Cada 8 de marzo supone una reivindicación de los derechos de las mujeres. También un compromiso con nuestro mundo. Hoy, quiero reivindicar una palabra nueva: PAZMONÍA, “el derecho de las madres a que sus hijos no vayan a la guerra”.
Las mujeres trabajamos por la paz, cuidamos a los nuestros, somos compasivas con los prójimos, abrimos las puertas de nuestras casas, ofrecemos la comida, repartimos amor y consuelo en un mundo problemático.
La escritura cuneiforme, expresión antigua que proviene de Sumeria, dejó una de las palabras más bellas para la humanidad: Ama-gi, que expresa “la manumisión de los esclavos”. En la antigua Roma fue el proceso para liberar a un esclavo, convertirse en “liberto”, su significado es “retorno a la madre”. La primera vez que surgió el vocablo “Libertad”.
Libertad que hoy defiende Ucrania ante nuestra atónica mirada y la soberbia locura dictatorial y fanática de Putin.
Las mujeres hemos conquistado grandes logros. Hay dos esenciales:
- Todo lo que hemos aprendido. Hemos aprendido de derecho, de historia, de arte, de filosofía, hemos aprendido entre todas y con todas, hemos recuperado gran parte de nuestra memoria como mujeres. Se han hecho visibles muchos nombres desconocidos. Hemos hecho un diccionario propio, hemos reconstruido la memoria olvidada y silenciada, nos hemos reescrito a nosotras mismas. Nos hemos hecho más fuertes.
- La complicidad. Hemos cambiado la imagen sobre la mujer culturalmente impuesta. que nos mostraba como desconfiadas, retraídas, atomizadas. Hoy reconocemos públicamente nuestras valías, las defendemos con orgullo, nos sentimos parte de un todo, generamos sinergias mutuas, nos ayudamos y nos queremos.
El conocimiento y la complicidad son nuestros grandes logros. El feminismo es humanismo, universalista, profundamente democrático, normativo y no relativista. No luchamos por unas, sino por todas, no se tolera la exclusión de derechos para nadie, no se fundamenta en deseos sino de derechos (que no es lo mismo y no es igual).
Pero quedan muchos riesgos. La violencia de género, el tráfico de mujeres y niñas, la prostitución y la explotación sexual, el matrimonio infantil, la mutilación genital. También nuevas formas de mercantilización: los vientres de alquiler o el llamado “sugardadismo”.
Sigue estando presente el “techo de cristal”. Incluso para la Presidenta de la Comisión Europea cuando le niegan el saludo. El techo de cristal solo se ha quebrado.
Mientras el suelo es movible y puede hundirse. Vivimos una involución debido a la agresividad de la ultraderecha, las fake news, la confusión entre sexo y género o la crueldad del fanatismo religioso. Elementos diversos que conviven en el mismo tiempo histórico.
Hoy, mi mensaje es para las mujeres ucranianas y afganas. Ellas somos nosotras.
Ana Noguera
marzo 8th, 2022 at 1:52 pm
Fantástico!
marzo 8th, 2022 at 3:16 pm
Cuanto se ha conseguido, con mucho esfuerzo y pelea por defender nuestros derechos. Como mujer doy la gracias a esas mujeres luchadoras por todo lo conseguido y q se conseguira!!! Y mi admiración a las mujeres de Ucrania