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El mapamundi de la eutanasia

Solo tres países europeos han legalizado la eutanasia. En España se ha vuelto a abrir el debate sobre la regulación de esta práctica en vísperas de las elecciones del 28 de abril.

En julio de 2018 arrancó un debate siempre incómodo y delicado en el Congreso de Diputados: el PSOE, pocos días después de haber tomado las riendas del Gobierno de España, presentó la Proposición de Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia. En vísperas de las elecciones generales del próximo 28 de abril, el proyecto es todavía de un borrador, ya que cuenta con el bloqueo de Ciudadanos y PP. Sin embargo, la polémica sobre la despenalización de la eutanasia –una práctica que, según recoge el Artículo 143 del Código Penal español, se castiga con penas de entre 4 y 10 años a aquellos que «induzcan al suicidio» de otra persona o «cooperen con actos necesarios al suicidio de una persona»–, está ahora más latente que nunca. Sobre todo después de que algunos países europeos hayan llevado a votación su regulación, como en Portugal, donde en mayo de 2018 se intentó, sin éxito, aprobar una ley al respecto.

Ante este escenario surge la pregunta sobre si la petición del Gobierno de permitir la eutanasia y el suicido asistido, responde en realidad a una demanda social. En España, los únicos datos disponibles provienen de encuestas realizadas en los últimos años. El más reciente es el de la plataforma demoscópica Metroscopia realizada en 2017 y que expone que el 84% de los encuestados eran partidarios de permitir la eutanasia en caso de enfermedad incurable. En esta línea, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ya recogió en 2015 que el 77,5% de los españoles está total o bastante de acuerdo en regular lo también conocido como «muerte digna». No obstante, este concepto no significa lo mismo para todos. De ahí que, para entender qué consideración (al menos legislativa) se tiene en otros puntos del planeta, proponemos, a fecha de hoy, sumergirnos en el mapa de la eutanasia, donde solo cinco países contemplan la posibilidad médica de ayudar a morir sin que esté penalizada.

Países que permiten la eutanasia

En abril de 2002 Holanda sentó un precedente al convertirse en el primer país del mundo en legalizar la eutanasia. Poco después, Bélgica y Luxemburgo siguieron el camino que  había tomado su país vecino. Estos tres lugares son, en la actualidad, los únicos de Europa donde se permite la «muerte asistida». Más recientemente, Colombia y Canadá ampararon esta práctica en su legislación aunque, cada norma recoge sus propios matices.

En Holanda se exigen unos requisitos muy concretos para que la intervención médica en la muerte de un paciente sea legal. El primero de ellos es que el paciente debe residir en Países Bajos. El segundo, que debe además expresar voluntariamente, en reiteradas ocasiones y por escrito, su deseo expreso de morir. Asimismo, es necesario que exista un informe médico que confirme que la persona se encuentra en fase terminal y sufre una enfermedad «sin perspectivas de mejora y que provoca un dolor insoportable». En el proceso, además, el facultativo está obligado a consultar con un compañero su decisión final. En caso de que los profesionales no se ciñan al protocolo, las penas pueden ser de hasta 12 de años de cárcel.

En Bélgica y en Luxemburgo la normativa sigue criterios similares. No obstante, en el primer caso se abre la posibilidad a enfermos que no se encuentren en estado terminal pero que, por ejemplo, sufran graves problemas psicológicos o problemas degenerativos con graves pérdidas de las facultades físicas.

En Colombia, el único país latinoamericano que reconoce en la Constitución el derecho a «morir dignamente» como un derecho fundamental, regula la práctica también en menores de edad.

Más recientemente, Canadá se ha incorporado a la lista de Gobiernos que han aprobado una regulación de la eutanasia. En 2016, el primer ministro, Justin Trudeau anunciaba la aprobación de un proyecto de ley para la muerte asistida. Sin embargo, dos años después del inicio de su aplicación, muchos partidarios de la eutanasia critican todavía la legislación vigente, que está limitada a pacientes terminales –o, en palabras del Tribunal Supremo canadiense, «a personas en una condición médica dolorosa e irremediable»–. Además, exige que la petición del paciente sea aprobada anteriormente por dos médicos y que la persona solicitante esté consciente en el momento de administrar la medicación final. Comparado con la legislación de los países europeos, estos requisitos aumentan el tiempo que transcurre entre la solicitud y la resolución, lo que, a juicio de diversas organizaciones internacionales pro eutanasia, «alarga innecesariamente el sufrimiento del paciente».

Países que autorizan el suicidio asistido

Por el momento no hay más países que despenalicen en su totalidad la eutanasia. Sí hay lugares en los que se permite el suicidio médicamente asistido que, a diferencia de la eutanasia, no requiere de una intervención directa de los médicos. Estos únicamente suministran los medios necesarios y es el paciente quien se toma la medicación voluntariamente para terminar con su vida. Hablamos concretamente de Suiza, donde no se contempla castigo para quienes ayuden a otro a morir, siempre y cuando sea por razones altruistas. De aquí se deriva la existencia de organizaciones que ayudan a extranjeros procedentes de Italia, Francia o España (donde se penaliza la práctica) a gestionar sus peticiones para «morir dignamente».

Por lo general, en Norteamérica, la eutanasia es ilegal, pero en estados como California y Montana dejan abierta las puertas a la muerte asistida en pacientes terminales. De la misma manera, en Washington, Oregon y Vermont, se contempla el suicidio asistido basándose en el fundamento legal que reconoce «el derecho a decidir de las personas».

¿Qué está permitido en España?

Aunque la eutanasia o el suicidio asistido están considerados un delito penal, en España sí es legal la sedación terminal, también conocida como sedación paliativa. Hablamos de un tratamiento reconocido por la Organización Médica Colegial (OMC) y la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL) que la engloban dentro del tratamiento de cuidados paliativos. En 2011, estas dos entidades aprobaron una guía clínica que determina que los médicos que aleguen «objeción de conciencia» para negarse a aplicar la sedación en pacientes en agonía, estarán actuando fuera de las buenas prácticas médicas. La sedación es por tanto, legal y está generalizada en el país, ayudar a morir, en cambio, se tipifica como delito.

Jara Atienza
Artículo publicado en Ethic

 

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