Introducción boletín Abril 2021
Nadie en este país se merece la irresponsabilidad de algunas personas, quizá no muchas pero sí demasiadas, que no respetan en absoluto las normas obligatorias para todos los ciudadanos en cuanto a la prevención del contagio por el Covid-19.
Es comprensible el cansancio, el hastío, la incertidumbre especialmente de la juventud cuyo vigor y energía no tienen salida en estos momentos y tras más de un año de pandemia. Pero esto es aplicable a todos los rangos de edad; a ver si ahora resulta que los demás no tienen esa necesidad de vivir y sentir, con más o menos intensidad pero igualmente.
La dificultad aumenta cuando desde los dirigentes de algunos gobiernos autonómicos se les incita a tomar estas actitudes, acompañado de una escasa intervención de los mandos policiales que deben controlar estos comportamientos. Así la sensación de impunidad es total.
Cuando además se invita a la juventud de otros países a venir con la «libertad» de divertirse sin límite de horario, alcohol, distancia social, ……el caos que se produce es monumental. ¿Quién es más responsable las personas que ejercen esa conducta o quien les incita a hacerlo?
Falsa idea la de que esa es nuestra «Cultura»; lo que sí demuestra es lo culta que son algunas clases dirigentes.