Esperanza, ilusión, cambio de escenario, España hace política, un nuevo gobierno, se modifican las encuestas, …. Nunca una semana había sido tan histórica.
La moción de censura (imprevisible que saliera adelante) tuvo un efecto arrollador en el panorama político español, devolviendo la capacidad de soñar, de ilusionarse con que todo no está escrito de antemano y con esa sensación de que no hay posibilidad de cambiar las cosas. Además, de un plumazo, devolvió la confianza en el sistema político a la ciudadanía, pensando que, efectivamente, la justicia funciona y, ni siquiera el propio Presidente de Gobierno M. Rajoy puede salir impune. Y, aunque los casos de corrupción del PP se alargaban en el tiempo debido a su complejidad y su entramado, finalmente, tuvo su condena judicial, social y política.
Y, parece imposible pensar que M. Rajoy que parecía un “todopoderoso” jugando a Don Tancredo permanentemente, se ha ido por la puerta del burladero y ha desaparecido con la misma tonalidad gris con la que llegó. Al PP le queda ahora una larga travesía para recuperar su dignidad y su espacio electoral.
El desconcierto llegó a las filas de Ciudadanos, quienes no supieron reaccionar, manteniendo una abstención a esa moción de censura, y quedándose atrincherados en el rincón de la derecha más rancia, y borrando ese “liberalismo centrista” que querían transmitir “de boquilla”.
Pero si la moción de censura ha sido un hecho histórico. También lo es el nuevo Gobierno, que ha dejado sorprendido a nuestro país (incluso a la derecha, que debe rearmar sus críticas pues no sabe hacia dónde dirigirlas). Un Gobierno con imagen de solvencia, profesionalidad, seguridad, experiencia y juventud en un equilibrio notable, europeísta, progresista, moderno, comprometido, con el pensamiento puesto en el siglo XXI, y con las dosis necesarias de valentía.
Porque la política útil es la que se mide por la virtud aristotélica por excelencia: la prudencia. Con sus dosis de sensatez y racionalidad, pero también de oportunidad en las circunstancias adecuadas: de saber cómo actuar y qué decidir. La prudencia obliga a tener una mirada amplia, más allá del día a día, de la gestión cotidiana; de actuar con moderación al tiempo que con el conocimiento para realizar las mejores elecciones.
La prudencia no es virtud para timoratos ni para temerarios.
Las primeras decisiones que ha tomado el Gobierno socialista demuestran que se puede gestionar de otra manera, que hay otras oportunidades ante la situación de desigualdad, de injusticia, de crisis humanitaria en la que vivimos. Hay otras formas de enfrentarse al futuro que descolocan y alteran el “orden” neoliberal preestablecido.
La conformación del nuevo Gobierno y las decisiones primeras que están tomando demuestran que Pedro Sánchez no pretende ser un “político” de paso, sino que está dispuesto a darle una oportunidad al socialismo español y a nuestro país.
Ana Noguera