Occidente, Europa un gigante económico y un enano político, pendiente siempre de las decisiones de la superpotencia Estados Unidos.
América Latina el patio trastero.
Oriente un pasado esplendoroso un presente sumido en el subdesarrollo.
Cada país cuidando con marcado egoísmo de sus propios intereses, «sólo se actúa cuando no hay más alternativa», cuando las situaciones explotan.
Un marcado e injusto desequilibrio.
Los organismo internacionales creados para proteger, y solucionar macro problemas que afectan a gran parte del mundo, son hoy meros representantes de un enunciado de «buenas intenciones», sin fuerza ejecutiva.
Mientras a los países poderosos no les interese desarrollarlos, nos seguirán enviando este mensaje que transmite una postura socialmente sensible encubriendo así, su negligencia a la hora de enfrentar los problemas.
Analizar el comportamiento político, social y económico de las principales potencias, entender y descubrir la verdad que se oculta en los mensajes y noticias que diariamente nos transmiten, es una lucha y una búsqueda permanente de la verdad y la justicia, es indispensable para descubrir los caminos que no conduzcan hacia la paz.
Es para reflexionar seriamente, hacia donde vamos y qué estamos haciendo, pero es vital comprender que sin conciencia social, sin educación, sin solidaridad, seremos incapaces de ver más allá de los que nos quieren mostrar.
Para esto es indispensable educar y formar a nuestros pueblos, y en ello el individuo con su potencial único, como célula motora de todo movimiento, con la transformación de sí mismo comienza la transformación del mundo que nos rodea.
