La globalización: un descenso a los infiernos
Cuando se extendió la globalización1, hubo gente que creyó que podría convertirse en un arma en manos de la clase trabajadora para vencer definitivamente al capitalismo. Sin embargo, han sido las grandes tecnológicas —como APPEL, AMAZON o ALIBABA— y la acumulación de rentas del capital en la nube2 las que están acabando con él.
Consecuencias de la globalización
Ha sido el arma más eficaz del capital financiero y de la deslocalización de la producción.
Cuando empezó a producirse la deslocalización, pareció el terreno más apropiado para sacar de la pobreza a algunos países que antes llamábamos del «Tercer Mundo» y ahora «Sur global». O, al menos, eso es lo que decían empresas como Zarah o Nike. Sus supuestos beneficiarios serían chinos, indios y ciudadanos de antiguos países comunistas. Ciertamente, los sueldos de los trabajadores industriales y de servicios aumentaron, porque trabajaban más de quince horas diarias, pero su salud mental empeoró hasta el punto de producirse suicidios masivos.
En cuanto a los agricultores de países agrarios, fueron obligados a abandonar sus cultivos tradicionales y someterse a multinacionales como Bayer-Monsanto por sus semillas modificadas.
Por lo que respecta a los países que los empresarios abandonaron —los del «Primer Mundo»—, el nivel de vida bajó tanto a causa de la pérdida de trabajo que países como Estados Unidos empezaron a tener masas cada vez mayores de personas desesperadas que recurrían también al suicidio.
El «desahucio» del capitalismo
Los capitalistas y rentistas pertenecientes a la élite económica mundial —los dirigentes del planeta—, en su afán por enriquecerse todavía más, fueron quienes propulsaron la globalización, lo que implicaba invertir muy poco en el norte global, donde los salarios eran más elevados, y mucho en el sur global, donde estaban por debajo del nivel de subsistencia.
Sin embargo, a pesar del apuntalamiento que la globalización supuso para el capitalismo, siempre hubo gente que creyó que, tras siglo y medio de predominio, acabaría desapareciendo, como había ocurrido antes con el esclavismo y el feudalismo. Con todo, tanto los defensores como los críticos del capitalismo acertaron y se equivocaron al mismo tiempo. Porque el capitalismo ha sido sustituido por una estructura rentista derivada de la revolución tecnológica y su instrumento, Internet. Asimismo, la globalización ha potenciado la acumulación de riqueza en manos de los rentistas, sustitutos de los capitalistas. Es decir, el capitalismo ha desaparecido, pero no para mejorar la situación de la ciudadanía, sino para concentrar una mayor riqueza en cada vez menos billonarios.
Capitalistas y rentistas
Los beneficios de los capitalistas se han convertido en rentas en manos de los rentistas tecnológicos en la nube. El beneficio capitalista ha entrado en crisis porque el «rentismo» ha frenado la dinámica del capitalismo, creando burbujas que estallan y potencian deudas tóxicas, sobre todo en la ciudadanía y en Estados débiles. Por eso hay cada vez más crisis económicas, más profundas y que se suceden tan rápidamente que han terminado encadenándose entre sí.
Los «siervos» o «esclavos» de la nube
Somos todos los que le dedicamos mucho tiempo y energía a construir el capital en la nube de otros. ¿Cómo? Pues, por ejemplo, subiendo imágenes a Instagram o confeccionando vídeos caseros.
Se trata de un trabajo no remunerado, como el que realizaban los esclavos del mundo antiguo o los siervos de la Edad Media, que se convierte en riqueza en la nube para unos pocos rentistas que la acaparan. Dicha riqueza no vuelve a entrar en circulación, cosa que sí ocurría con el capitalismo, por lo que no genera ingresos para la ciudadanía.
Los proletarios de la nube
Son los trabajadores asalariados de los grandes rentistas en la nube, como los repartidores de Amazon y Uber o los conductores de Cabify, en situaciones cada vez más miserables.
La peor consecuencia es que cada vez tienen menos dinero para consumir y la demanda ha caído en picado. Por tanto, hay menos empresas produciendo y, tanto los trabajadores como los capitalistas industriales, se han convertido en dos especies en vías de extinción.
Antes de la guerra de Ucrania
El mundo contaba con dos colosos enfrentados: Estados Unidos y China. A medida que la segunda ascendía, el primero se enfrentaba sin descanso a las tecnológicas y las finanzas del segundo, que no ha dudado en hacerle frente de forma directa pero pausada. Así que hoy, el mundo está dividido en dos grandes bloques definidos por sus monedas respectivas: el dólar y el yuan.
Resulta curioso que los más afectados por este enfrentamiento sean los trabajadores estadounidenses y chinos, si bien los rentistas estadounidenses y los capitalistas chinos, también pierden. Porque, si los capitalistas chinos no envían sus beneficios a Estados Unidos, los rentistas estadounidenses sufrirán y consumirán menos productos chinos, por lo cual también sufrirán los capitalistas chinos al importar menos.
Lo que traen «debajo del brazo» las grandes tecnológicas
Reforzarán el capital en la nube y sus avances —impresión en 3D y Inteligencia Artificial— y desvirtuarán los conglomerados capitalistas tradicionales.
De hecho, ya han provocado la desglobalización del capital físico, acelerada por la guerra económica entre Washington y China y potenciado la rivalidad entre los dos «megacentros».
Pero la división enfrentada no solo ha afectado a EEUU y China. De hecho, todo el planeta anda dividido. En Europa, el norte frente al sur y el oeste frente al este. En Estados Unidos y China, las economías costeras frente a las del interior, que se arruinan.
Por su parte, el poder de los rentistas en la nube aumentará y el de los capitalistas desaparecerá. O la desaparición de los Estados tal como los conocemos y el triunfo de los Superestados continentales.
Las víctimas del nuevo sistema
La paz —cada vez hay más guerras en el planeta— y la democracia, porque el poder creciente de un número cada vez menor de rentistas es un auténtico peligro para ella.
¿Podría un partido totalitario como China salvar la democracia?
Resultaría sorprendente que un partido totalitario como el Partido Comunista chino mantuviese la esperanza en la democracia.
En efecto, el presidente Xi impuso límites a los rentistas y capitalistas chinos en la nube. Ahora bien, el poder del partido comunista chino depende del crecimiento económico de su país, que está en peligro tras la caída del pacto oscuro. Xi ha declarado una guerra de clases en nombre de los trabajadores chinos frente a los capitalistas chinos. Así, en 2021 anunció restricciones a los «ingresos excesivos».
Veremos qué ocurre al final…
1Integración de las economías de todo el mundo a través del comercio y los flujos financieros. También se incluiría la deslocalización laboral y la transferencia de conocimientos, con lo que de desaparición de fronteras eso significa a nivel económico (Wikipedia).
2La nube no es una entidad física, sino una red enorme de servidores remotos de todo el mundo que están conectados para funcionar como un único ecosistema.
En cuanto al capital en la nube, se trata de una organización que obtiene sus ingresos de servicios en línea. Un capitalista de la nube gestiona su contenido en centros de datos en la nube y, aunque los usuarios pueden instalar aplicaciones móviles o de escritorio locales que acceden a los datos, todo el contenido se mueve a través de internet.
Pepa Úbeda