‘Girasoles silvestres’: Anna Castillo brilla con una de las mejores interpretaciones del año en una película que no está a la altura de su talento
Jaime Rosales se convirtió en unos de los directores que todo amante del cine español debía seguir tras ‘Las horas del día’, su primer largometraje. Por desgracia, puede que después hasta estrenado algunas películas más comentadas en el momento de su estreno, pero artísticamente ninguna llegó a ese nivel. De hecho, con ‘Tiro en la cabeza’ estuve a punto de tirar la toalla y dejar de lado su cine.
Por suerte, sus últimos trabajos, sin ser obras redondas, sí lograron seducirme, ya que tanto ‘Hermosa juventud’ como ‘Petra’ eran películas bastantes buenas. Ahora regresa con ‘Girasoles silvestres’, otra propuesta en la que mezcla lo social con lo emocional que tiene su mejor baza en Anna Castillo. Lástima que nada más en la película esté a su altura.
Fragmentos de vida
Aquí vuelve a intentarlo y el resultado oscila entre lo esquivo y lo natural, siendo la escena más marcada por su trabajo de cámara una que perfectamente podría utilizarse en cualquier relato de corte romántico. Me refiero al primer encuentro entre los personajes de Castillo y Oriol Plá (‘El día de mañana’), pues Rosales va moviéndose de un personaje a otro de forma constante, jugando así de paso con la dinámica de poder hasta que queda claro que él ha logrado engatusarla, siendo inevitable que surja una relación romántica entre ambos.
El problema es que ese mensaje acaba volviéndose un tanto repetitivo a medida que avanza el metraje de la película, perdiendo así fuerza de forma paulatina. Es cierto que en la tercera historia hay un momento de gran intensidad dramática que levanta la película hasta extremos de casi compensarlo, pero al final permanece la misma idea: ‘Girasoles silvestres’ llega hasta donde es capaz de llevarla Castillo.
Y ahí es imposible ponerle pega alguna a la película, ya que Castillo lleva años dejando claro una de las actrices españoles con más talento, llevando en ‘Girasoles silvestres’ ese rango dramático que ya había exhibido en ‘El olivo’, ‘Viaje al cuarto de una madre’ o ‘La vida era eso’ a otro nivel. Y lo hace tanto cuando se Julia tiene que mostrarse esperanzada y vitalista ante su vida como cuando todo lo supera y la amargura, la decepción y el dolor se lo comen todo.
Por desgracia, Castillo aporta muchísimo, pero llega un punto en el que ‘Girasoles silvestres’ pedía que el enfoque se centrase más en ella en lugar de hacerlo a través de los hombres de su vida. Incluso aunque fueran simplemente más escenas con su padre (Manolo Solo) para poder verla cómo es ella realmente en lugar de cómo se amolda a otras personas, quedando ahí una cierta sensación de vacío difícil de justificar.
En resumidas cuentas
‘Girasoles silvestres’ es una película estimable con varios aspectos reseñables, pero al final se impone la idea de que Castillo brilla con gran intensidad dentro de un ecosistema en el que todo lo demás se queda por debajo. Tampoco es uno de esos casos en el que la protagonista lo borda y el resto da igual, pero sí se queda más cerca de eso que de ser una propuesta imprescindible.
Mikel Zorrilla
Publicado en Espinof