Una solicitante de asilo por violencia machista pide su traslado a España: «Él me localizó»
Lina Hussain tuvo que huir de Afganistán y cruzar el Egeo, porque, asegura, su vida y la de sus hijos corría peligro. Esta joven de 23 años, cuando era adolescente, se vio obligada a casarse con un hombre 25 años mayor que ella, que, según denuncia, la maltrató física y psicológicamente y la violó en múltiples ocasiones. Fruto de los abusos, nacieron sus dos hijos.
Es uno de la veintena de casos de personas vulnerables recopilados por la Plataforma Bienvenidos Refugiados, que pide su traslado humanitario a España con el apoyo del Ayuntamiento de Madrid.
Las palizas, detalla, marcaban su cuerpo y el día a día de una vida que se tornaba cada vez más oscura. Por eso, colmada de sufrimiento, huyó junto a su madre y sus pequeños rumbo a Europa en busca de seguridad.
Pero su nueva vida no le da el descanso que esperaba. Después de atravesar Pakistán, Irán, Turquía, en marzo arribaron a la isla griega de Lesbos, pocos días antes de que la Unión Europea sellara sus fronteras.
Desde entonces, la familia ha vivido en condiciones precarias, en tiendas de campaña en el ateniense puerto de el Pireo y más tarde en uno de los campos militarizados en Grecia.
La situación que vive esta mujer afgana, llamó la atención de Iris, una voluntaria española que ha recopilado sus datos, para que fuera incluida dentro del grupo de casos vulnerables, que la Plataforma Bienvenidos Refugiados España (BRE) recopiló y entregó en verano al Ministerio de Exteriores, solicitando el traslado de estas personas a España por motivos humanitarios.
Los trámites para una de las personas trasladadas.
El Ayuntamiento de Madrid se ha sumado a esta petición y el pasado 24 de octubre anunció que “en una llamada personal de Soraya Sáenz de Santa María a Manuela Carmena», el Gobierno notificó que había comenzado el trámite con su homólogo griego, para efectuar el traslado de estas personas”. No obstante, hasta la fecha, y según informan desde BRE, las personas afectadas, “no han recibido ninguna comunicación oficial al respecto”.
«Es muy frecuente y muy lamentable ver cómo las víctimas de violencia de genero no encuentran la protección en su estado. En tales casos, tienen el derecho a pedirla en otro país y ser consideradas refugiadas», aseguró a eldiario.es Tania Sordo, abogada de Women’s Link. La Convención sobre el Estatuto de Refugiados recoge también la perspectiva de género siempre y cuando la víctima demuestre que su situación cumple tres características: que existe un temor fundado de cumplir persecución, que hay ausencia de protección estatal y que puede probar que no hubo una alternativa de
El tiempo pasa y Lina sigue sin encontrar el lugar seguro que necesita con especial urgencia, ya que la mujer afgana expresa sus miedos después de que él se haya puesto en contacto con algunos de sus conocidos y haya asegurado que se encuentra en la isla griega de Lesbos.
“Un día alguien que no conocía me agregó al Facebook y me escribió con letras de estilo árabe. Aseguró que era el marido de Lina y me preguntaba por ella, pero yo respondí que no sabía nada y lo eliminé”, recuerda Iris, muy nerviosa. “Después me volvió a escribir desde otro perfil falso para decirme que sabía dónde estaban su mujer y sus hijos porque él ya estaba en Lesbos y pidió la reunificación familiar en el plan de Cruz Roja y, sgeún dice él, ellos le facilitaron los datos. Me dijo: ‘sé dónde están’ y me amenazó a mí también acusándome de traidora”, prosigue esta joven catalana sin poder contener las lágrimas, la impotencia y el miedo.
Tras este desagradable encuentro, Iris avisó a Lina y alertó de lo ocurrido a Acnur y a la organización Danish Refugee Council, dos organizaciones humanitarias que trabajan en el campo donde la familia reside. Iris reconoce que en las instalaciones donde se alojan las personas refugiadas en Grecia, “hay mucha desinformación y todo es un caos”, lo que les impide sentirse a salvo y lamenta con la voz quebrada que, a Lina, “la están persiguiendo y no puede salir de allí”.
Esta mujer que llegó de Kabul con una vida rota, quiere acabar pronto con esta pesadilla, al igual que su madre, Fahima. “Si mi hija llega a España, para mí los problemas han acabado”, decía la matriarca guardando la esperanza de que el Gobierno español acepte la petición de BRE para efectuar el traslado humanitario desde el país heleno hasta España, junto con otra veintena de familias que también viven en situaciones vulnerables.
