Sobre las elecciones del 10 de Noviembre 2019
Aunque es muy importante la consulta frecuente al pueblo, el hecho de que la ciudadanía española sea convocada a elecciones por cuarta vez en cuatro años, nos distingue como un caso único en el entorno europeo y hace patente la enfermedad que caracteriza a nuestra democracia, que es fundamentalmente la falta de cultura y de valores democráticos de la clase política. No se trata de igualar la mediocridad de todas las personas dedicadas a la política institucional, pero es evidente que destaca una ambición de poder que echa a perder la posibilidad de formar coherentemente un programa y una coalición de gobierno. Y eso provoca en el electorado reacciones de enfado y desencanto.
Enfado porque la sensación que queda es que no ha habido auténtica voluntad de entendimiento, que no han respetado la voluntad de las electoras y de los electores que, en conjunto, hemos elegido una composición del parlamento variada y si se quiere compleja, pero es la que se conforma con las herramientas electorales actuales, las cuales consideramos que habría que mejorar buscando una democracia más directa.
Desencanto por haber frustrado la opción de un gobierno de talante progresista, que habría podido hacer políticas alternativas algo más favorables a la mayoría de la población.
Esta realidad puede provocar en la ciudadanía una reacción de rechazo hacia la clase política y la opción de desentenderse del proceso electoral y recurrir a la abstención. Ante esto, los miembros del Grup Cristià del Dissabte manifestamos que las personas cristianas estamos llamadas a participar en la realización de un mundo mejor, y esta tarea no se hace por sí misma, sino mediante la participación de la ciudadanía consciente y responsable en las diversas acciones políticas y cívicas, como los procesos electorales para escoger a las personas más honradas y comprometidas por la justicia y la paz, para representarnos en las cámaras legislativas.
En estas circunstancias sigue correspondiéndonos decidir, a la vista de las propuestas políticas concretas, qué modelo de sociedad queremos de acuerdo con nuestra fe. Nos toca plantear utopías, inspirar sueños de justicia global y animar acciones reivindicativas que vayan más allá del cortoplacismo de unas elecciones, para construir una sociedad mejor.
Nos ratificamos en los valores y en las denuncias que expusimos en nuestra declaración del pasado mes de marzo con motivo de las elecciones celebradas el 28 de abril porque continúan vigentes: exigir políticas a favor de la igualdad que tengan efecto en la fiscalidad, abordar de raíz el hecho de la emigración, restituir el papel de la política frente a los poderes fácticos del mundo de la economía, mantener y conseguir unos servicios públicos de calidad, reducir los gastos militares, implementar decididamente la realidad plurinacional i plurilingüística del Estado español, adoptar sin ambages una actitud ecológica, en todos los ámbitos productivos y de consumo, que asegure un futuro de vida posible en nuestro planeta…
Es hora de convertir el fracaso en oportunidad, la impotencia colectiva en respiro. Ante el fracaso de la democracia parlamentaria postulamos la democracia directa y nos negamos a aceptar las cosas como son y a un futuro en el que sea sustituida la utopía por la distopía. Por eso animamos a todo el mundo a no abandonar el compromiso de buscar un futuro mejor para toda la humanidad, especialmente la gente más desfavorecida. También a mantener la utopía como profetismo y a escoger entre las opciones políticas aquéllas que tengan elementos encaminados a posibilitar el cambio hacia una transformación social real y una cultura de colaboración y acuerdo, que pueda vencer rivalidades, personalismos y dogmatismos.
Grup Cristià del Dissabte