Paul Mccartney arremete contra Trump y los negacionistas del Cambio Climático
El 2 de junio de 2017, Donald Trump cumplió una de sus más temidas y escuchadas promesas cuando sacó a Estados Unidos del «debilitante, desventajoso e injusto» Acuerdo de París. Un tratado que el presidente de la nación más poderosa –y segunda más contaminante– del mundo ve como un ataque personal contra Estados Unidos y no como una manera de hacer frente al cambio climático: «Este acuerdo tiene poco que ver con el clima y más con otros países sacando ventaja de Estados Unidos. Es un castigo para EEUU. Debilita la economía estadounidense, redistribuye nuestra riqueza fuera y no nos permite utilizar todos nuestros recursos energéticos», aseguró ante los líderes mundiales.
Dos años antes, casualmente, en París se celebró la Cumbre por el Cambio Climático. Durante la Conferencia de la COP21 y en presencia de los políticos y el entonces secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, sonó por primera vez la canción Love song to the earth. Una oda al planeta y un cántico que le pedía a las sociedades levantarse contra el cambio climático. Detrás de la letra y la música estaba Paul McCartney. No era la primera vez que el exbeatle dejaba clara su postura: ya en 1968 compuso para el mítico y aclamado White Albumla canción Mother Nature’s son.
Cuando se cumple medio siglo de vida de la primera declaración de amor pública de McCartney hacia el planeta, el cantante (probablemente) más importante de Inglaterra, con permiso de Elton John, ha sacado la artillería pesada cargando contra los negacionistas del cambio climático. «A pesar de las repetidas advertencias sobre los peligros que vienen / el capitán no escuchará lo que se ha dicho. / A pesar de las repetidas advertencias que han hecho aquellos que saben / él tiene su propia agenda, así que seguirá adelante», reza su último sencillo Despite repeated warnings.
«La gente que niega el cambio climático… en fin, creo que es la cosa más estúpida que se ha hecho nunca», respondía McCartney a un periodista de la BBC, cuando el pasado 13 de septiembre le preguntaba por otros dos versos de su canción: «No siempre la gente que grita más alto es la más inteligente». El artista usa en la canción la metáfora de un barco que se va a la deriva con toda la tripulación a bordo porque el capitán loco (como especifica en la entrevista) no hace caso a las señales ni a los avisos que le dan los marineros.
La tripulación somos nosotros, la humanidad, los habitantes de cada rincón del planeta. Pero, ¿quién es el capitán loco al que McCartney acusa de estar sordo? «Obviamente es Trump», contesta sin tapujos. El cantante empuña, una vez más, la espada que le permite librar su cruzada más personal. Un ejemplo de su compromiso es la campaña que inició en 2009, ‘Meat Free Monday’, un movimiento que anima a los ciudadanos a no consumir ningún producto animal durante un día a la semana para ayudar a mejorar el planeta.
«Debajo de las cubiertas el ingeniero llora / el capitán va a abandonarnos cuando la temperatura suba. / La aguja va para arriba, el motor va a explotar / y a nosotros nos va a dejar atrás». A pesar de la desesperanza de estos versos, durante los siete minutos que dura Despite repeated warnings, McCartney viaja del rimo lento y lúgubre a los compases propios de una gesta que acaba en fiesta cuando encuentra la respuesta a «¿qué podemos hacer nosotros?».
«Fuimos a hablar con el capitán / y le dijimos que diera marcha atrás, / pero se rió en nuestra cara / diciendo que estábamos equivocados. / Así que nos reunimos en torno a él / y ahora las cuerdas que le hemos atado / demuestran que debería haber escuchado a la voluntad de la gente». Por si estas palabras no fueran lo suficientemente claras, Paul se olvida de eufemismos y (nos) dice que para acabar con el capitán solo hace falta «coger las llaves y encerrarlo». Somos piezas fundamentales del tablero. Lo recuerda McCartney en su canción, parafraseando a Obama: «Yes, we can do it».
Alejandro Espino
Artículo publicado en Ethic