Las manos sobre València
Las turbias manos de la especulación urbanística se ciernen de nuevo sobre València. Está vez en pleno centro de la ciudad
Esto huele y no precisamente bien. Las turbias manos de la especulación urbanística se ciernen de nuevo sobre València. Está vez en pleno centro de la ciudad y la responsable tiene nombre y apellidos.
Es en el barrio de la Roqueta, un pequeño perímetro delimitado por la Estación del Norte, las calles de Xàtiva y Guillem de Castro, el principio de Ángel Guimerà y la Gran Vía de Ramón y Cajal. Un jugoso triángulo para otra gran jugada de monopoli a escala real, que amenaza a los cinco mil vecinos de la zona.
Vuelve el PP de los años dorados. Se repiten, una vez más, los patrones que vimos en otros barrios. Como en Russafa en los años noventa y en el Cabanyal de principios de los dos mil. Hay atracos, reyertas callejeras, matones que se hacen pasar por gorrillas, botellones desaforados, trapicheo de drogas, orines, vomitonas y jaleos de madrugada. Nadie frena los desmanes que se producen en los alrededores de la discoteca Indiana, bien conocida por la crónica de sucesos y en menor medida, de la sala Jerusalem. La impunidad en estas calles es tal que, hace un año, un desalmado taladró en cuatro puntos diferentes el tronco de un ficus monumental y le inyectó un herbicida. Unos días después, se permitió repetir la operación tranquilamente.
¿Hay una mano negra? No. Hay muchas, que se juntan y se alían como chacales al olor de un festín que el Ayuntamiento, lejos de frenar, ampara y fomenta con su pasividad. En sus orígenes, el término policía, además del mantenimiento del orden público, suponía la higiene y la limpieza de la ciudad. Pero ahora no basta con baldear las vomitonas de las calles, también hay que ocuparse de los buitres. Hay que frenar a quienes juegan a degradarlas para comprar barato y luego vender caro.
Y sí, la culpable por acción u omisión y en cualquier caso, la responsable políticamente tiene nombres y apellidos. Se llama María José Català Verdet y es la alcaldesa de València.
Manuel Peris
Publicado en Levante.emv