El liderazgo de las mujeres en el precipicio neoliberal
El liderazgo de las mujeres es un tema de central actualidad, y así nos lo demuestran las movilizaciones feministas a las que estamos asistiendo en los últimos años. Las mujeres están tomando la palabra y mostrando que el espacio público nunca estuvo separado del espacio privado. En este contexto de creciente ebullición política y social, me pregunto acerca del papel de dicho grupo en el espacio económico. Es decir, cómo se hace eco el ámbito empresarial de este nuevo protagonismo de las mujeres.
Cuando hablamos del papel de las mujeres en los cargos de dirección empresarial, normalmente pensamos en la cuestión de las cifras y la paridad. Si bien estas cuestiones son de gran importancia para una sociedad democrática, considero que en la reflexión sobre este tema se suele perder de vista un punto central, esto es: ¿la incorporación de mujeres en dichos cargos supone realmente una transformación de las desigualdades de género que existen en el mundo del trabajo? Desde mi punto de vista, dicha presencia es una condición de posibilidad, es decir, es una condición básica para caminar hacia una igualdad. Sin embargo, no es una garantía de que dicha igualdad se materialice. La presencia – que puede ser activa pero también pasiva – debe ir unida a la acción, y dicha acción está sujeta a ciertos valores que van a permitir, o no, transformar las lógicas laborales de corte desigual.
Por tanto, si bien la dimensión sociológica de la desigualdad y la injusticia laboral resultan transcendentales para comprender dichas problemáticas, en el campo en el que me voy a mover, trato de abordar otro aspecto de gran importancia para este fenómeno que se pasa por alto en demasiadas ocasiones. Me refiero a la cuestión de los valores que forman parte de la presencia de las mujeres en el ámbito de la dirección empresarial. ¿En qué se traduce la presencia equilibrada? ¿Se producen cambios de raíz o se perpetúan desigualdades?
El discurso pro-empresarial en la definición del liderazgo de las mujeres
La incorporación de las mujeres en los cargos de dirección así como la creciente visibilidad de directivas y líderes en la agenda mediática, nos anima a preguntarnos qué discursos se ponen en juego a la hora de configurar la imagen de la mujer líder en nuestra sociedad.
Para identificar los valores de dicho modelo, resulta central acudir a la literatura de gestión dirigida a mujeres. Por ejemplo, los tan conocidos bestsellers Lean In (2013) de Sheryl Sandberg, directora operativa de Facebook, o Unfinished Business: Women, Men, Work, Family (2015) de Anne-Marie Slaughter, ya que son una muestra de la mirada femenina a la gestión empresarial. La influencia de este tipo de obras en el imaginario social y el de las profesionales a la hora de pensarse como futuras líderes, nos hace plantearnos qué tipo de lógica se está divulgando a través de estas herramientas de difusión.
Al analizar las obras que conforman este tipo de literatura escrita generalmente por mujeres blancas occidentales con poder empresarial, nos percatamos de que el manejo de conceptos como igualdad y empoderamiento esconden una intención subyacente que lejos de perseguir la emancipación de las mujeres, alienta aún más a la autoexplotación de las mujeres dentro del sistema neoliberal. Recurriendo a los mismos valores de los viejos modelos de género dicotómicos, esta literatura reproduce lógicas de desigualdad bajo una falsa apariencia de progreso social. Así, al preguntarnos sobre dicha lógica, surge la necesidad de analizar la influencia del neoliberalismo en los discursos sobre la presencia de las mujeres en los cargos de liderazgo empresarial.
Hacia la despolitización
El marco neoliberal del que se nutren este tipo de obras intenta poner el discurso sobre la igualdad de género en la empresa y en los cargos de alta dirección al servicio de la autoexplotación, la autoexigencia, el emprendimiento y el individualismo. Valores que forman parte de la lógica neoliberal y del modelo de neosujeto en el que se sustenta. De este modo, en el objetivo por constituir sujetos femeninos que se acojan a una promesa de mayor igualdad a través de la consecución de un cargo de relevancia y poder empresarial, se dejan de lado las raíces de transformación social y justicia del movimiento feminista. Es decir, se intenta asociar éxito profesional con consecución de la igualdad, cuando es bien cierto que la experiencia que se expone en estas obras es la de un pequeño grupo de mujeres, aquellas a las que algun@s han dado en llamar las del feminismo del 1%.
De este modo, se utiliza la referencia al movimiento por la igualdad como vía para hacer pasar por transformador un tipo de discurso que no varía ni los modelos empresariales, ni los económicos, ni los roles de género normativos. Así pues, a partir de esta lógica parece producirse una peligrosa operación, que asocia el éxito profesional individual al éxito de las mujeres como colectivo. Sin embargo, en las propias bases del feminismo se encuentra enraizada la reclamación colectiva, la acción política conjunta, que si bien depende de los sujetos mismos, carece de sentido sin una visión compartida. Por ejemplo, un aumento de sueldo de una directiva media no significa nada si no ayuda a transformar las políticas salariales de su empresa, o un ascenso a un cargo de responsabilidad puede no significar nada si las decisiones a tomar reproducen las desigualdades en la estructura empresarial.
En este tiempo en que parece haberse producido una eclosión de discursos acerca del feminismo en el ámbito mediático y público, resulta importante plantearse qué tipo de actuaciones y discursos nos empujan a la transformación de la desigualdad de género, y cuáles esconden los viejos intereses de siempre. Ésta es una de las cuestiones que exploro en mayor profundidad en el trabajo Género y management en el marco neoliberal. Un análisis crítico para la emergencia de liderazgos feministas (Universitat Jaume I, 2018), que os invito a consultar:
http://www.tesisenred.net/handle/10803/461177
María Medina-Vicent
Artículo publicado en Píkara