Josep Fontana: una selección
Josep Fontana murió el pasado 28 de agosto. Se han escrito muchos obituarios en pocos días: algunos resaltan sus méritos académicos, otros su proyección internacional, otros su compromiso con la lucha de autodeterminación nacional de Cataluña, otros su compromiso con el marxismo. Según interese más o menos al redactor o redactora. Es lo que ocurre con los grandes, tocan muchas teclas y las tocan muy bien para que cada uno se sienta más o menos contento en su parcela de interés. Y es lícito que así sea, pero como siempre tratándose de un grande, lo mejor es leerlo directamente. A fondo. Y por este motivo hacemos una breve selección con sus correspondientes enlaces de algunos de los 46 artículos y entrevistas que hemos publicado de Josep Fontana en Sin Permiso, un número de materiales bien respetable. Hemos copiado una breve porción de cada entrevista o artículo.
Josep Fontana fue miembro del consejo Editorial de Sin Permiso desde sus inicios. Rojo y catalanista, como él mismo se definió, y por ello tuvo la antipatía tanto de los postfranquistas y derechistas en general como de los españolistas y de los izquierdistas que consideran que “lo único importante es lo social” o que «no se puede ser independentista y de izquierdas». Pero lo dicho, lo importante es leerlo y de ahí esta pequeña selección del maestro de historiadores Josep Fontana. Descanse en paz. SP
Nacionalismo, izquierda y Estado. Entrevista (abril 2006)
El anticatalanismo no ha nacido hoy ni lo ha creado el PP; nace de un trasfondo sembrado de todo tipo de prejuicios, malentendidos y manipulaciones que, cuando rascas, afloran.
«Los destinos de un pueblo no puede decidirlos un grupo de jueces». Entrevista (julio 2007)
¿Cómo cree que reaccionaría el pueblo catalán si los recursos de inconstitucionalidad contra el Estatuto catalán salen apara adelante?
Si esto sucede, como parece que sucederá, será por cuestiones que no tienen nada que ver con la razón, sino con la hostilidad y los prejuicios de un sector de la derecha española que siempre ha concebido España como una especie de cárcel en donde todo el mundo está obligado a mantener las mismas reglas y donde debe condenarse cualquier intento de pensar diferente. Si los recursos prosperan… Yo creo que hay una cosa intolerable: una medida que ha sido aprobada por diputados elegidos y ratificada en referéndum, no puede ser que un grupo de jueces que no han sido elegidos por el conjunto de la población sino designados y que lo que representan es sencillamente el resultado de la lucha de los dos partidos mayoritarios tengan derecho a decidir por todos nosotros. En este sentido, la sociedad catalana debería reaccionar con alguna forma de desobediencia civil y expresarlo movilizando al país. Los derechos y libertades de un pueblo no deben decidirlos un grupo de jueces.
Cataluña y su futuro, desde la izquierda (noviembre 2008)
Me permitiréis que os haga otra observación histórica. Cada vez que retroceden las libertades de Cataluña, lo hacen también las del conjunto de los españoles. Sucedió así en 1714, cuando los resistentes de Barcelona proclamaron combatir por la libertad de todos los españoles (y era verdad). En el siglo XX, cada vez que ha habido un retroceso de las libertades de España, se ha justificado con la necesidad de coartar las de Cataluña. Lo hizo en 1923 el general Primo de Rivera; el intento fracasado de Sanjurjo en 1932 estaba sobre todo movido por la oposición al Estatuto de Cataluña que se estaba discutiendo en las Cortes; el general Franco se rebeló en 1936 en nombre de la integridad de la España «una», y el golpe frustrado del 23 de febrero de 1981 tenía como motivación principal la oposición de los militares a los estatutos de autonomía, problema que tuvo que resolverse finalmente con la LOAPA.
Recuerdos de 1939 (abril 2009)
En 1939, aprendí, a los 7 años de edad, que me iba a tocar vivir en una España que, como resultado del triunfo de una insurrección contra la inteligencia, combatía la libertad cultural y se defendía del peligro de los libros censurándolos y destruyéndolos.
