La crisis del PP abre un nuevo tablero electoral
Una de las noticias más comentadas esta semana y en la que ha habido total coincidencia en los medios, da igual del sesgo político que representen, ha sido la crisis del PP.
Una “semana horribilis”, “las cuatro crisis del PP”, “la crisis de liderazgo”, “la ausencia de Rajoy”, algunos de los títulos que los periodistas han reseñado. Unos medios con mucha curiosidad y otros incluso con enfado por ver el desmembramiento del PP.
¿Circunstancial? Evidentemente no. Son muchos los signos de deterioro que se le acumulan al PP y que vienen arrastrándose desde hace tiempo con la pérdida de varias elecciones.
El primero de ellos es la falta de liderazgo de Rajoy, nunca ha sido un líder sólido, sólo las posibilidades de ganar del PP lo mantenían en su sitio. Pero, cuando hay muchas dificultades, se evidencia su debilidad, oculta siempre detrás de esos ambiguos silencios o sus grandilocuentes y vacías declaraciones, que evidencia simplismo y parálisis política.
Como ahora el PP está en horas bajas, los nervios afloran. La pérdida de poder institucional que se ha producido después de autonómicas y municipales es muy grave para la derecha española. Y, mucho más, cuando ya se consolida la alternativa. Una alternativa moderna, de buen verbo, con un líder joven y carismático, que se ha convertido en la sorpresa de todas las encuestas. Ciudadanos ha llegado para quedarse y para ser el recambio del PP, dejando a éste en un rincón del barómetro electoral.
El mayor problema de Ciudadanos está en la trastienda, en todos aquellos que se están subiendo al carro para ver “que hay de lo mío”, arribistas sin complejos que se cuelan en listas electorales, sobre todo, en los municipios donde es más difícil establecer el control.
De momento, el PP es una desbandada: ministros que ya anuncian que se van; líderes como Arantxa Quiroga que apuestan por una nueva forma de entender la derecha española quedan fuera de la formación; el fenómeno extremista de García Albiol no ha funcionado en Catalunya, y al propio Rajoy se le ha ido de las manos el cálculo electoral de “Catalunya versus España” para obtener votos, -ya son muchos los que ven la torpeza y miopía política del Gobierno de España para resolver el conflicto-; voces de nuevos líderes que ven cómo se cae el partido por culpa de los grandes corruptos, que han sido los “compañeros” de la vida política de Rajoy, empezando por el mismo Rodrigo Rato.
Y lo único que ha intentado hacer Rajoy es “maquillar” los presupuestos de forma electoral, algo que ha alarmado a Bruselas, y que, no le va a permitir “tonterías florales” que pongan en más aprietos a Europa, que ya está con el agua al cuello.
Mientras tanto, la izquierda se debate nuevamente en cómo organizar sus listas electorales. Y, en mi opinión, tiene razón Alberto Garzón cuando habla del complejo de “la vida de Brian”, que es lo que le está ocurriendo a los partidos que se ubican más a la izquierda del PSOE, y que se confunden cuando pretenden arrebatar los votos de esta cantera, como intenta hacer Podemos, porque lo único que consiguen es, una vez más, dividir los votos.
De momento, el electorado ha situado a cada uno en su posición electoral. Así que, comienzan las apuestas para los pactos de un nuevo gobierno.
Ana Noguera.