BLOG | Artículos de Opinión

Hasta siempre, Presidente Mújica: la política en mayúsculas

No es solamente Uruguay quien está de luto. No es solamente Latinoamérica. Ni siquiera toda la izquierda y el progresismo global.

Es el mundo el que está de luto. Somos todas las personas quienes hemos perdido un referente moral y político, una voz autorizada desde la razón y la justicia, un hombre que vivió a contracorriente del sistema capitalista económico, pero a favor de la corriente del humanismo universal.

Ya sé que no todos estarán tan compungidos por la pérdida inevitable de Pepe Mújica. Seguramente habrá mucha gente que ni siquiera sepa quién es, porque a veces damos por hecho que lo que nos ocupa a algunos es lo mismo que preocupa a todos. Y eso no es así. Estamos en nuestras propias burbujas

Pero hay otros cuyo problema no es la ignorancia. Esos que hoy no lo sienten, no lo lloran, no reconocen su sabiduría, son los que viven inmersos en la mezquindad, la miseria y la mala fe que plagan nuestras sociedades. Esos no nos interesan, pero nos dañan continuamente y quiebran nuestras convivencias al tiempo que provocan graves sufrimientos.

La muerte es lo único que a todos nos iguala. Todos morimos. Todos tenemos nuestro límite temporal. La muerte iguala lo que la vida desiguala con profundas injusticias.

Cuando un hombre es capaz de marcar el camino con su ejemplo de sencillez, de humildad y de profunda convicción en cómo vivir, con una coherencia esculpida por la filosofía de pensamiento y la acción política, al resto solo nos queda copiar ese modelo. No parece tan difícil; en cambio resulta inaccesible.

Siempre encontraremos la excusa perfecta para denostar su ejemplo y atrincherarnos en esta comodidad socio-económica que nos proporciona una satisfacción inmediata y perenne al mismo tiempo que nos hunde en una permanente decepción. El consumismo, la riqueza, el dinero fácil es tan goloso.

Para otros, Mújica no es un ejemplo. Más bien, un imbécil que no supo aprovecharse de su cargo, enriquecerse o ejercer el poder, alguien que no supo exprimir la materialidad de la vida. Como decía antes, esos que así piensan no deberían importarnos, pero son los que hacen las guerras, los que causan daño y dolor, los que se corrompen y obligan a corromperse.

Lamentablemente, parece que el mundo está siendo regido por quienes ven en Mújica a un perdedor. Y hasta que eso no cambie, no nos agrupemos con voz fuerte y alta los que pensamos que Múgica es un ejemplo, no podremos recuperar la esperanza.

Necesitamos volver a imaginar, a soñar, a crear nuestras fantasías para que la utopía se ponga en marcha. Necesitamos volver a defender nuestros referentes, a no dejarnos avasallar, a realzar nuestros modelos. Porque somos más, muchos más los que hemos heredado los sueños de quienes nos precedieron con su lucha.

Mientras Mújica se va, la política mundana se empequeñece. No solo en España, en toda Europa, en las sociedades democráticas, donde parecemos más preocupados de los chascarrillos, cotilleos y rumores que de los verdaderos problemas.

Da igual que la economía del país vaya bien, que se eleve el salario mínimo interprofesional, que se reduzca la jornada laboral, que se tomen medidas contra los aranceles, que se negocien acuerdos comerciales beneficiosos para nuestras empresas, que se concedan ayudas y subvenciones cuando hay desgracias, que se analicen las repercusiones del cambio climático, que se alerte contra los peligros bélicos que acechan en nuestras fronteras, ….

Da igual porque a la política mezquina le interesa más el chascarrillo. Resulta más interesante conocer los mensajes del móvil del presidente, siempre y cuando tengan alguna palabra fuera de tono, se meta con algún compañero, o ponga incluso algún emoticono. Todo eso se convierte en carnaza para la oposición. ¡Qué interesante! Somos un país de cotillas y mediocres. Además de hipócritas o ¿acaso alguno se atreve a hacer públicas sus mensajes de móvil? Lo que nos íbamos a reír.

Me resultan tan morbosos estos mensajes como los que Ayuso dirigiría conta Pablo Casado. O contra el propio Feijóo. Seguro que incluso mucho más mordaces. Pero a mí no me interesan lo más mínimo.

Aunque ese no es el problema. Lo realmente grave es que la privacidad y la intimidad ya no es un valor. Está al descubierto. A mí me resulta repugnante e indignante. Tanto como que el periódico El Mundo presuma de disponer de miles de WhatsApp que puede hacer públicos. Y seguro que considera que eso es información libre.

¿Qué tipo de sociedad y de política estamos creando?¿Qué manipulación de los conceptos de libertad, de prensa libre y responsable, de autonomía y privacidad se están configurando?

Seguro que algunos se darán golpes en el pecho y soltarán alguna lágrima de cocodrilo por la pérdida de Mújica (lo harán para quedar bien y no desentonar), pero seguirán haciendo política facilona, estridente, y mal educada.

Porque para ganar el poder, todo vale. Para vivir dignamente y ser feliz con uno mismo, el camino es mucho más laborioso.

Ana Noguera

¿Quieres dejarnos algún comentario?

Tu email no será publicado, únicamente tu nombre y comentario.