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No podemos equivocarnos otra vez*

Los graves problemas de la economía actual no se reducen a una simple subida de precios o a factores monetarios y coyunturales. Aunque es lo que nos quieren hace creer los responsables de la política económica y los economistas convencionales. Fundamentalmente, son cinco y son los que provocan la inflación actual. Se trata del predominio absoluto de la economía financiera, una globalización mal enfocada, el crecimiento acelerado de la deuda pública y privada, el cambio climático y la extrema desigualdad social. Si ya son atolladeros por separado, mucho más al desencadenarse juntos.

¿Qué es un sistema complejo?

Vivimos en un contexto de sistemas complejos. Solo podremos solucionar los problemas que acarrean si conocemos sus características y comportamientos.

Los sistemas complejos están formados por elementos entrelazados entre sí. Por tanto, hay que tenerlos a todos en cuenta para actuar con un mínimo de seguridad. Asimismo, a causa de su complejidad, todas sus partes se desenvuelven de forma desordenada, caótica, inestable e impredecible.

Desgraciadamente, la «ciencia» económica sigue tratando los fenómenos económicos por separado y, cuando alguna pieza no encaja en su modelo, se limita a dejarla a un lado. Es la razón por la cual los economistas se equivocan continuamente en cuanto a predicciones y medidas a aplicar. Solo si aceptamos la complejidad del sistema podremos avanzar por el camino adecuado.

Los sistemas complejos se mueven mediante reorganizaciones y saltos, y cada nuevo estado alcanzado es un momento de transición o «reposo» en el que la energía se va consumiendo o disipando hasta llegar al agotamiento, momento en que se inicia de nuevo el desorden o, incluso, el caos.

Cuanto más complejos son los sistemas, más estrecha e intrincada será su estructura funcional y más frágiles, inestables y expuestos a las perturbaciones estarán.

Los sistemas complejos son muy peligrosos, porque casi nunca funcionan al máximo de su capacidad y están muy expuestos a la inestabilidad y la inseguridad. Al desenvolverse en condiciones degradadas, funcionan con muchos fallos, difíciles o imposibles de erradicar, y tienden a funcionar en tensión permanente o expuestos al fallo sistémico. Siempre con el riesgo de sufrir perturbaciones y crisis y en peligro de colapsar.

Afortunadamente, su gran probabilidad de fracaso catastrófico hace que generen constantes y potentes elementos de protección. Es decir, combinan seguridad con catástrofe. Por eso, cuando colapsan, no solo lo hacen a causa de un único fenómeno. Si bien, al concurrir diferentes fallos al mismo tiempo, el colapso de todo el sistema puede ser total.

El capitalismo es un sistema complejo

Y, por tanto, imprevisible y permanentemente inestable. Así pues, resulta difícil predecir cómo evolucionará. Ahora bien, tenemos a nuestro favor que se conocen algunas de sus propiedades y las condiciones que pueden bloquearlo o hacerlo colapsar.

Fases de los sistemas complejos

En la fase inicial, se originan mediante un proceso de integración de las partes independientes, y se refuerzan y aceleran al reproducir sus elementos integrantes y las relaciones que hay entre ellos.

A continuación, se inicia la fase de crecimiento, basada en la diferenciación interna y la asimilación de elementos externos. A partir de ahí, el sistema madura y adquiere estabilidad y capacidad para contener las fluctuaciones.

Sin embargo, en algún momento, el sistema entra en una fase de decaimiento o esclerosis que lo lleva a degenerar y desaparecer. Dicho decaimiento surge cuando el sistema ya no puede autorregularse. Entonces, pierde capacidad de adaptación y aparecen errores que el sistema ya no puede resolver por sí solo. Empieza a ser incoherente consigo mismo y entra en un nivel de desgaste o desorden extremo, y sus partes dejan de tener fluidez para interconectarse entre sí.

Finalmente, se produce la disolución del sistema y la «masa de materia amorfa» en que se convierte se prepara para otro nuevo estado con una nueva etapa de creación.

Los sistemas complejos son paradójicos, pues tienden al riesgo y, al mismo tiempo, se autodefienden de él y se adaptan, aunque colapsen y muten. Es más, cuando aparece el decaimiento, la degeneración se acelera y, como son contraintuitivos, cuando se interviene sobre ellos, suele aplicarse una prescripción equivocada o poco inteligente.

Ejemplos constatables han sido la pandemia, la inflación actual y la crisis subsiguiente que está provocando en todo el sistema. Por tanto, este puede colapsar y arrastrar a todo el conjunto porque forma parte de él.

Cómo actuar ante un sistema complejo

Si aceptamos que la economía es un sistema complejo, tendremos que admitir que no hay un problema o fallo único y aislado, sino una suma de fallos estructurales e intercomunicados. Todos graves y capaces de generar un colapso general en el sistema.

Asimismo, deberíamos reconocer los cinco graves problemas económicos ya citados, porque negar la realidad no implica su desaparición.

Por tanto, si queremos que la economía mundial funcione en equilibrio y de forma estable, tendremos que detener radicalmente el cambio climático, frenar la especulación financiera que destruye el aparato productivo y genera constantes crisis económicas, reconvertir la globalización tal como la conocemos —fuente de inseguridad y riesgo que multiplica los costes—, parar una deuda en crecimiento acelerado y erradicar un conflicto social explícito y en aumento provocado por la desigualdad que ni los gobiernos ni la actual democracia saben solucionar.

Si todos estos factores críticos entran en conjunción, el sistema dejará de autorregularse y entrará en estado de máximo desorden y gasto de energía, acelerándose el decaimiento y la marcha acelerada hacia el caos.

Lo más cómodo sería creer que la pandemia, la guerra de Ucrania y la inflación son los principales problemas de la economía. Ciertamente, son los que más se ven, pero ocultan la única y gravísima verdad: la conjunción de todos los factores que hemos enumerado.

En la década de 1970, la subida del precio del petróleo se consideró el principal y más grave problema de la economía y el origen de todo lo que vino después. Fue una prescripción errónea.

¿Seremos capaces de no equivocarnos otra vez?

Pepa Úbeda

Este artículo está basado en las aportaciones de Juan Torres López en Más difícil todavía (Editorial Deusto 2023)

 

 

 

 

  1. Rosa Kochubey Says:

    Datos escalofriantes. No se si podriamos mejorarlo, pero si se agradece de hacernos estar conscientes de esta realidad tan poco amable. Gracias

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