La esclavitud
Los ciudadanos del primer mundo solemos vivir de espaldas a la esclavitud, como si ese tema hubiese sido superado hace quince o más siglos. Casi nadie es consciente o sabe que España fue el último país que abolió la esclavitud en Europa (1817) pero que hasta ¡1890! la mantuvimos en Cuba, Es decir: los independentistas cubanos luchaban contra una España esclavista.
A partir de esa fecha y ya en tiempos del capitalismo, la esclavitud se ha mantenido a partir de formas más modernas y disimuladas. Ya no se emplean grilletes, ni látigos, ni se marca a nadie a fuego. Los dueños y señores casi no se relacionan con sus esclavos y en muchos casos ni siquiera se conocen. En ocasiones la única huella de esa relación es una miserable nómina. La mayoría de las veces ni eso.
Entre los esclavos siempre han habido categorías. En la antigua Roma algunos llegaron a convertirse en apreciados guardianes y servidores hasta el punto de alcanzar a ser libertos. Entonces, al igual que hoy, otros y otras no tuvieron tanta “suerte” y aún hoy día arrastran penosamente sus invisibles cadenas, su esclavitud, por nuestras civilizadas calles ante la indiferencia, pasividad, ignorancia, o mala conciencia de los ciudadanos.
¿No me crees? ¿Exagero? Entonces deja de leer y asómate a la ventana, es cosa de solo un cuarto de hora; seguro que veras pasar algún que otro emigrante. Fíjate en ellas, las mujeres de otros países, especialmente las de color… ahora piensa que esa persona, al igual que tu, pero en muchas peores condiciones, está sujeta al capitalismo, pero también al racismo y, además, al patriarcado o dicho más claro: al machismo. ¿Empiezas ya a seguirme? Pues bien, eso no es todo: normalmente esas mujeres ya sea que trabajen en la prostitución, o de chachas, o como cuidadoras de ancianos o enfermos, o en el campo recolectando fruta, no suelen tener papeles, por tanto, nada de lo que les pueda ocurrir o suceder puede ser denunciado ya que tienen permanentemente sobre sus cabezas el hacha de una posible deportación.
El Sistema ya no necesita esos anticuados grilletes, ni látigos, ni marcas al fuego. Antes el propietario de un esclavo tenía que preocuparse de la alimentación y la salud de su “inversión”, hoy ya no. Los gastos producidos por la moderna esclavitud se han “socializado”, los esclavos modernos ya no son propiedad privada, ya pueden morirse tranquilamente bajo un puente sin afectar el patrimonio de los amos, como mucho conseguirán que alguna ONG o algún organismo asistencial del Estado haga como que hace por él, pero sin gran eficacia porque el Sistema se cuida de impedir soluciones reales. ¿Será eso lo que explica porqué el Open Arms ha estado inmovilizado por Pedro Sánchez en el puerto de Barcelona? y ¿porqué son aceptados los supervivientes de algunas pateras? ¿Será que siendo que los necesitamos como mano de obra barata lo mejor es que lleguen solo aquellos que demuestren en la práctica ser los más fuertes, jóvenes y resistentes?.. ya que se puede elegir…
¿Exagero? ¿Tengo una visión muy negativa de la realidad? Yo pienso que no. Yo creo que lo que me sucede es que hace tiempo que se me cayó la venda de los ojos.
Y lo peor es que me encantaría estar equivocado.
Miguel Álvarez