XIII FOROMESA REDONDA «ÉTICA Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN»

CARLES LUZURIAGA FERNÁNDEZ

CARLES LUZURIAGA FERNÁNDEZ PERIODISTA

La importancia de la moral y la ética en la vida social es de todos asumida y reconocida. Por eso, cuando he leído el título del tema que hemos de tratar, he pensado por un momento en si teníamos que descifrar los caminos por los cuales los medios de información ayudarán a que esa ética se implante en la sociedad. Pero inmediatamente  me he dado cuenta que eso no se puede ni soñar. Para transmitir unos valores éticos es absolutamente necesario ser portador de ellos. Y eso, en los medios de comunicación, es algo al menos discutible. Por ello, creo que el tema a desarrollar será precisamente si los medios de comunicación cumplen con los requisitos necesarios para poder considerarlos éticos. Es decir, si hay ética en la actuación en los medios de comunicación. Ese tema es el que trataré de desarrollar brevemente.

La información, principal compromiso de los medios de comunicación, es un derecho que tienen los ciudadanos, establecido en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Por ello, los medios de comunicación han de considerar la información como una función social, una obligación que tienen con los ciudadanos. No olvidemos que la información es un proceso de comunicación en el cual están implicados dos elementos: el emisor y el receptor. Para que la información le llegue al receptor como éticamente tiene que llegarle, el emisor ha de cumplir una serie de requisitos indispensables, entre ellos informar con objetividad, veracidad, oportunidad y pluralidad. Solo así se respetará el derecho a la información que tiene el ciudadano, o lo que es lo mismo, se cumplirá con la ética informativa.

Hay una reflexión en la presentación de este Foro que me gustaría recordar, para subrayar la responsabilidad que tienen los medios de comunicación en la sociedad de la información. Dice así: “Si durante siglos el conocimiento se basaba principalmente sobre la experimentación y la observación directa, hoy construimos nuestro conocimiento de manera indirecta, es decir, ya no observamos directamente la realidad, sino que otras personas e instituciones nos transmiten esa información. Y es evidente que la percepción de la realidad esta influida por la ideología, la ética o los valores de las personas e instituciones que participan en ese proceso.”

La veracidad, objetividad y libertad de expresión responsable en los medios de comunicación,  son los valores en los que se basa la ética informativa, unos valores que constantemente está reclamando la sociedad. Y si esa reclamación se da, es porque los medios de información presentan serias carencias de esos valores. La falta de ética en los medios de comunicación se evidencia ante el más mínimo análisis. Desde sesgar la información según los criterios o conveniencias del responsable de edición, que lleva incluso a omitir la información que no conviene, hasta disfrazarla para que llegue en las condiciones que el emisor impone.

Las razones por las cuales los medios de comunicación tienen esa actitud de incumplimiento de la ética informativa son de todos conocidas: la información está hipotecada a la acción de las grandes empresas mediáticas, con unos objetivos que nada tienen que ver con los de satisfacer el derecho de los ciudadanos a la información. Los principios comerciales son los que prevalecen en todo momento de la acción de los medios de comunicación privados, muy por encima de los principios éticos.

Ante este hecho se podría esperar una actitud diversa por parte de los medios de comunicación públicos, que no necesitan la dependencia comercial, al estar subvencionados por los ciudadanos con sus impuestos. Pero también aquí hay otra hipoteca: los medios públicos han de rendir cuentas al poder político, y también aquí los principios éticos no son precisamente tenidos en cuenta de manera prioritaria.

Y eso, que explica el comportamiento de los media, también explica la dificultad, y casi diría la imposibilidad, de una solución al problema. El intelectual francés Gilles Lipovetsky considera que las razones de la recuperación ética no hay que buscarlas tanto en una degradación de la calidad de la información, como en el aumento del poder de los media como nueva fuerza organizadora de la realidad social.

Como conclusión, creo que no hay posibilidad de tener unos medios de comunicación guiados por la ética informativa, al menos en la sociedad actual. Quien sabe si futuras generaciones hacen realidad lo que desde mi punto de vista hoy es una utopía.