Cuenta atrás para los primeros derribos de las arrocerías de la Malva-rosa
El Bobo, la Murciana y la Alegria de la Huerta serán los primeros en derribarse a finales de mes y serán sustituidos por nuevos locales más livianos de arquitectura modular
Las doce arrocerías del Paseo Marítimo con vista a las popular playa de la Malva-rosa se preparan para su renovación integral. Los populares chiringuitos de playa, construidos en la década de los 90 del siglo pasado, se empezarán a demoler a finales de este mes, previsiblemente a partir del día 22. Los locales, que serán sustituidos por nuevas construcciones de arquitectura modular, más ligera y mejor integradas en el paisaje, se desmantelarán en dos fases, seis este año y los otros seis restantes después del verano de 2026. «No queremos dejar el paseo marítimo sin servicio», explica el presidente de la Asociación de Restaurantes de la Playa de la Malvarrosa, José Miralles, propietario de una de las arrocerías históricas, La Alegría de la Huerta.
Tras varios aplazamientos por cambios en los proyectos y problemas con la licencia de obras, los hosteleros se preparan para la gran reforma de las arrocerías del paseo marítimo de València. Los derribos se harán de manera escalonada, mensualmente. Una vez demolidos, empezará la parte de cimentación primero y posterior montaje de los nuevos locales. «Es un proceso complejo porque hay que poner desagües nuevos, conducciones eléctricas y saneamiento, pero con la arquitectura modular, aunque tiene mayor coste económico, se gana mucho tiempo en relación a la construcción tradicional». En tres meses cada uno de los nuevos restaurantes quedará montado frente a los doce meses que se podría demorar la construcción de obra convencional. Los nuevos y modernos chiringuitos llegarán a la playa ya prácticamente montados. «El impacto de la obra en el paseo va a ser muy bajo».
Montaje en tres meses
El derribo de las primeras arrocerías de la Malva-rosa, cuya historia se remonta cien años atrás cuando empezaron a funcionar los primeros merendores en la arena, «será un día histórico», apunta Miralles que recuerda el largo periplo hasta conseguir el visto bueno de Costas y sortear toda la compleja tramitación administrativa municipal. «Hace nueve años que el proyecto de reforma se entregó en Madrid», recuerda el hostelero valenciano. Años en los que ha sido necesario empeñarse a fondo para mantenerse ante el empuje de las franquicias y los inversores que han hecho ofertas de compra millonarias. «Somos familias que solo sabemos hacer esto, estamos muy arraigados en el Cabanyal y en la Malva-rosa, y hay segundas y terceras generaciones que van a mantener el negocio». Esto es quizás lo que las ha salvado frente a otros locales de restauración tradicional del Paseo Neptuno donde apenas quedan dos de las antiguas arrocerías que dieron fama al paseo marítimo de València y durante muchos años atrajeron a personajes del mundo de la farándula, intelectuales y artistas. Muchas han cambiado de manos y se han acabado convirtiendo en franquicias, hamburgueserías y tiendas regalos pensadas para el turismo. «Nosotros hemos apostado por nuestra esencia, por conservar lo que comemos, por recuperar y hacer barrio», recalca Miralles.
«Cuesta decir que no» a algunas ofertas, «pero hemos apostado por quedarnos porque somos cultura gastronómica e historia de la ciudad». «Hay que defender nuestro arroz del senyoret, el pescado, la clotxina, las tapas… «. «Eso es nuestra esencia y por lo que la gente nos elige, no se puede perder, hay que protegerlo y potenciarlo de manera real», apunta Miralles.
Relanzar el paseo marítimo
«Este año ha abierto un pabellón como el Roig Arena que es maravilloso pero nosotros y nuestras arrocerías también somos uno de los escaparates de València, hemos estado con niveles de ocupación del 80 y 90 por cien todo el verano, consumimos kilos y kilos de producto local, sobre todo arroz, y eso también hay que ponerlo en valor», apunta Miralles, que confía en que con la reforma de las arrocerías arranque un proceso de mejora de todo el paseo el marítimo, que ha quedado anticuado y que carece de servicios acordes a un entorno que cada vez atrae a más visitantes y turistas. «No se entiende como espacios como el Museo de Blasco Ibáñez al que no llega el bus turístic o que el Museo del Mar de la casa dels bous siga cerrado».
«El Paseo Marítimo tienen que cambiar de siglo, está envejecido y necesita atención e inversión pública», apunta el hostelero que destaca que la reforma de los chiringuitos se ha hecho sin ayudas oficiales, todo con inversión privada. «Esperamos que nuestra inversión y apuesta por renovar los locales sea el primer paso para relanzar el paseo marítimo».
Para la reforma de las arrocerías ha sido necesario modificar el Plan Especial de Ordenación del Paseo Marítimo, trámite aprobado el pasado mes de abril. Ahora los propietarios de los doce establecimientos podrán modernizar y homogeneizar sus instalaciones, y ajustarlas a las condiciones exigidas por la concesión otorgada por la Demarcación de Costas del Ministerio para la Transición Ecológica. La modificación del planeamiento permite habilitar las terrazas en la primera planta de los restaurantes. La ocupación máxima edificada pasará a ser de 229,30 metros cuadrados, con una terraza superior de 144 metros cuadrados cubiertos y cerrados con acristalamiento y de 85 metros cuadros descubiertos. La reforma de los restaurantes de la Malva-rosa, uno de los grandes atractivos del frente marítimo de la ciudad, lleva años pendiente y ha requerido del visto bueno de Costas a la propuesta arquitectónica y también de un cambio del planeamiento para dar cabida a los nuevos edificios. Con la reforma de los chiringuitos los hosteleros se adaptan a las exigencias de Costas que ha renovado las concesiones hasta el año 2035.
La empresa Inhaus, con sede en Almussafes, ha sido la encargada de construir los módulos prefabricados a base de hormigón, aluminio y cristal, de los nuevos chiringuitos de la playa de la Malva-rosa. Ha sido el primer encargo del mundo de la hostelería que recibe esta empresa, especializada en arquitectura industrializada residencial de alta gama.
Hortensia García
Publicado en Levante.emv