Sanguijuelas
Las tractoradas protagonizadas por parte de los 658.000 sufridos agricultores también tienen que ver con los privilegios que el Estado Español concede a la Iglesia, esta vez como saqueo de una sabrosa parte de los 6.300 millones del fondo proveniente de la Unión Europea a través de la PAC (Política Agraria Común)
El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, a través del Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA) realiza “pagos para prácticas agrícolas beneficiosas para el clima y el medio ambiente”. Esa es una de las vías que utiliza la Iglesia para “ordeñar” una parte de esos fondos. Cinco millones de euros se desvían a 128 entidades católicas, entre ellas a las Dominicas Misioneras de la Sagrada Familia a través de la Fundación Educativa Santo Domingo, la cual rige 34 centros de Educación Integral inspirados en los valores del Evangelio. No aclaran a qué proyecto agrícola van dirigidas estas ayudas que, en total, han sido de 777.719 euros en cinco años. Esta es solo una migaja de lo que se lleva la Iglesia basándose en “derechos históricos”. Veamos cuales son esos derechos.
Ya sabemos que la Iglesia inmatriculó a su nombre en estos últimos tiempos solares, tierras de labranza, de regadío, de secano, viñedos, bosques, campos, corrales, cuadras, eras, gallineros, graneros, huertas, helechales, invernaderos, jardines, montes, olivares, pajares, pinares, praderas, pastos, robledales, encinares… Pues bien, ahora, reclama y consigue “ayudas” de la PAC, a través de los fondos FEGA para esas inmatriculaciones alegando sus “derechos históricos”. El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación en su afán de ayudar a los agricultores más necesitados le ha concedido a la Iglesia más de 5 millones de euros de vellón. Como en los viejos tiempos.
Tampoco esto es mucho si lo comparamos con los 12.000 millones que le regalan en su casilla de la Declaración de la Renta, (¿Eso es lo que llaman vivir de rentas?) o los 4.689 millones de euros que se llevan (no se sabe a dónde, pero se los llevan) los colegios religiosos concertados, más los salarios religiosamente (nunca mejor dicho) pagados a los cientos de capellanes del ejército, de prisiones, de hospitales… continúan beneficiándose de ayudas económicas del Estado para ritos, fiestas y celebraciones religiosas, ayudas al mantenimiento del patrimonio de la Iglesia, exenciones fiscales de todo tipo entre las que se encuentra el IBI como equivalente a un cáncer de pronóstico reservado en la recaudación del Estado.
Esta es una parte importante de lo que vienen denunciando con sus tractoradas los agricultores y ganaderos afiliados a la Coalición Por Otra PAC y lo que están ocultando los medios a la opinión pública. Ya vale de ir con las cámaras a pie de carretera a buscar imágenes y declaraciones improvisadas y no informar seriamente acerca de las profundas causas de tanto descontento.
Miguel Álvarez