BLOG | Artículos de Opinión

Theodor Kallifatides – “Otra vida por vivir”

 

Libro: “Otra vida por vivir”.

Autor: Theodor Kallifatides

Editorial: Galaxia Gutenberg

Año: 2019

……………………………………………………………………….

El título de este libro corresponde a un fotograma en la vida de Theodor Kallifatides, un emigrante griego en Suecia. Desde un pequeño municipio del Peloponeso, cerca de Esparta, donde nació, el autor viaja a Suecia en los años 60 y se afinca en Estocolmo.

Es un emigrante como tantos otros griegos que se han dispersado por el mundo y han dejado su país atrás. Muchos han salido hacia USA, otros a Europa, singularmente, a Alemania y los países nórdicos.

Les empujan a muchos de ellos el hambre y los conflictos políticos. Grecia desde la invasión alemana de los años 40 se vio sometida un sinfín de tribulaciones políticas, guerras civiles, y golpes de Estado, que han dejado profundas huellas en su piel durante generaciones.

La última de esta vicisitudes la crisis económica de esta pasada década dejó al país exhausto por el embargo e intervención por la UE de sus finanzas y de su economía, huellas que aún perduran en todo el país y que tardarán en desaparecer.

Algunas de estas penalidades ya han sido descritas en guiones cinematográficos como Z, de Costa Gravras, sobre el cruento golpe militar de los coroneles en los años 70, y otras han sido dibujadas como lienzos a través de las novelas de Petros Márkaris.

En éste caso, Theodor Kallifatides es un emigrante más, no es de la estirpe de los famosos navieros como Onassis, o de los patricios que ha dado el país y que han estudiado en el extranjero, es un hijo de una humilde familia del Peloponeso cuya familia ha vivido en condiciones muy precarias.  Acompañado por su abuelo el niño emigra buscando una vida mejor desde su pueblo natal, cerca de Esparta a Atenas.

Este fue su primera estación hacia el paraíso. Luego alcanzó Estocolmo donde encontró el lugar para vivir y forjarse un futuro. El libro se centra en todo esto y en las reflexiones del proceso.

El autor aprendió sueco pronto y acuciado por seguir hacia adelante en el ascensor social aprendió a forjarse un futuro trabajando en una Universidad. El camino fue desde el primer peldaño difícil, pero llegó a la meta hasta alcanzar un puesto de profesor en ella. Aunque ya desde el Instituto griego destacaba en el aprendizaje y en la escritura, es en el extranjero, y en otra lengua, cuando encuentra el remanso necesario para acometer el camino de escritor.

El libro es una vuelta atrás. Es un proceso reflexivo llevado del sentir que el tiempo se le acaba. Tiene más de 75 años cuando emprende el camino inverso. Vende su refugio en la capital sueca y decide volver a su patria natal. Siempre llevó a Grecia encima de su cabeza como una pesa durante esos 50 años de exilio económico y nunca se olvido de sus orígenes.

Forzado en cambiar sus señas de identidad para sobrevivir, no como otros dice, que la llevaban la patria de origen en su interior, el autor a través del  relato nos explica sus deseos de arraigar, de casarse, de tener hijos y nietos, y de afincarse. Gunilla, su pareja durante muchos de esos años, le sigue acompañando tanto en sus viajes como en los encuentros literarios, para dar a conocer su obra. En Barcelona se acaba de celebrar uno de ellos, y el mismo se sorprende de su éxito.

El relato es pausado y descriptivo, siempre preciso, cargado de experiencias, apoyado en un léxico fino y atinado que hace muy agradable el camino.

El novelista anota que el devenir de los últimos años Suecia ha sufrido una evolución, un cambio en sus parámetros sociales. No es un cambio brusco, sino un deslizamiento hacia otras coordenadas. Los años anteriores, cuando él llegó, la socialdemocracia sueca estaba en su mayor apogeo. Ahora la sociedad ha evolucionado hacia otras coordenadas.

Suecia indica que ha sufrido percances en la dirección inicial al rebajar los logros de Olaf Palme. Hay un movimiento propulsor del lucro, estimulado desde dentro y desde fuera para modificar los parámetros vigentes, introduciendo incentivos económicos, fomentando el comercio y la globalización en todas las facetas de la vida social y económica del país. La especulación se ha vuelto a abrir camino en ciertos temas. El autor lo apunta como un problema.

Son reflexiones muy interesantes que se contraponen a las dificultades que observa en una Grecia actual atormentada por el déficit público, por la crisis económica y la tormenta bancaria. Fenómeno que afecto a todo el mundo y con mayor envergadura a los más débiles.

Toda la población griega sucumbió en medio de una catástrofe económica y social sin precedentes hasta ser intervenida. El fenómeno ha provocando un nuevo éxodo y un desequilibrio adicional al existente en el seno de las clases sociales. Ahora la zanja producida se ha ampliado más.

Son dos sociedades contrapuestas que el autor analiza desde la perspectiva ciudadana, desde la respuesta de sus vecinos, desde los valores que las inspiran.

Es difícil sustraerse al análisis. No es ni siquiera un análisis político, es la reflexión de un ciudadano que conoce ambas sociedades, porque ha vivido ambas y se nota que le duelen.

El novelista en este relato vuelve a Atenas, quiere volver a sus orígenes, sabe que los años no perdonan y que necesita buscar el lugar donde nació, la escuela donde estudió y si le quedan referentes, amigos, calles, olores, colores y motivos para seguir. No es un ajuste de cuentas con el pasado, es una visión poética, reflexiva, cargada de valores lo que le anima.

Se complementa este texto con otro del mismo autor muy recomendable que se titula “El pasado no fue un sueño” sobre su infancia y donde cuenta cómo fueron sus primeros años. Al final de este relato cuenta cómo le reciben en su pueblo a la vuelta, cómo le ponen un nombre al Instituto donde estudió. Entre ambos relatos se produce a través de su pasado personal un reconocimiento, una reivindicación de la Grecia pobre, la que ha sufrido una historia lacerada.

Es una narración  muy reflexiva y detallista, plagada de señas de identidad, basada en sus coordenadas vitales. Su prosa es sencilla, sobria, intimista, de gran hondura.

Los españoles podemos aportar muchos de estos mismos sentimientos a la literatura, por nuestra historia, por los exilios sufridos, también por nuestras diásporas interiores y por nuestras propias vidas.

Tenemos por ello, en Kallifatides un punto de referencia, un espejo donde mirarnos. Es el análisis de los procesos vividos, desde una reflexión personal y honesta

         Pedro Liébana Collado

¿Quieres dejarnos algún comentario?

Tu email no será publicado, únicamente tu nombre y comentario.