El asalto a la educación pública (diciembre 2010)
Las bibliotecas son otro escenario de esta lucha. No sólo las de las escuelas donde la Asociación de bibliotecarios de Estados Unidos ha denunciado que basta con la queja de un solo padre para eliminar un libro, sino las públicas en general. Kurt Vonnegut ha elogiado a aquellos bibliotecarios que han sabido resistir enérgicamente a los energúmenos que han tratado de eliminar ciertos libros de sus estantes y que han destruido los registros de los lectores antes que revelar a la policía del pensamiento los nombres de las personas que los han consultado.
En que tiempos vivimos (marzo 2011)
La gran trampa que ha permitido que nos convenzan para que asumamos mansamente los costes de la crisis ha sido la de permitir a quienes la causaron que presenten los problemas creados por un sector muy concreto del mundo de los negocios como un problema colectivo, del que todos somos responsables. En el caso español, por ejemplo, el problema fue creado por los bancos y cajas de ahorros, que se prestaron a especular con sus depósitos, esto es, con nuestros ahorros, apoyando negocios insensatos.
Pecados campesinos (mayo 2011)
La cultura urbana ha mostrado siempre una gran ignorancia respecto a la sociedad campesina. Una ignorancia que ha nacido en gran medida del desconocimiento de las realidades de un mundo que le resultaba ajeno. Podemos verlo en la incomprensión que muestran las grandes figuras de la Ilustración. Para Voltaire, por ejemplo, los campesinos europeos de su tiempo eran gente incivilizada, peores que «los cafres que llamamos salvajes.
Marea negra (junio 2011)
Hace mucho tiempo que he dejado de creer en la racionalidad de la especie humana. Me resisto a considerar como racionales a quienes entregan su vida en un atentado suicida con la esperanza de gozar de otra vida mejor en un paraíso. Ni a los que amargan su existencia sujetándola a los preceptos irracionales de sus iglesias, con la esperanza de que estos sacrificios les serán compensados en otro paraíso. ¿O acaso en el mismo? ¿Van al mismo lugar los cristianos reprimidos por el oscurantismo clerical y los terroristas suicidas musulmanes? ¿O acaso hay más de un paraíso? Y si es así, ¿qué ventajas e inconvenientes tiene cada uno de ellos? Son puntos que convendría aclarar y sobre los cuales, a falta de las informaciones de alguien que haya regresado de ellos, seguimos en la incertidumbre.
De momento, los californianos que esperaban hace pocos días que viniese el propio Jesucristo a aclarárselo se han visto frustrados, y siguen esperando, como algunos millones más de norteamericanos piadosos, que el Mesías venga a abducirlos para contemplar desde arriba cómo los demás nos debatimos en medio de los horrores del fin del mundo. A los impíos, en cambio, no nos queda más que tratar de hacer el mejor uso posible de nuestra única vida, tras la cual tendremos «una noche perpetua para dormir».
No es menos irracional, sin embargo, la conducta de los votantes que eligen a políticos que van a gobernar contra sus intereses. La marea negra que acaba de entregar más de media España a una derecha cerril, heredera del franquismo que costó 40 años desalojar del poder, es una buena muestra de lo que digo. Admito el derecho de los votantes a descabalgar a los socialistas de sus puestos de mando, donde habían cometido todo género de errores y abusos; merecido lo tienen. Pero que la solución sea entregar el país a los posfranquistas me parece terrible. Nunca hubiera imaginado, por ejemplo, que fuesen tantos los extremeños que han olvidado que sus abuelos fueron oprimidos y explotados y muchos de ellos asesinados por esas derechas a las que ahora votan.
Tenemos derecho a exigir al Gobierno que explique qué vamos a pagar y quiénes son los culpables (julio 2012)
Lo cual significa que, si se van a saldar las deudas de la banca con nuestros sacrificios, merecemos cuando menos que el Gobierno que nos ha metido en este enjuague explique qué es lo que vamos a pagar: en qué consiste, por ejemplo, esa inmensa cloaca llamada Bankia, de la que solo conocemos aspectos parciales y casi anecdóticos (por ejemplo, los 1.000 millones que Martinsa-Fadesa obtuvo de Caja Madrid, y que han desaparecido misteriosamente; los muchos millones de deudas de un constructor megalómano que se empeñó en comprarse una empresa hidroeléctrica…). Necesitamos saber qué se hizo de este dinero y tenemos el derecho de exigir que se establezca un registro puntual de los responsables de estos atracos: de los que prestaron un dinero que no era suyo, sino de los ahorradores que se lo habían confiado, y de los que lo tomaron y no responden ahora de él.