Lina ha sacado fuerzas para escribir de su puño y letra su testimonio y mensaje. Un grito de auxilio en forma epistolar que también ha compartido con eldiario.es.
La carta de Lina.
No sé exactamente por dónde empezar, tal vez de lo que aprendí de la vida… aunque lo que aprendí de la vida en Afganistán es «BRUTALIDAD»
Tuve una vida, sí… pero a veces estoy realmente confundida sobre cómo debería llamar a esa «vida»
¿Qué es la vida?
Tengo algunas palabras que definen la vida para mí: «guantazo», «puñetazo», «odio», esta era mi vida, sí, esta era mi vida.
Lamentablemente nací como mujer en Afganistán.
¿Afganistán?
Todo el mundo lo sabe ahora, o la mayoría de la gente sabe lo que es Afganistán y lo que significa ser mujer y además no ser religiosa, saben que es el país del chovinismo y de la represión en contra de mujeres y los niños pequeños … Matar a un ser humano es más fácil que beber un vaso de agua, si uno tiene sed.
Cuando cumplí aproximadamente 16-17 años de edad, la edad que debería marcar los mejores años de una joven con ambición y sueños como poder estudiar, aprender y ser independiente, a mí, por ser una niña de Afganistán, no se me concedió.
Sí, todos estos derechos no eran para mí.
Los problemas vinieron de todo mi alrededor, la sociedad me dictaba lo que debería hacer en todo momento, me decía que debería pensar, qué no pensar.
Pero, incluso aunque en mi mente lo intenté, soy quien soy y en mi mente también sabía que no podría cambiar eso. Una chica no musulmana, en un país infestado de radicalismo. Tenía mucho miedo de caminar por las calles de mi propia ciudad (Kabul), por si me señalaban como una MUJER y además INFIEL. Tengan en cuenta que siempre, ser mujer allí agrava muchísimo las cosas.
Finalmente pasó lo que tantas estamos destinadas a vivir, fui obligada a casarme con un hombre 25 años mayor que yo. Un hombre que me torturó, violó y me dejó sin comida por días y días.
Yo no quería casarme tan joven, pero, aun así, lo que yo quería no importaba, ni siquiera conocía el significado de la palabra matrimonio.
En mi país, usted no tiene demasiadas oportunidades u opciones para seleccionar a un hombre o marido, en mi país lo único que se tiene en cuenta es si es rico o si tiene un buen trabajo para poder sostener a su mujer y a sus hijos.
En la gran mayoría de los casos las mujeres no tienen derecho a elegir con quién casarse, se les impone totalmente desde el exterior.
Trato de no pensar en esos momentos oscuros porque si lo hago empiezo a temblar y a escuchar voces en mi mente, creo que es su voz que me sigue atormentando y persiguiendo. Después de casarme descubrí un montón de cosas sobre él, él tenía 2 esposas más y 4 o 5 niños con estas otras mujeres. Yo era su tercera esposa, una muchacha indefensa de 17 años, ¿qué podía saber sobre una persona tan joven?
Traté de escapar, traté de encontrar refugio en casa de familiares, pero él siempre vino a buscarme y reclamarme. Cuando estaba en su casa, me trataba horriblemente, me daba puñetazos, me golpeaba, me amenazaba de muerte.
Sí esta es la única vida que he conocido, es por eso que decidí huir a salvo con mis hijos. Mis dos hijos si, fruto de las violaciones y a los que tenía que librar de sufrir el mismo destino, y tal vez de ser asesinados junto a mí por este monstruo.
OH DIOS, me escapé, OH DIOS, lo hice. Me escapé con mis hijos y mi madre. Sentí que era la única manera… no podía hacer otra cosa, no veía otra salida…
Pero ahora él me localizó, él me siguió todo el camino a través de Turquía y ahora sé que está en Lesbos, esperando pacientemente para llegar al continente y seguramente cumplir su promesa de matarme.
Sabe dónde estoy, conoce el campamento en que vivo y el número de mi caravana. Es sólo cuestión de tiempo ahora, así que esto es por lo que pido, por favor, a cualquiera que pueda oír mi voz, que me ayude. Ayudadme por favor a terminar este infierno. Ayudadme por favor a tener otra oportunidad en esta llamada ´vida´.
Fabiola Barranco Riaza.
Artículo publicado en ElDiario.es