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Tierras raras, cobre, litio…: los recursos afganos levantan el interés de China

Pekín ya logró acuerdos con el gobierno afgano en el pasado para extraer cobre e incluso petróleo de sus yacimientos, pero ninguno de estos han llegado finalmente a buen puerto

La decisión de China de mantener operativa su embajada en Afganistán y el hecho de que su Ministerio de Exteriores haya dejado claro que Pekín «respeta la voluntad y las decisiones del pueblo afgano» han abierto el debate sobre el tipo de alianza que la segunda economía del mundo puede querer establecer con su vecino (los dos países comparten una franja de 76 kilómetros de frontera). Los minerales podrían formar una parte esencial de una asociación económica. Sus tierras áridas son ricas en cobre, litio, talco, mármol, tierras raras, pero también en oro y uranio.

Afganistán cuenta con todos esos recursos naturales, pero no con la infraestructura y la industria necesarias para extraerlos a gran escala. Ahí es donde entraría en juego China. Lo cierto es que esta fórmula ya ha sido explorada en el pasado por ambos países con resultados poco satisfactorios para el gigante asiático. La duda está ahora en si eso podría cambiar con el nuevo Emirato Islámico y la toma del poder por parte de los talibanes.

De acuerdo con los últimos datos que ha publicado la Agencia de Transparencia de las Industrias Extractivas de Afganistán (EITI, por sus siglas en inglés), el Servicio Geológico afgano identifica seis importantes oportunidades de metales y minerales en el país. Se trata de el cobre, el mineral de hierro, los metales de tierras raras, el oro, las piedras preciosas y el mármol. «Se ha estimado que los depósitos tienen un valor de más de 1 billón de dólares estadounidenses», puntualiza la agencia.

El proyecto se estancó y todos los desarrollos que llevaba aparejados cayeron en saco roto (una línea de ferrocarril, una refinería…) Algo similar sucedió con el gigante energético China National Petroleum, la mayor empresa integrada de petróleo y gas de la República Popular, que ganó en 2011 una licitación por un campo petrolero en Amu Darya, en el norte del país, y vio cómo el gobierno afgano recuperaba la concesión solo unos años después.

La guerra, la inestabilidad política y la falta de medios han impedido a su industria extractiva desarrollarse en las últimas décadas. Del mismo modo, la necesidad de una infraestructura de transporte que vincule los depósitos con los mercados mundiales sigue siendo un desafío para el país. Y todo lo anterior se aplica, por ejemplo, a la extracción de piedras preciosas: es artesanal, las operaciones tienen lugar a pequeña escala y la producción se suministra principalmente a mercados locales y regionales. «Se cree que Afganistán es el mayor exportador mundial de lapislázuli, pero actualmente la producción no está registrada ni gravada en su totalidad», asegura el EITI.

Un territorio rico en tierras raras

El Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS, en inglés) estima que Afganistán puede contener 60 millones de toneladas métricas de cobre, otros 2,2 millones de toneladas de mineral de hierro y 1,4 millones de toneladas de elementos de tierras raras (REE) como el lantano, cerio, neodimio, entre otros, según datos recabados por la revista ‘The Diplomat’. Solo en la provincia de Ghazni, en el centro del país, se calcula que existen depósitos de litio tan grandes como los de Bolivia, que cuenta con las mayores reservas a nivel mundial. El USG también calcula que solo los depósitos de Khanneshin, en la provincia de Helmand -suroeste del país- pueden llegar a producir entre 1,1 y 1,4 millones de toneladas métricas de minerales o tierras raras.

Se trata del nombre que reciben diecisiete elementos de la tabla periódica (lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometio, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio, lutecio, escandio e itrio) que son bastante comunes en la naturaleza pero que no se encuentran en concentraciones altas ni en estado puro. Esto último complica y encarece notablemente su extracción. Su uso está ampliamente extendido en la tecnología de consumo habitual, en la producción de componentes electrónicos para vehículos eléctricos, en la fabricación de motores e incluso en el armamento avanzado.

El más conocido de todos ellos, el latanio, se emplea para fabricar televisiones, lámparas fluorescentes, lámparas de bajo consumo, gafas… pero también en lentes de cámaras como las que incorporan los teléfonos móviles o los telescopios. China ya produce cerca del 80% de las tierras raras que consume la industria de todo el mundo -pese a que extrae únicamente el 63%-, lo que le otorga una enorme ventaja estratégica en relación a sus principales competidores.

De hecho, hay países que extraen estos minerales pero los envían al gigante para su procesamiento. Asegurarse un acuerdo con Afganistán en este ámbito podría darle una ventaja adicional en un momento clave, dada la escasez de semiconductores y de otros componentes electrónicos a nivel global. De hecho, Pekín ya amenazó recientemente con cerrar el grifo de la exportación de tierras raras, aprovechando sus rifirrafes comerciales y políticos con Estados Unidos.

Ingrid Gutiérrez
Publicado en La Información

  1. Carmen iturralde Says:

    ¿Y que tienen que ver en esto las mujere

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