¡Qué hartazgo con los patriotas! Los patriotas llevan la bandera de España en una pulsera, o en la correa del reloj, o en una cinta atada al espejo retrovisor del coche. Los patriotas creen que la patria se identifica con los colores de una bandera, o con un escudo, o con un territorio. Los patriotas no se han dado cuenta de que la patria no deja de ser un localismo, como el que se identifica con su pueblo o con su barrio y considera que está por encima de los demás.
Los patriotas todavía no se han enterado de que eso a lo que llaman patria es una entelequia que se inventaron los poderosos para que los demás defendiesen sus privilegios y unos derechos que ellos se adjudicaron por sí mismos.
Los patriotas todavía no han alcanzado a comprender que sobre el globo existe una especie, la especie humana, que no debiera entender de fronteras, de razas, de países, de regiones, de comarcas ni de pueblos. Los patriotas no conciben que esa especie es la que debería formar una patria, y que todos debemos defenderla, y por tanto debemos cuidar de nuestros semejantes, ayudar a los que lo necesitan y perseguir y condenar a los que les provocan el sufrimiento, les arrebatan sus tierras, los aniquilan con sus ejércitos, los explotan para aprovecharse de los recursos naturales de donde habitan.
Sin embargo, ¡curiosa paradoja! Son los patriotas los que producen esos expolios, en nombre, claro está, de una bandera.
Y esos patriotas de bandera, que se emocionan escuchando el himno de su patria, que se levantan al paso de su trapo de colores al que llaman bandera, que se inflaman en los discursos hablando de la nación y de sus compatriotas, son los mismos que evaden impuestos, que crean empresas o que fijan su residencia en otras patrias, son los mismos que roban a esos compatriotas a los que defienden encendidamente en sus discursos, arrebatándoles el dinero que con tanto esfuerzo aportan a la colectividad con sus impuestos. Esos son los patriotas, y ese es, lamentablemente su concepto de patria.
Esos son Albert Rivera y Pablo Casado, dos patriotas, disputándose quien es más patriota de los dos, o, lo que es lo mismo, a quién le importan menos las personas y a quién le importan más los colores de una bandera o los límites de un territorio.