Sí Se Puede
Una visible primera consecuencia de estas últimas elecciones ha sido la dimisión de Rivera. Si esta dimisión supusiese el preludio de la desaparición de Ciudadanos no sería bueno: prefiero tres derechas a dos. Pero el problema es de ellos. La segunda consecuencia es el pacto UP-PSOE: tiene miga, se produce después del frustrado intento de Pedro Sánchez de asesinar a UP.
Aún hay gente que se asombra de lo fácil que -ahora sí- ha sido llegar a un acuerdo. Todo tiene su explicación. Hagamos memoria: Unidas Podemos fue el artífice para echar a Rajoy y lograr que Pedro Sánchez fuese Presidente. Esto posibilitó que resucitase el PSOE y lograra en abril muchos más escaños. Desde entonces Sánchez lo único que ha pretendido ha sido finiquitar a UP. Su empeño inexplicado de no pactar, llegando incluso para ello hasta provocar unas evidentemente negativas elecciones coincidentes con las sentencias del Procés, ha provocado la subida espectacular de la ultraderecha; una leve recomposición del PP; un ligero pero muy deprimente bajón en escaños de la izquierda; divisiones y fugas como Más País, Compromís y otros, y, un leve pero preocupante ascenso de los nacionalismos periféricos…
La sensación creada a mucha gente, no solo y únicamente a los de izquierdas, es que todo ha ido a peor y que a los políticos les da igual como vaya el país. En el PSOE esto lo saben y conocen también el porqué, por eso Pedro, que nota el aliento de sus barones en el cogote, consciente de que no le van a consentir más artificios ni más fracasos, consciente también de que algunos se la tienen bien guardada, sabía que ahora era el momento: o movía ficha o le montaban una rebelión interna que le obligase a presentar su dimisión debido a que, desde abril a noviembre, no ha hecho otra cosa que cometer graves errores, hipotecando el futuro de su partido. Eso y no otra cosa explica su actual estrechón de manos con Iglesias. Desgraciadamente este país depende más de un oportunista que de un político cabal que ni siquiera se comporta como un hombre de partido.
Por otro lado está Pablo Iglesias. Veamos: parece que está llegando la hora que se le empiecen a reconocer algunas cosas, como que gracias a su empeño, enfrentándose a incomprensiones, desertores y prensa canalla, la izquierda va a gobernar (con muchísimas limitaciones) por primera vez desde 1939. Un hito histórico que pondrá de relieve que los cambios se producen gobernando y no mirando y criticando como gobiernan otros. Esta valentía también ha servido para sacar a IU del ostracismo en el que estaba sumida y demostrado que el Sí Se Puede era algo más que un slogan.
Miguel Álvarez