Las mujeres son incompatibles con los premios
Un año más no ha habido ningún Premio Nobel en Ciencias para ninguna mujer. Y llueve sobre mojado, solo que ahora estamos ya en un avanzado siglo XXI. Y, sobre todo, que existe una conciencia social y un compromiso por parte de innumerables sectores, especialmente, por las universidades y las propias mujeres científicas.
No deberían existir las cuotas de discriminación si la elección estuviera “normalizada”, y fuera tan habitual darle un premio a un hombre como a una mujer, pero, lamentablemente, esto no es así. Por lo que se debe seguir cuestionando la “ceguera” a la hora de otorgar premios. Claro que quienes lo reciben son merecedores, pero ¿se atreve alguien a decir que no existen mujeres científicas que lo merezcan a estas alturas de la historia?
En un momento donde las mujeres se caracterizan por ser mayoría en las universidades, por estar presentes en todos los ámbitos, por ocupar mayoritariamente áreas de humanidades, de sanidad o de justicia, y de estar inmersas en cualquier ámbito de investigación, no ascienden en los escalones que las llevan a la primera línea o a ser merecedoras del reconocimiento.
Lo que ocurre es que la labor de difusión de la mujer científica e investigadora se ha convertido en una tarea de compromiso social, en una divulgación pedagógica, en una concienciación por parte de las instituciones, de las universidades, de las propias científicas.
Hoy, la sociedad está más avanzada que los Premios Nobel cuando ni siquiera son conscientes de sus déficits.
Es hora de que las mujeres no tengamos que llamar la atención por las ausencias, sino que los reconocimientos se otorguen con “justicia”, y justo es reconocer que una vez más la ausencia de la mujer en los Premios Nobel es injustificada.
Ana Noguera