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Las mujeres artistas apenas se cuelan en el programa estival de los principales museos

Visitar este verano una exposición cuyas obras no hayan sido elaboradas por un artista hombre no es tarea fácil. Al menos si pretendemos acudir a algunos de los diez museos más importantes de España, entre los que se cuentan El Prado, el CaixaForum de Barcelona o el Guggenheim de Bilbao.

Así, de las 47 exposiciones temporales presentadas por los diferentes centros durante el periodo estival –algunas de ellas han dado comienzo o tocarán a su fin con algo de holgura, pero todas abarcan este tiempo de verano– sólo 11 están protagonizadas por artistas mujeres. Y aunque, si bien es cierto que no todas las restantes llevan la firma de un hombre, muchas son muestras grupales en las que, en la mayoría de los casos, la presencia de mujeres entre sus filas resulta prácticamente anecdótica.

Del análisis llevado a cabo por Público llama especialmente la atención el caso de los museos situados en la capital. Madrid acoge este año únicamente 4 exposiciones temporales cuyas artistas son mujeres de un total de 17 en sus principales centros: El Prado, el Thyssen-Bornemisza, el Reina Sofía y La Casa Encendida.

En los dos primeros, de hecho, el contador se sitúa en cero; los retratos realizados por Lorenzo Lotto (Venecia, 1480 – Loreto, 1557) y las pinturas religiosas de Antonio María Esquivel (Sevilla,1806- Madrid, 1857) ocupan el edificio situado en el paseo del mismo nombre, mientras que el Thyssen alberga la obra de Monet (París, 1840- Giverny, 1926) junto a su maestro Boudin (Honfleur, 1824- Deauville, 1898) y una muestra de la abstracción geométrica de Victor Vasarely (Pécs, 1906- París, 1997).

Por su parte, el Museo Nacional Reina Sofía es el que más firmas femeninas aúna en la capital: las esculturas e instalaciones de Nairy Baghramian (Isfahán, 1971), los múltiples formatos de Dora García (Valladolid, 1965) y las imágenes pop de Beatriz González (Bucaramanga, 1938). La Casa Encendida destina una de sus cuatro exposiciones a una artista femenina en solitario, Creación y delirio, de Jeanne Tripier (París, 1869- Neuilly-sur-Marne, 1944).

Los museos barceloneses tampoco abandonan esta tónica: entre las exposiciones del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) y el CaixaForum, que hacen un total de 10, solo una queda bajo la autoría en solitario de una mujer. Se trata, en esta ocasión, de un recorrido por la obra de la artista Melanie Smith (Poole, 1965) desde principios de los 90 hasta la actualidad, en el MACBA.

Más allá de las dos urbes clásicamente asociadas al panorama museístico del país, el Museo Picasso en Málaga con su exposición dedicada al americano Andy Warhol (Pittsburgh, 1928- Nueva York, 1987) no cuenta con ninguna artista mujer. El Guggenheim de Bilbao expone una antología de las piezas de Joana Vasconcelos (París, 1971), pero de nuevo es una entre 6. El Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (MUSAC), situado en la ciudad leonesa, de cinco exposiciones destacan Patria y Patriarcado, de Nùria Güell (Vidreres, 1981) y Arte de supervivencia, de Carmen Lydia Djuric Hessie (Santiago de Cuba, 1936- Pontoise, 2017).

Por último, el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), acoge entre sus 8 exposiciones la obra de Annette Messager (Berck, 1943), declaradamente crítica hacia el sistema patriarcal; un proyecto elaborado conjuntamente por Patricia Gómez (Valencia, 1978) y Mª Jesús González (Valencia, 1978) que remite a la historia del propio museo; y A contratiempo. Medio siglo de artistas valencianas (1929-1980), que cuenta con firmas como la de Amparo Segarra, Monika Buch o Isabel Oliver.

¿Dónde están las mujeres en los museos?