Pedir la independencia es manifestar la voluntad irrenunciable de seguir siendo. Sobre la crisis económica y política, la historia, Cataluña, España. Entrevista (septiembre 2013)
El año pasado se publicaron las memorias de un militar, responsable del CESED, el Centro de Inteligencia que hubo antes del CESID, que explicaba que hacia octubre de 1976 hubo una entrevista de Casinello con Felipe González y Guerra, para saber qué pensaban los socialistas. Y los militares quedaron satisfechos de la actitud de Felipe y el Guerra respecto del problema nacional. Cosas concretas que ahora recuerdo: el rechazo del concierto para Cataluña y la total negativa a tolerar un partido socialista catalán independiente del PSOE. Eso era en los tiempos en que la Platajunta ofrecía constitución federal y organismo de autogobierno inmediato para las nacionalidades.
Para una historia de la historia marxista (enero 2015)
Uno de los mayores problemas que hay para definir qué sea una historia legítimamente marxista es el de que, por principio, debe ser una historia que vaya más allá de las codificaciones más o menos dogmáticas que forman lo que la mayoría entiende por “marxismo”, con el agravante adicional de que, a diferencia de lo que sucede con la política o la economía, no se contaba hasta hace pocos años con textos publicados de Marx que expusieran con claridad sus ideas acerca de la historia, aunque, paradójicamente, éstas constituyesen una de las bases fundamentales de lo que se denominaba materialismo histórico.
¿Por qué nos conviene estudiar la revolución rusa? (febrero 2015)
Hay varias razones que hacen necesario que estudiemos de nuevo la historia de la revolución rusa. La primera de ellas, que nos hace falta hacerlo para dar sentido a la historia global del siglo XX. Una historia que, tal como la podemos examinar ahora, desde la perspectiva de los primeros años del siglo XXI, nos muestra un enigma difícil de explicar.
(…)
¿Por qué hablo de estas cosas, que parecen muy lejos del estudio de la revolución de 1917? He dicho antes que debíamos estudiarla para llegar a entender nuestra propia historia; pero es evidente que este estudio no lo veo como un puro ejercicio intelectual sin fines prácticos. La utilidad que puede tener, que debe tener, es la de ayudarnos a rescatar de aquellos proyectos que no tuvieron éxito por errores internos y por la hostilidad de todas las fuerzas que se oponían a los avances sociales que promovían lo que pueda servirnos aún para el trabajo de construir una sociedad más libre y más igualitaria. Porque me parece indiscutible que el propósito que movió a los hombres de1917 era legítimo. Como dijo Paul Eluard: «Había que creer, era necesario /creer que el hombre tiene el poder / de ser libre y de ser mejor que el destino que le ha sido asignado». Y pienso que necesitamos seguirlo creyendo hoy.
«El miedo a la Revolución rusa condiciona todo el siglo XX». Entrevista(febrero 2017)
La Revolución Rusa como gran miedo condiciona todo el siglo XX, la prueba es que si les molesta alguna cosa o no saben por donde salir, los poderosos siguen llamando la atención con eso de que vienen los comunistas. El miedo como argumento para defenderse de cualquier cambio perjudicial sigue vivo hoy. He puesto el ejemplo de la Segunda República española porque me parece claro. Era un régimen reformista moderado, se puede comprobar con los miembros de sus primeros gobiernos, y de repente el embajador norteamericano empieza a decir que si no van con cuidado llegará el comunismo. En 1936 el gobierno del Frente Popular, compuesto íntegramente por republicanos, es abandonado por ese miedo.
«Si no ve otra solución, el Estado es capaz de llegar a la suspensión de la autonomía». Entrevista (septiembre 2017)
– Qué hará el 1 de octubre?
– El único problema serio que puedo tener el 1 de octubre para ir a votar es mi dificultad para desplazarme. Dependerá mucho de donde me pongan la urna. Yo he ido siempre a votar, pero nunca en el estado de debilidad física que tengo ahora. Pero soy de quienes cree, sin duda, que hay que respetar el derecho de los catalanes a manifestar su voluntad. Otra cosa es lo que piense de lo que puede salir de esto.
Josep Fontana
Artículo publicado en Sin Permiso