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Diciembre. Consumo. Género

Aquí estamos, un año más, en el mes del consumo indiscriminado. Diciembre. Ese mes que, según parece, no es del agrado de una gran parte de la población, pero del que no somos capaces de prescindir, por aquello de las tradiciones familiares y otras paranoias religiosas-sociales-capitalistas…

Hace ya semanas que nos bombardean con anuncios publicitarios para que compremos cualquier cosa durante este mes… de hecho, hasta se han inventado un día negro consumista para que adelantemos nuestras compras con la falacia de ahorrarnos unos cuantos eurillos.

Nunca he sido amante de ir de compras y alguna vez he tenido que escuchar eso de que tú es que eres muy rara, pues nosotras somos las que, tradicionalmente, hemos salido a abastecer nuestras casas de viandas y otros artículos de necesidad, y el hecho de que una mujer no disfrute comprando, parece que se sale de lo normal. Y eso, sumado al capitalismo feroz, nos deja campañas de publicidad feroces también, dirigidas mayoritariamente hacia las mujeres… Nosotras somos el foco de atención de las grandes empresas, que, o bien nos utilizan como consumidoras en potencia, o como objeto dentro de sus campañas de márquetin, como reclamo al consumo masculino.

Difícil escapar a eso siendo que el 80% de las compras que se realizan en el mundo son efectuadas por mujeres y que los publicistas no tienen intención de cambiar de estrategia, porque esta les funciona a la perfección… Por lo tanto, no tienen ningún reparo en seguir vendiéndonos productos “imprescindibles” para nuestras vidas (las de las mujeres, claro está, porque ellos no van a tener la necesidad), aunque la realidad sea que podemos vivir sin esa nueva máquina eléctrica para limpiar los suelos o sin ese producto químico que va a dejar nuestra cocina impoluta… Aparatos y productos, por otro lado, que van a ayudarnos, sobre todo, a generar más residuos, aunque poco parece importar eso mientras los fabricantes saquen beneficios en ventas.

Y, como no podía ser de otra manera, encontramos también estereotipos machistas en las campañas de juguetes, con páginas de color rosa en donde aparecen las muñecas, carritos, cocinitas y demás juguetes dedicados a las niñas, sumisas y obedientes recolectoras y las páginas azules con coches, trenes, aviones y demás artilugios de acción para esos niños que serán intrépidos cazadores… y que crecerán con varios conceptos distorsionados convenientemente, para que el patriarcado y el capitalismo se sigan reproduciendo por los siglos de los siglos.

Desde luego, si queremos que algo cambie, las mujeres deberíamos empezar a cambiar nuestros hábitos de consumo, y no caer en la tentación de las compras compulsivas a las que nos obligan estos días. No debemos olvidar, que una avalancha de regalos no va a hacer que los más pequeños nos quieran más y sean más felices, sino que estamos modelando personas caprichosas y egoístas, que no saben valorar lo que están recibiendo. Ni nosotras lo necesitamos ni tampoco nuestras hijas e hijos, que sabrán soportar una negativa que, además, les ayudará a ser fuertes ante la frustración… y siempre les podremos compensar con un abrazo y un “te quiero”.

María José Navarro
Artículo publicado en ElPeriodic.com

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