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Una educación pública sin religiones

La actual política educativa está manteniendo en los centros escolares a personas designadas por obispos, con la misión de, además de impartir clases de religión, cristianizar a la comunidad educativa y hacer proselitismo religioso. A todo ello habría que añadir la entrada en los centros de personas de religiones minoritarias, también con fines de adoctrinamiento. Todo ello conlleva un perjuicio para el alumnado, que es segregado por motivos ideológicos desde edades muy tempranas, lo que vulnera diversos convenios de la Infancia.

Para garantizar la plena laicidad de la enseñanza pública:

  1. Hay que sacar la religión de la Enseñanza.
  2. No financiar el adoctrinamiento religioso en ningún centro escolar público.
  3. Y sobre todo para que se pueda implantar de una manera real hay que derogar los Acuerdos con el Vaticano, por constituir la base “legal” de los privilegios que sigue reclamando la Iglesia y de igual forma deberá procederse a la anulación de Acuerdos con otras confesiones en los que se establece la posibilidad de impartir religión.

La Constitución aprobada en 1978 indica en su artículo 16 que «ninguna religión tendrá carácter estatal”, lo que indica que el Estado español es aconfesional constitucionalmente. Por lo tanto es necesario que la religión salga de la escuela pública pues esta ha de servir para aprender, desarrollar capacidades, incluir y no segregar, no discriminar por motivos de raza, sexo, religión, opinión… Las religiones incrustadas en la enseñanza provocan la segregación del alumnado desde los tres años, en función de las convicciones de sus padres y madres o de sus entornos fuera de la escuela.

Las cuestiones dogmáticas y la segregación de conciencia vulneran el derecho a la libre conciencia de los menores. Por ello, hay que seguir oponiéndose a cualquier ley de la enseñanza pública, venga del partido que venga, donde se incida en la partición de una religión confesional en la enseñanza pública. Existen muchas razones para no matricular a los menores en ninguna religión, pero entre todas ellas, me gustaría hacer hincapié y que reflexionemos juntos en estas siete:

  1. Las religiones provocan la segregación del alumnado, vulnerando el derecho a la libertad de conciencia.
  2. Elimina horas lectivas de otras materias.
  3. Hay contenidos del adoctrinamiento y proselitismo religioso que entran en contradicción con la razón, la ciencia y con derechos humanos como la libertad de orientación sexual y la libertad de las mujeres o el origen de la vida y del universo, entre otros.
  4. La educación en igualdad de los menores no es compatible con algunos de los dogmas religiosos, donde la mujer está subordinada al modelo de sociedad patriarcal que fomentan.
  5. Los dogmas religiosos van en contra del pensamiento crítico y de la autonomía personal.
  6. Las personas que imparten la materia de religión son designadas por los obispados y otros jefes religiosos, en base a su fe y cumplimiento de su doctrina, financiándose con dinero público
  7. El proselitismo y difusión de la doctrina religiosa se debe hacer en los lugares de culto o en otros ámbitos. Los centros de enseñanza deben servir para aprender y no para creer… Por eso hay que contribuir a que las aulas sean el espacio del conocimiento y no de las creencias, puesto que estas ya tienen su espacio en los templos, iglesias, mezquitas… Es importante que nuestra decisión sea matricular a nuestros hijos en los colegios públicos que promuevan valores sociales y cívicos, con todo el respeto a quienes piensen lo contrario. Por último, indicar que mi “oposición” a que se imparta alguna confesión en los centros educativos es porque supone una grave vulneración del artículo 16.2 de la Constitución de 1978, como he indicado anteriormente, y que dice que “nadie puede ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias” y también sobre varios Convenios sobre los Derechos de la infancia y de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, ratificados por el Estado Español.

Ximo Estal
Publicado en Infolibre

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