes que le enseñaron a ver, juzgar y actuar, a situarse personal y responsablemente ante los problemas, a coger la vida en sus manos y a sentirse solidario también con los suyos. Aprendió el proceso de acción-revisión-acción. Toda acción debe ser revisada, para sacar una nueva acción. Todo esto lo fue ejercitando. Un análisis realista de la situación y de los problemas antes que nada, para después con un juicio bien ponderado, sacar las acciones bien pertinentes porque siempre hay algo que se puede hacer.
En segundo lugar una apertura a lo global, sin dejar de vista los problemas concretos, en todo lo concreto de cada problema. El era un hombre con unas ambiciones culturales muy grandes, de eso soy también testigo. Su curiosidad por saber de todos los temas, de temas políticos, y leer libros que le abrieran panorama y le hicieran comprender los temas generales que estaban pasando en el mundo. Pero no se quedaba en estas teorías, intentaba después ver en concreto lo que estaba pasando en el Puerto de Sagunto o en Malvarrosa, analizar y llevar entonces los procesos grandes a la concreción.
En tercer lugar, fue un hombre de organización, que creía en la organización, pero que sobre todo creía en las personas, en todas las personas. Yo creo que, ésta digamos, su delicadeza para cada uno, incluso para el menos dotado, el tiempo que él empleaba, incluso en su barrio, hablando con uno o con otro, le hizo ser un líder, que aunque tuviese responsabilidades organizativas y las asumiese bien, no perdía nunca el contacto con la realidad.
En cuarto lugar, el contacto con el vértice de toda acción que es la persona humana, cualquier persona humana, rechazando continuamente los fanatismos, la xenofobia, el racismo. Quienes le vimos sufrir precisamente tanto, en Malvarrosa, cuando parecía que la misma población iba contra él, porque él no podía tomar una actitud racista y echar la culpa de los males a un grupo étnico de personas, que en aquel momento eran los gitanos. Se mantuvo entonces fiel a unos principios: que la persona humana esté por encima de todo y por encima de todo interés corporativista. Él estuvo por la tolerancia y la aceptación de lo diferente, con grandes convicciones y con opciones muy concretas, él siempre era tolerante y vinculante, nunca separaba los ámbitos, nunca ponía un nosotros y un vosotros, ni consideraba enemigos a los demás, en todo caso podrían dialogar, platicar todo lo que fuera, pero siempre aceptar al otro.
En quinto lugar, la colaboración con las instituciones, pero sin institucionalizar el movimiento. Lo hemos visto acudir siempre para la resolución de todos los problemas, antes de hacer la parada y la protesta, antes de provocar sencillamente el grito de rebeldía, acudía a la solución de todos los problemas, pero sin dejar de luchar para que nunca perdiera el movimiento, y perdieran las Asociaciones su, diríamos, fuerza que residía en la base, sin dejarse tampoco vender a las instituciones.
Lo mismo, apertura a los partidos, con comprensión de que los partidos son necesarios para hacer una democracia representativa, y hacer orgánicos sus programas para llevarlos a las soluciones generales, pero manteniendo una independencia también de los partidos, sin dejar que se politizase el movimiento o las Asociaciones.
Y diríamos, ya para acabar, una fuerte inspiración religiosa, que le venía de su origen y le venía también de su comunidad cristiana, pero sin ningún tipo de confesionalismo, sin ningún tipo de institucionalización, ni siquiera de proselitismo.
Pues bien, para esto es la Fundación para el Desarrollo del Movimiento Ciudadano Hugo Zárate. Esta Fundación ya existe, esta Fundación no está sin embargo cerrada. Se constituyó con los 17 primeros promotores que nos juntamos, cada uno dispusimos, de una pequeña suma o suscribimos por decirlo así un pequeño capital, porque las estructuras todavía entienden que para que se cree esto no es suficiente el patrimonio espiritual o esta voluntad, sino que se tiene que crear también un capital. Nos aceptaron que con 60.000 pesetas de suscripción cada uno, para pagar en cuatro años, quince mil pesetas al año, podíamos hacerlo. Estas diecisiete personas estamos constituidas y reconocidas ya legalmente, pero se quedó con un año abierto, ya que durante este año otras personas que se quisieran podían aumentar el capital.
Pero ojalá, incluso, pudiéramos ser centenares, porque con esas poquitas, digamos aportaciones, podemos aumentar ese capital, con el cual poder realizar también más cosas, conseguir más independencia, y conseguir también más celebridad y más actividades para el futuro, aunque eso es lo que menos importa. Es decir, que todo aquel que de alguna manera entre, y quiera ser fundador, con esa aportación de 60.000 Ptas. a pagar en cuatro años, puede llegar a serlo.
Pero ahora y sobre todo, y es por lo que se nos tiene que conocer, empezamos la serie de actividades previstas. Entre ellas desde el principio habíamos visto foros de debate, y hemos querido ya presentarnos cuando tuviéramos la tarjeta de visita, cuando tuviéramos ya un poco la marca. Este Foro y estas Jornadas sobre Movimiento Ciudadano y Participación Democrática es nuestra tarjeta de visita. Lo hemos hecho con mucho cariño. Se ha buscado a la mejor gente que hemos podido encontrar del Estado español. Algunos han dicho que por qué no de aquí. Aquí hay gente muy buena, efectivamente, pero esta vez y tratándose de Participación Democrática y Movimiento Ciudadano, hemos buscado a los especialistas.
Habrá otros foros, a lo mejor antes de un año, por lo menos con ritmo anual espero, y por eso se ha dicho desde un principio que este es el primero. Esto es lo que da un carácter germinal, un carácter de inicio a esto. En otros podrán tratarse otros temas, el problema de la droga y el Movimiento Ciudadano. El problema de los jóvenes y el Movimiento Ciudadano. Esto lo iremos viendo. La gente del patronato que tendrá que aprobar el programa anual, podrá ya ir diciendo qué otros foros. Y esto será, junto con otros trabajos de investigación, junto con otras actividades, así de vez en cuando, a lo largo del año, la vida de la Fundación.
Ojalá, empezando por poco, esta Fundación pueda cumplir un gran servicio, el servicio de revitalizar algo que para nosotros es muy importante, para el futuro no ya de la democracia, sino el futuro de las personas, de la dignidad personal de nuestras vidas, de nuestros barrios, de nuestras familias.
Yo, que desde hace no mucho soy padre de familia, aunque he pasado mucho tiempo viviendo el Movimiento Ciudadano, más o menos ligado a él en muchas partes, ahora puedo decir que tal vez no podré, activamente, estar muy presente en muchas ocasiones. Casi, lo de hoy, es una excepción, pero lo que sí os puedo decir es que cada vez siento más la necesidad de construir ciudades donde nuestros hijos o nuestros nietos puedan ser personas libres, personas felices…