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Adelaida García Morales, la autora del «Sur»

Libro: “EL silencio de las sirenas”. Autora: Adelaida García Morales

Editorial: Anagrama

Año 2000.Última edición. Premio Herralde y premio Ícaro de Novela.

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Adelaida García Morales es una escritora extremeña, licenciada en filosofía y letras, dotada de unas cualidades excepcionales para la literatura intimista, ha dejado unas cuantas novelas interesantes escritas con un gran estilo literario. Muere en “Dos Hermanas” (Sevilla) en 2014.

Recordada por su novela “El Sur”, la autora adapta su narración para inspirar un film de gran éxito en 1983. En esa cinta, situada en la postguerra española, Víctor Erice otorga a esta obra el reconocimiento literario definitivo, compartiendo con ella, buena parte de su éxito cinematográfico. El director de cine y Adelaida convivieron durante 20 años, experiencia que dejó como fruto un hijo en común.

Adelaida García Morales estaba dotada para elaborar atmósferas de misterio e intimismo como la que se describe a través de los sentimientos idealizados de una hija por su padre, descripción que logró cautivar a los lectores de su opera prima y a los espectadores en su versión cinematográfica. Es quizá su obra más emblemática.

En esta otra narración, la autora consigue ahondar en su mundo interior, siempre sujeta a una atmósfera de misterio. Esta vez la autora fija su atención en las Alpujarras, cerca de Órjiva. Ese Sur invocado anteriormente en su antigua narración es el que constituye el nuevo escenario.

Ahora el sustrato es una maestra destinada en uno de esos pueblecitos blancos, serranos, con las calles empedradas y resbaladizas, donde las mujeres en otro tiempo iban vestidas de negro, y deambulaban por ellas como sombras. Este lugar, ocasionalmente frecuentado en otro tiempo por viajeros como Gerard Brenan, es hoy, sobre todo en verano, terreno de turistas y hippies.

Su destino docente permite a la protagonista, María, como maestra del pueblo, conocer a sus gentes, e intimar con alguna de ellas. Pronto se encuentra con Clara, una mujer atormentada por un amor a distancia, con la que traba una relación confidencial preñada de intimidades y densos silencios.

Este relato pausado, pormenorizado y descriptivo de las protagonistas, de sus sentimientos compartidos,  sus sutiles intimidades, y buscados silencios, es de una riqueza considerable. Esa voz común que comparten ambas, actúa como el relato mágico de dos sirenas en un espejo.

Se conoce que Adelaida, nacida en Extremadura y criada y enamorada de Andalucía, ha vivido amores singulares, románticos y profundos como los que se insinúan en sus novelas. Se cuenta que ese relato tuvo su fondo real basado en experiencias vividas por la propia autora en su infancia, al igual que éste es la cosecha resultante de su destino docente.

Clara, en su intimidad, a través de sus confidencias y dudas, proyecta en el otro yo de María, un efecto sorprendente. Nunca pensó la maestra que esto complicaría su propia existencia al penetrar tan hondo en la vida de su interlocutora. María llegada a un punto decide poner fin al conjunto de sentimientos compartidos, que le atrapan como una enredadera.

Hay un momento, en que la autora despliega sus alas narrativas entre las dos protagonistas proyectando la misma angustia.

El amor de Clara, Agustín, vive en Barcelona y se  convierte en un amor imposible para ella, no acierta a dar el paso de consumar un encuentro varias veces postergado que le permita descubrir la convicción de los sentimientos de ambos y la viabilidad de la relación.

María ante el desasosiego que le produce esto y la incapacidad de su confidente para asumir su perspectiva real, se apresta a marcar distancias, y decide ayudar a Clara de la manera que mejor entiende, que es conversar con Agustín a sus espaldas y hacerle ver el dolor y el afecto que esa mezcla de sentimientos encontrados produce en su interlocutora. Sin perspectiva clara, descubre que no hay interlocución, y que es imposible la viabilidad de amor alguno en esas circunstancias. El desenlace por esperado no es menos angustioso.

El monólogo sobre el que descansa la narración sobre ambas es un ejercicio de una sutileza enorme.

La autora proyecta una personalidad rica en descripciones minuciosas, analíticas, sólidas y delicadas, propia de una persona cultivada y sensible, llena de matices, pero dura y de gran entereza.

Sus personajes cultivan sentimientos ambivalentes, hondos, sujetos a dudas persistentes, existenciales, que se ven proyectados al margen de la realidad, fuera del mundo exterior y a una considerable distancia en los convencionalismos sociales.

Sus narraciones constituyen esa visión de las personas sensibles e inadaptadas, siempre remando al viento, sin rendirse. Con un mundo interior bien armado, de un profundo bagaje en vinculaciones polícromas, la autora de rostro firme y esculpido, proyecta sobre los personajes su propia belleza interior que indica lo hermoso de vivir, de haberlo hecho y de saber contarlo.

Pedro Liébana Collado

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