La injustificable actitud de la banca española
Que levante la mano el español o española que esté satisfecho con la actitud de la banca española. Imagino que tan solo será la élite que se regodea entre billetes mientras pulveriza la confianza en uno de los pilares básicos del sistema económico capitalista. Y no es porque la ciudadanía esté siempre insatisfecha, más bien se debe a que la banca española, con sus banqueros a la cabeza, con nombres/apellidos y sueldos astronómicos, están destruyendo la confianza en estas instituciones.
No podemos tratar a los bancos españoles como si fueran empresas, porque no están llevando adelante los mandamientos básicos: emprendimiento, puestos de trabajo, atención al consumidor como su cliente y riqueza social. No cumplen ninguno de los requisitos por los que, en estos momentos, España pueda sentirse orgullosa de su sistema bancario.
Aún está muy reciente en la memoria colectiva (e individual de los muchísimos ciudadanos que sufrieron los desahucios, los robos de sus viviendas, y la burbuja inmobiliaria) los escándalos, las vergüenzas y las maniobras que hicieron en su momento para no asumir responsabilidades de lo que fue una pésima gestión, con graves tintes de corrupción y engaño social, poniendo entre las cuerdas a todo un país. En aquella dramática crisis económica provocada, entre otras cosas, por la avaricia de los banqueros y sus maniobras urbanísticas, fuimos todos los españoles los que pagamos sus pecados y sus vicios.
Se nos prometió que aquel rescate se devolvería. ¿Por qué rescatar a aquellos que engañaron colectivamente a un país, e individualmente a muchos ciudadanos, y que no asumieron ninguna responsabilidad ni económica ni penal?
Y mintieron. Porque una década después, España solo ha recuperado unos 6.000 millones de los 65.000 millones inyectados en el sector financiero.
A ello siguió una reestructuración de la banca sin precedentes. Porque no solo pagamos muchísimo dinero, sino que empezamos a ver mermadas nuestras atenciones como clientes y usuarios de la banca con cierre de oficinas, mala atención, desprecio por nuestros mayores, cobros continuos de comisiones, y un largo etcétera.
Un maltrato al cliente como ninguna empresa privada podría permitirse nunca. No solo tienen nuestro dinero, que resulta difícil manejarlo sin que cobren por cualquier movimiento, sino que se permiten una burla permanente por la ciudadanía y por el país.
La ciudadanía debería otorgarse también, no solo por haber nacido en el país, sino por cumplir con sus obligaciones, por ejemplo, pagar impuestos, ser solidario, y crear empleos.
Esa fue la primera gran consecuencia después de la crisis bancaria. El masivo despido de muchos trabajadores a los que, o bien jubilaron de forma anticipada (otro coste para los bolsillos de todos los españoles), o bien, se encontraron buscando empleo.
En una década, la banca española ha suprimido 115.000 empleos y 23.600 oficinas. No solamente han sido los despidos, sino que los trabajadores que han quedado al frente han visto una sobrecarga laboral insufrible, presiones desmedidas que les generan situaciones de estrés y desmotivación, y una clientela permanentemente enfadada por la mala atención recibida. Los trabajadores de las oficinas se convierten en los receptores de las malas caras, completamente justificadas, de clientes que no son atendidos ni recibidos, con horarios restringidos, y largas colas de espera.
Eso, si el cliente cuenta con una oficina, porque existe una gran desprotección de muchos ciudadanos que se encuentran viviendo en poblaciones donde no existe una oficina bancaria: cómo sacar dinero, cómo pagar recibos, cómo gestionar las cuentas. Cuando además, muchos de estos clientes, “los de toda la vida”, son hoy gente mayor a la que menosprecian.
Parece que siempre se olvidan de que el dinero con el que se están enriqueciendo de forma obscena es nuestro. Es “mi dinero”.
El sector bancario español se ha trasformado de forma monstruosa: además de la irreparable pérdida de las cajas de ahorro, 88 entidades pasaron a formar parte de los 10 megagrupos bancarios.
Y, en vez de mostrar agradecimiento, de mostrar una pizca de patriotismo, de interés colectivo, la “gran banca” obtiene récords de beneficios y gana 20.850 millones en 2022, un 28% más.
Caray, qué rápido ha pasado la crisis económica del 2008 y la burbuja inmobiliaria para los banqueros. Hay ciudadanos que no han podido todavía resarcirse de las graves consecuencias de las hipotecas sobre sus viviendas, y, en cambio, la “gran banca” ha hecho saltar todos los beneficios.
Por supuesto, siempre hay quien resulta especialmente beneficiado. Pensarán ustedes: ¿los clientes? ¿los trabajadores? Noooo, esto es como un cuento de Dickens: son los banqueros. Solo ellos.
Los 221 banqueros españoles se repartieron 500 millones de euros en 2021. En promedio, cada uno de estos directivos ganó más de dos millones. Esto les convierte en los mejor pagados de Europa, solo por detrás de Austria y Liechtenstein. Además, España tiene el único directivo del continente que se embolsó ese año casi 15 millones.
Según los medios económicos, el número de banqueros españoles que alcanzó un sueldo por encima del millón creció caso un 73% entre 2020 y 2021. Y uno de ellos, recibió el mayor salario de toda la Unión Europea, cerca de 15 millones de euros.
Pues pese a todo esto, cuando toca ayudar por ser los que más tienen, no solo se hacen los remolones, sino que se niegan y protestan con una desvergüenza que insulta la razón colectiva.
Eso es lo que ha pasado cuando el gobierno anuncia un impuesto extraordinario. ¡Qué desfachatez! ¡Pobres banqueros! Como bien dice el economista Juan Torres, la banca española “se ha convertido en el negocio parasitario más oneroso y dañino para el conjunto de la economía de toda nuestra historia”.
Un impuesto pequeño, una contribución minúscula al lado de lo que contribuye el conjunto de la población española, mientras que cobran las comisiones más elevadas de Europa, no solo en comparación con nuestro nivel de vida sino en términos absolutos.
Repaso mi artículo y me suena decimonónico, pero es que la codicia de nuestros banqueros se ha quedado anclada en el siglo XVIII.
Afortunadamente, aunque sean una élite poderosa y adinerada, que se jacta de reírse de la muchedumbre, de la democracia, de la política, y de todo aquel que se ponga por delante, no representan ningún valor encomiable. Por ello, prefiero quedarme con las fuerzas de la UME que van a ayudar a los graves incendios de Chile y al terremoto de Turquía.
Deberían pensar que la muerte nos iguala a todos.
Ana Noguera
febrero 28th, 2023 at 6:29 am
ADICAE desmonta con datos todas las “trampas”, las mentiras y los abusos de la banca con los problemas derivados de los préstamos hipotecarios
La asociación ha anunciado que presentará denuncias ante organismos e instituciones como CNMC, Ministerios de Economía y de Justicia, Consejo General del Poder Judicial.
La banca española se puede comparar con el fútbol español. Donde se hacen las mayores fortunas,comisiones,tarjetas,pagos, pactos……..