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¿A qué estamos esperando?

 Para detener el colapso climático, nuestros gobernantes deberían haber tomado ya una serie de decisiones trascendentales. La principal, sustituir el sistema capitalista —que nos ha sumido en el colapso medioambiental—  por otro menos maligno para nuestra especie y restantes seres vivos del planeta.

 

Decisiones que nuestros dirigentes deberían tomar ya

Reducir la emisión de CO2 hasta eliminarla por completo en 2050; realizar una fuerte inversión económica para llevar a cabo la transición energética; asumir una serie de resoluciones esenciales cuando llegue el caos económico-ecológico; apoyar a las empresas que inviertan en descontaminación y penalizar a las más contaminantes; fomentar de forma decidida la ganadería y la agricultura biológicas; elaborar una legislación muy punitiva contra abonos y herbicidas contaminantes; prohibir la obsolescencia programada; imponer a los industriales el uso de tecnología menos ávidas de agua; reciclar las aguas residuales; almacenar de forma subterránea el excedente de agua; desarrollar redes separativas para los distintos tipos de agua; crear parques hidrogeológicos naturales; captar el CO2, el metano y el mercurio que emiten las fábricas mediante técnicas modernas; potenciar los trenes y los sistemas públicos y colectivos de transporte; construir torres elevadas para sanear el aire de las ciudades; reducir el ganado a nivel mundial; utilizar las aguas residuales para elaborar biomasa; modificar el sistema de arrozales, grandes emisores de metano; reducir los muy peligrosos gases fluorados; recoger el fósforo orgánico; proteger los bosques planetarios y sus aguas; incluir la biodiversidad en todos los programas políticos; prohibir la importación de maderas tropicales, de soja y de aceite de palma; cesar la elaboración de biocarburantes a partir del aceite de palma, la soja, la colza y el alga; prohibir la plantación de plantar coníferas en Europa por el efecto albedo; corregir la salinización de los suelos; reforestar los márgenes fluviales; eliminar las grandes infraestructuras hidráulicas; proteger los océanos de plásticos y desechos; y, finalmente, desarrollar rápidamente las energías renovables adecuadas.

Interrogantes

¿Cumplirán nuestros políticos con sus obligaciones? ¿Deberían ser vinculantes y no facultativos los compromisos contraídos por los estados?

Cómo presionar a los políticos

En teoría, dependen del electorado para llegar al poder. Así que deberíamos exigirles el cumplimiento de las decisiones enumeradas al principio, porque no han hecho nada hasta ahora.

¿Y qué hay de nuestras responsabilidades?

Deberíamos asumir que está en nuestras manos salvar el planeta. Se trata de una acción más vigorizante y reparadora que esperar de forma pasiva a que los gobernantes se pongan manos a la obra, porque es casi seguro que no lo harán.

Nuestros proyectos deberían centrarse en:

Ganadería y agricultura

Detener las intensivas, porque han alcanzado proporciones desmesuradas.

Podríamos destruir el sistema agroalimentario mundial de forma rápida y eficaz reduciendo el consumo de carne, evitando la charcutería —que contiene muchos elementos cancerígenos— y rechazando los biocarburantes. Con ello, disminuiría la huella de los gases de efecto invernadero, el agotamiento y la contaminación del agua, la deforestación y la erosión de los suelos.

Asimismo, no apuraríamos el fósforo, acabaríamos con las lluvias ácidas y regeneraríamos los suelos dañados, con lo cual las poblaciones podrían cultivar lo que necesitasen para alimentarse o reforestar.

No obstante, esa reducción cárnica no debería ser sustituida por un consumo excesivo de pescado.

Deforestación

Boicotear las maderas tropicales y el aceite de palma, y consumir productos de la agricultura y la ganadería biológicas. Destruiríamos así los sistemas agroalimentarios intensivos que nos atiborran de pesticidas y disminuiría el consumo de azúcar, chocolate no bío o muy azucarado, soja y tofu.

Agua

Reducir su consumo reparando las fugas de grifos e inodoros; ducharnos en vez de bañarnos; beber agua del grifo; adoptar sistemas de riego modernos; evitar productos elaborados por grandes firmas depredadoras como Coca-Cola o Nestlé, que desperdician mucha agua; presionar al lobby de la industria textil para que no consumiese tanta y utilizase la no potable; elegir fibras naturales; lavar la ropa sintética en bolsas que eliminasen contaminantes.

Plásticos

Hacerlos desaparecer de nuestra vida cotidiana.

Frío y calor

Equiparnos con sistemas de baja emisión de gases de efecto invernadero, bajar el termómetro por las noches, restringir los frigoríficos y eliminar los aires acondicionados.

Medios de transporte

Sustituir el avión por el tren y el vehículo privado por el transporte público.

Tecnología puntera

Reducir el uso de pantallas planas, ordenadores, «tablets»  y móviles.

¿Podemos confiar en nuestros gobernantes?

Si asumimos nuestras responsabilidades, ¿cabe la posibilidad de que esperemos algo de ellos? ¿cuál creemos que será la actitud de los más ricos y contaminantes? ¿firmarán acuerdos que no cumplirán y nos prometerán acciones que no llevarán a cabo?

En el caso de no hacer nada, ¿asumirán las consecuencias del cambio climático, la «volatilización» del agua, el advenimiento de terribles hambrunas y la desaparición de la mitad, las tres cuartas partes o la totalidad de los seres humanos y una parte sustancial de los restantes seres vivos?

¿De verdad creemos que tomarán conciencia de la inmensidad del peligro? Y, en el caso de que la tomen, ¿cuándo lo harán? ¿cuántos años más dejarán que el mundo siga precipitándose hacia su destrucción?

Finalmente, ¿a qué están esperando para llevar a cabo las acciones urgentes y necesarias?

Porque nosotros no podemos esperar

Y desconfiamos totalmente de nuestros políticos, pues muchas pruebas nos han dado de su ineficacia y corrupción.

Así que busquemos en el pasado nuestra salvación: imitemos a nuestros antepasados, que se valieron de las revoluciones, la resistencia pasiva y la desobediencia activa para mejorar sus condiciones de vida y las de sus descendientes. No los defraudemos. Por otro lado, no podemos olvidar que votamos gracias a ellos. Utilicemos, pues, las papeletas de voto de forma inteligente. Si, además, buscamos la información fidedigna que nos ocultan, descubriremos que ya han empezado a alzarse grupos humanos importantes en todo el mundo. Unámonos a ellos.

Se acabó la «edad de la inocencia»

Cuando las primeras hambrunas y sequías, seguidas de migraciones humanas y animales, sean una realidad, deberemos acabar con los líderes indiferentes. Solo así podremos sanear y diseñar un mundo nuevo para conseguir una vida sostenible.

Para ello, tendremos que remangarnos y ponernos manos a la obra, actuar, permanecer alerta y elegir a líderes dignos.

¿A qué estamos esperando?

Pepa Úbeda

 

 

  1. Empar Domenech Casans Says:

    Totalmente de acuerdo, ya es tarde y tenemos que darnos prisa, a tomar medidas por nuestra cuenta y organicemos como ciudadanos para tener la fuerza y el poder de cambiar y mejorar el Planeta, porque los políticos no lo harán nunca…. Sólo miran su interés personal y su beneficio…

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