Pepa García Gil: «Ética de la participación ciudadana en tiempos de modernidad líquida»
Mucho ha llovido desde que acciones ciudadanas multitudinarias como ”El Saler per al poble” o “El llit de Turia és nostre i el volem verd” consiguieran doblegar al poder político municipal en la ciudad de València, para beneficio de la ciudadanía en general.
El movimiento ciudadano que surgió en el estado español durante la dictadura franquista, para defender derechos elementales como vivienda, sanidad, educación o espacio público, aprovechó los pequeños resquicios legales que había para asociarse, como la ley de Asociaciones de cabezas de familia de 1964 y alcanzó una gran trascendencia social en el período de la llamada “Transición democrática”. La ciudadanía se autoorganizaba en la clandestinidad y trataba de participar en la vida pública, arropada por grupos cristianos que se desmarcaban de la dictadura bajo la influencia de las nuevas ideas del Concilio Vaticano II. Surgieron las entonces llamada “asociaciones de vecinos” (así, en masculino)
A la vista de los acontecimientos históricos, la “Transición democrática” no fue pacífica, como se ha pretendido por la propaganda oficial, sino que tal vez, deberíamos considerarla más bien una prolongación del tardofranquismo: un período con 591 muertes por violencia política y unas instituciones y ayuntamientos amordazadas por la amenaza de golpe de estado, que llegó a materializarse en el 81 y una estructura policial, jurídica y administrativa, heredera del régimen.
En ese entorno turbulento, fue cuando Hugo Zárate, quien da nombre a nuestra fundación, llegó a València en 1976, procedente de Argentina, donde también había una dictadura, y se sumó a la lucha ciudadana, convirtiéndose en poco tiempo en un líder, gracias a su carisma, compromiso, capacidad de diálogo, generosidad y buen hacer. No fue el único, pero su súbita y prematura muerte en 1994, hizo que su compañera Marita Macías y un grupo de amigos, decidieran crear una fundación para mantener vivo su recuerdo y sobre todo, para mantener vivo su compromiso con el empoderamiento de la ciudadanía.
Desde entonces, y ya van 25 años, la Fundación Hugo Zárate, reflexiona sobre distintos aspectos que afectan a la comunidad y también participa activamente con sus foros, debates, actividades culturales, y presencia en redes sociales, siempre abordando, desde perspectiva valientes e innovadoras, temas de interés para la ciudadanía: el medio ambiente, el cambio climático, la sostenibilidad, la educación, la participación, el derecho a la ciudad, las migraciones, la multiculturalidad, la desigualdad de género, los medios de comunicación, los cambios políticos, las crisis económicas, la memoria democrática…
Mientras tanto, el movimiento ciudadano tradicional ha tenido momentos en que languidecía frente a lo que mi admirado Ximo Garcia Roca, denomina derivas totalitaria, neoliberal y postmoderna del poder político y de la sociedad en general que conducen a una política negada, cautiva y sin compromiso.
Pero siempre ha habido un sustrato de personas en la lucha, una masa crítica de gente humilde pero nunca dispuesta a ser humillada, que se ha hecho fuerte a base de constancia y resilencia en nuevos movimientos sociales como “Salvem el Cabanyal” “Salvem el Botànic” o “València en bici”, entre otras, y que nuevamente, ha sido capaz de marcar el camino al poder político en el ámbito de nuestra ciudad.
Otros movimientos como “Stop desahucios” el “15m” en el Estado Español, o en el ámbito internacional las” primaveras árabes”, “ocupe Wall Street” y más recientemente “Me too” el “8m” o ” Black lives matter”, consiguen, con mayor o menor fortuna, poner en la agenda política asuntos que son de trascendencia vital para la ciudadanía.
Algunos de esto movimientos simplemente desaparecen, otros se deslizan en todo tipo de derivas, como la participación “líquida” a través de internet, qua aunque facilita el llegar a un mayor número de personas, y tiene innegables ventajas como la agilidad y la rapidez para tomar decisiones e incluso revocar cargos, en la práctica ha mostrado muchas fisuras que no favorecen un futuro de cooperación, negociación, y cogestión de los asuntos públicos, sino una banalización de la cuestiones a debatir, falta de interacción, falta de transparencia, aumento de la brecha digital y demasiada facilidad para el fraude de ley.
La etimología de las palabras a veces nos da grandes enseñanzas: liquidar algo significa destruirlo. El gran sociólogo Zigmunt Bauman ha hecho notar en sus escritos los riesgos de la “modernidad líquida”. Si bien hay hechos ineludibles como la fluidez, el cambio constante y la necesidad de adaptación, en opinión de quien suscribe, el gran reto, hoy más que nunca, es conseguir una democracia participativa, no líquida sino sólida, que aproveche las tecnologías de la información y la comunicación, que se adapte al “espíritu del tiempo” pero que persista en la búsqueda de una verdadera ética de la escucha y la negociación para la defensa de los derecho humanos y del bien común.
Pepa García Gil
noviembre 6th, 2020 at 6:20 pm
Oportuna y necesaria reflexión sobre la necesidad de ser éticos en los todos los aspectos de la vida. La Ètica y la consciència suelen ir juntas. Reflexionar sobre la comunicacion líquida versus redes sociales és un foco muy interesante para la sociedad.
noviembre 7th, 2020 at 6:35 am
El articulo de Pepa Garcia me parece brillante e iluminador. Pone el dedo en la llaga al señalar las banalidades en cuestiones a debatir y falta de interacción y difícil adaptación al espíritu del tiempo con la participación líquida en internet.
noviembre 7th, 2020 at 8:58 am
Interesante artículo. Así como las personas estamos destinadas a unirnos para garantizar la supervivencia justa y en paz, la sociedad democrática necesita ciudadanos solidarios y creativos para asegurar su permanencia en libertad.
noviembre 7th, 2020 at 9:06 am
Intersante artículo para recordarnos a aquellas personas que lucharon para obtener muchos de los avances sociales que hoy en día disfrutamos y los que todavía necesitamos conquistar.
Así como el ser humano está destinado a unirse para asegurar su supervivencia justa y en paz, la democracia necesita personas creativas y solidarias para progresar.
noviembre 7th, 2020 at 5:03 pm
Gracias Pepa! Tu, como Hugo Zárate, tienes la capacidad de implicación social. Algo imprescindible tanto en una dictadura como en una sociedad camino de la democracia. El liberalismo ha «liquidado», como bien dices, los valores sociales y la resonancia social (Hartmut Rosa) que tanto necesitamos para dar un sentido profundo a nuestras vidas.
noviembre 12th, 2020 at 3:00 pm
Los movimientos sociales, como tu dices son los que hacen ver a la sociedad lo que está pasando a su alrededor y que el poder intenta invisibilizar.
Ahora más que nunca el Stop desahucios, o el No a la ampliación del puerto, vuelven a hacerse cargo de lo más sangrante en nuestra ciudad. Gracias Pepa por este artículo tan oportuno. Un abrazo