Cuatro visiones sobre el 1-O
A nadie se le escapa que el conflicto catalán genera un debate en bucle que vuelve sobre sí mismo una y otra vez, que seguirá enconándose de aquí al 1-O y que corre el riesgo de generar desgaste y, lo que es peor, aburrimiento en la sociedad. Pero no hay que olvidar que es, probablemente, el mayor problema al que se enfrentan España y su Constitución desde la Transición. En Cataluña hay un sentir social de insatisfacción que no se puede obviar. Y es obligada labor de los políticos atenderlo y resolverlo. ¿Es la solución pactar un referéndum legal? Preguntamos a cuatro especialistas en el conflicto su opinión sobre otro escenario mucho más cercano pero, aún hoy, incierto: el del 1-O.
Josep Borrell (Puebla de Segur, 1947). Militante del Partido de los Socialistas de Cataluña, exministro de Obras Públicas y expresidente del Parlamento Europeo.
«La única manera de hacer una consulta es reformar la Constitución»
«El Tribunal Constitucional ya ha dicho que esta consulta, referéndum o como se le llame, es ilegal porque se sitúa fuera de la Constitución. Esta es la razón por la que no debe celebrarse, no hay que buscar otras. El referéndum contraviene el propio Estatut de Cataluña e incluso a los procedimientos del Parlament. La decisión se ha tomado saltándose a la torera la propia la legalidad catalana. Es una suma de ilegalidades que deberían ser el argumento definitivo para que un ciudadano no participe el 1 de octubre. Los que lo hagan, estarán incurriendo en una ilegalidad.
La única manera de poder llevar a cabo un referéndum es reformando la Constitución. También para una consulta no vinculante, meramente consultiva. El derecho a un referéndum de autodeterminación es una opción que, hoy por hoy, no existe en ningún país del mundo: hoy no sería posible en Francia, ni en Alemania, ni en Italia, ni en Estados Unidos… La única manera de poder hacerlo aquí es cambiando un punto clave de la Constitución: decir que la soberanía no reside en el conjunto del pueblo español, sino que se trocea, y cada trozo es soberano. No es el caso hoy. Lo más parecido a una consulta no vinculante fueron las últimas elecciones. Y los partidos independentistas sacaron un 48%».
Juantxo López de Uralde (San Sebastián, 1963). Coportavoz de Equo, diputado por Álava en confluencia con Podemos.
«Es un error equipararlo a los procesos de Escocia o Quebec»
«El referéndum es una herramienta democrática y participativa, y las instituciones deben estar abiertas a que la ciudadanía participe en los procesos de toma de decisiones. Nosotros siempre hemos defendido el derecho a que Cataluña se pronuncie y que tiene derecho a hacerlo con todas las garantías legales; por eso proponíamos una reforma constitucional que habilite la posibilidad de que esta herramienta pueda ser usada de manera más amplia. Se tendría que haber abierto la puerta a un referéndum consultivo, no vinculante, mucho antes. Y en este sentido el Gobierno del PP ha sido inmovilista y ha dejado crecer la bola de nieve. Llegamos tarde para una parte de Cataluña.
Los procesos en Quebec o en Escocia han sido procesos negociados y pactados, que han tenido todas las garantías legales. Según el famoso dictamen del Tribunal Supremo de Canadá sobre Quebec, de gran prestigio en Cataluña, el derecho de autodeterminación es aplicable a las antiguas colonias, “cuando un pueblo está oprimido, por ejemplo, bajo ocupación militar extranjera” o “si a un grupo definido se le impide acceso significativo al gobierno”. Creo que el contexto catalán no tiene nada que ver. El caso de Kosovo es distinto: el Parlamento kosovar declaró la independencia unilateral de Serbia basándose en el derecho de autodeterminación. También la declaró de Yugoslavia en 1990, aunque posteriormente el conflicto en los Balcanes lo dejó sin efectos prácticos.
Está claro que la Constitución necesita una reforma en su artículo 92 (por el que la consulta se convoca a propuesta del presidente del Gobierno) y que la necesita cuanto antes. Este artículo, junto con otros muchos, deben ser reformados. En cualquier caso, creo que el 1-O no será el final, pero creo que debe hacernos reflexionar de por qué y cómo hemos llegado a donde estamos, y que debemos tomarnos mucho más en serio la solución política y negociada».
Fernando Savater (San Sebastián, 1947). Filósofo y escritor.
«Un referéndum en el que solo votan unos cuantos ciudadanos sobre un asunto que afecta al interés de todos agrede a la democracia»
«El derecho de autodeterminación (entendido como derecho a separarse del conjunto del Estado) no tiene aplicación en el caso de Cataluña, que no es una colonia en ningún sentido imaginable de la palabra. Dicho esto, un referéndum en el que solo votan unos cuantos ciudadanos sobre un asunto que afecta al interés de todos es una descarada agresión a la democracia. El Gobierno no debe esconderse detrás de la ley ni invocarla en vano, sino aplicarla con toda firmeza. ¡Solo faltaría que hubiera que negociar la legalidad con cada grupo de delincuentes que alardease de querer violarla! Y no nos confundamos: en el debate contra el separatismo, los constitucionalistas no estamos defendiendo ninguna esencia patria sino la sociedad que queremos, que es una democracia de ciudadanos libres e iguales, no de territorios diferentes con derechos peculiares. El “conflicto social” creado por el separatismo acabará cuando éste se resigne a la legalidad y busque su realización política dentro de ella, porque en el marco de un Estado de Derecho, un proyecto político contra la ley no puede sino fracasar. No imagino otra posibilidad».
Antoni Gutiérrez-Rubí (Barcelona, 1960). Consultor político, escritor y periodista.
«La clase política no puede ignorar a la sociedad. En Cataluña hay una mayoría insatisfecha que quiere que su opinión cuente»
«Está claro que hay un problema por resolver. El objetivo de la política española y catalana es resolverlo de manera democrática. Eso podría incluir una consulta. Pero negociada y pactada, lo que no se da con este intento de referéndum. Necesitamos una solución política. El Gobierno de Mariano Rajoy está resolviendo un problema político solo con la ley y eso no es suficiente. Y el Gobierno catalán quiere resolverlo saltándose la ley. Tenemos, por tanto, un problema de incapacidad política, y eso es una tragedia tanto para Cataluña como para España, porque está enconando el problema. La consulta no vinculante será el único camino, acompañada de acuerdos y negociación, con una oferta por parte de las instituciones españolas que encaje en la realidad de Cataluña, donde hay una mayoría insatisfecha con la situación, que quiere que su opinión cuente. No se puede obviar esa realidad. La política no puede ignorar a la sociedad.
Lo llamamos referéndum pero no lo es, en el sentido homologable de la palabra. Pero no por ello hay que despreciarlo. Millones de personas irán a votar porque hay un profundo desacuerdo en términos de satisfacción respecto al modelo actual, hegemonizado por fuerzas soberanistas e independentistas, pero no son solo ellas. La insatisfacción es muy amplia y profunda, y va más allá de esos dos extremos. Hoy por hoy, lo que está claro es que hay un gran cuórum en Cataluña de que, para resolver ese desacuerdo, la vía es un referéndum».
Publicado por Ethic