La situación que este verano se reproduce en los centros de arte españoles aludidos no es en absoluto una novedad. De hecho, la lucha por que las mujeres artistas tengan la presencia que les corresponde en los museos abarca ya décadas de tradición. Es el sonado caso de las Guerrilla Girls, que tras más de treinta años avasallando al mundo del arte con sus preguntas incómodas, continúan batallando ante un panorama solo parece haber mejorado si se entiende el avance desde el consuelo.

El grupo de activismo feminista lleva cuestionando, desde su fundación en 1985 –y habiendo llevado a cabo múltiples acciones de boicot en centros de la talla del MoMA o el MET neoyorkinos–, realidades de invisibilización y despersonalización que sufren aquellas mujeres dedicadas al mundo del arte, haciendo que se convirtiesen prácticamente en consignas del movimiento. ¿Tienen que estar desnudas las mujeres para entrar en los museos? Quizá se trate de la cuestión que se ha convertido en más paradigmática de entre sus reivindicaciones, ya que ponía en jaque una doble realidad.

Estos centros prácticamente no cuentan con las firmas de mujeres artistas colgando de sus paredes; muchos de ellos, destierran estas obras a coger polvo en los almacenes. Sin embargo, las mujeres sí aparecen expuestas, literalmente, como elemento decorativo, cuando su imagen ha sido plasmada por un hombre y, en la mayoría de los casos, estando desnudas. «Aunque menos del 5% de los artistas de las secciones de arte moderno son mujeres, el 85% de los desnudos son femeninos«, acompañaba en sus póster a la famosa frase.

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Póster que denuncia la situación de las mujeres en el mundo del arte. / Guerrilla Girls

 A finales del año 2016 y principios del 2017, las denuncias de las Guerrilla vivieron un repunte mediático notable. El grupo realizó un estudio y su posterior exposición en la Whitechapel Gallery de Londres, bajo el título Is it even worse in Europe? En él, a través de un cuestionario –que remitieron a casi 400 museos, galerías e instituciones por toda Europa y del que solo obtuvieron respuesta por parte de 101–, analizaban cuál era la presencia de las obras realizadas por mujeres expuestas en todas ellas. En aquel momento surgieron datos reveladores y que apenas distaban de los recopilados en los años 80 respecto a los centros estadounidenses.

Así, resultaba alarmante saber, por ejemplo, que de los museos entrevistados solo dos superaban en un 40% la presencia de mujeres artistas entre sus colecciones. Pero además, 21 de ellos contaban con menos del 20%. Y ya entonces, de estos últimos, un tercio eran museos situados en España.

Asociación de Mujeres en las Artes Visuales

Aun así, la lucha se da también a través de manifestaciones autóctonas, como es el caso de la fundación de Mujeres en las Artes Visuales (MAV), una asociación constituida en el año 2009 que en sus estatutos define el primero de sus objetivos como «promover los objetivos de igualdad real y efectiva de mujeres y hombres en todos los ámbitos, tanto públicos como privados, relacionados con las artes
visuales». Esta organización, además de encargarse de denunciar aquellos casos en que la desproporción afecta al modo en que mujeres y hombres están representados en los centros de arte, impulsa también iniciativas de defensa ante otro tipo de violencias, como el apoyo brindado a la artista Marina Vargas tras denunciar haber sufrido una agresión física y verbal por parte del director del museo CAC de Málaga, Fernando Francés.

MAV, gracias a su iniciativa de impulsar un observatorio que analice la presencia de mujeres en diversos eventos de las artes visuales, contribuye a desbancar el silencio imperante que todavía parece caracterizar al sospechoso hecho de que las mujeres siempre sean las menos, o que ni siquiera estén. En uno de sus últimos informes emitidos, la asociación ponía de relieve que en la famosa feria ARCO18, celebrada en Madrid y que aglutina a cientos de personas más allá de la propia profesión, sólo contaba con un 34% de galerías que tuviesen al frente una mujer; mientras que el número de artistas españolas con presencia en el evento constituía únicamente un 6% del total.

Paola Aragón Pérez
Artículo publicado en Público

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