Iniciamos el trabajo llevando a cabo unas reflexiones sobre quienes nos hemos reunido en este grupo y la edad de los asistentes. La ausencia de jóvenes era manifiesta y atribuimos esta situación de vías y recursos participativos existentes en la sociedad.
Ello nos llevó a la necesidad de abordar el como romper la idea que el pensamiento único ha ido transmitiendo sobre la política y los políticos, una idea que lamentablemente algunos políticos han contribuido a consolidar.
Para los presentes existe la convicción de que es necesario el compromiso político, pues política es contribuir al cambio social, contribuir a la necesaria organización de las ciudadanas y ciudadanos para que mejoren sus condiciones de de justicia, libertad, igualdad, condiciones de vida, etc.
Por todo ello lo que hay que discutir es sobre las formas que permitan recuperar esta forma de organizar la ciudadanía, de la organización positiva de la polis. De cómo transmitir a los jóvenes esta esperanza posible, de cómo combatir el desencanto.
Para ello se apuntaron un conjunto de ideas, propuestas:
Una de ellas era el recuperar el papel protagonista de la ciudadanía, recuperar el sentido real de la democracia que el pensamiento único quiere limitar a la emisión temporal del voto, que quiere transmitir que la única democracia posible es la democracia representativa. Un ejemplo alternativo lo encontramos en los modelos que se están generando en las ciudades donde se están poniendo en práctica los presupuestos participativos, en donde la ciudadanía interviene por procedimientos asamblearios en la política municipal sin limitarse al papel que delegaron en quienes votaron en las elecciones municipales. Para ello es fundamental que la izquierda apueste por recuperar el papel del movimiento ciudadano autónomo no solo cuando se acerca el periodo electoral. Que apueste por combinar las formas de la democracia participativa junto a las de la democracia representativa.
Otro aspecto fue el papel que puede cumplir la escuela, no limitándola a que la democracia, la participación y la educación en valores sean tan solo una asignatura, sino que partiendo del principio que la democracia se aprende ejerciéndola, la vida escolar se convierta en un espacio de participación real del alumnado, las familias y el personal que trabaja en el centro, recuperando el papel y las competencias de los consejos escolares.
Abordamos también la necesidad de recuperar las referencias de la izquierda y para ello se apuntaba a la necesaria transformación de las organizaciones actuales. Un proceso este, que debe ser facilitado desde la reflexión desde las bases, y que debe abordar problemas como los sistemas y conflictos en torno a la confección de listas electorales, los sistemas organizativos, los horarios de las reuniones, la participación de las mujeres, los estilos de militancia y como armonizar estos estilos con las diferentes formas de abordar la vida familiar.
Por último, se trató el papel esperanzador que están cumpliendo los nuevos movimientos sociales y sus formas de coordinación, debate y acción que están cumpliendo los foros sociales. La gran presencia de jóvenes en los Foro Social Mundial, Foro Social Europeo, Foro Mundial de la Educación o el Foro Social Ibérico por la Educación que se desarrollaría en Córdoba son un estímulo para seguir apostando por el nuevo mundo posible.