Ahora, Pablo Hasél
No me gustan los rateros. Comprendo, aunque no disculpo, que algunas personas, empujadas por la necesidad o el hambre roben unas monedas o una barra de pan. Los entiendo, pero creo que si diesen la cara, y en vez de robar, pidiesen de un modo digno lo que necesitan, no solo conseguirían más, sino que no se humillarían ellos mismos ni tampoco a sus víctimas. Lo que aquí entendemos por rateros son esos pobres diablos que, llevados por el hambre o por sus vicios, te meten la mano en el bolsillo. Cosas del idioma. Deberíamos llamarlos ratoneros, por su tamaño. No son gran cosa para la Policía, que, normalmente, procura ignorarlos.
Yo entiendo que ratero viene de rata, también por su tamaño, y, de esas, tenemos en este país toda una variada y numerosa colección. Las hay de todos los calibres y condiciones: unas se pueden ver en lujosos yates, otras en confortables despachos, otras con uniformes de gala…
Estos roedores miomorfos son conocidos por todos, son tan famosos que no necesitamos ni hace falta nombrarlos… ni señalarlos. Además, hacer o decir tal cosa resulta altamente peligroso.
No sé si será verdad, pero acabo de ver en el diario ABC a una joven que afirma que, gracias a la Ley Mordaza, en España hay más presos por falta de libertad de expresión que en Irán. Ella sabrá, pero a mí no me extraña. Desde que vi llevarse a dos artistas de guiñol infantil por exaltación del terrorismo, me lo creo todo.
Ahora le toca a Pablo Hasél, un rapero. No, ratero no. RA-PE-RO. ¿Han oído sus raps? Yo tampoco, aunque prometo que lo haré. Lo meten en la trena por nombrar a un ex rey. ¿Conocen a alguien que haya sido rey y que necesite que le limpien y escondan sus manchas? Pues si lo saben hagan lo que estoy haciendo yo: ¡ni lo nombren!
Pero no se asusten, que no pasa nada, que estamos en una democracia. Aunque, eso sí, por un tema de salud y mientras no se derogue la Ley Mordaza, más vale que sean prudentes y traguen, quiero decir, callen. Ya saben que aquí se respeta la libertad de pensamiento: así que piensen, pero callen.
Este tipo de cuestiones me tienen confuso. Volviendo al tema de los mal llamados rateros, los ratoneros, se me ocurren preguntas a cuyas posibles respuestas no les veo la lógica por ningún lado: ¿Son mucho peores y más peligrosos los raperos que los rateros? Porque yo veo que los rateros entran por una puerta de la cárcel y salen por la otra, mientras que a los raperos les dan con gana: Pablo Hasél puede estar más de diez años en la cárcel ¿Cuánto estuvieron Barrionuevo, Armada o Tejero?
Miguel Álvarez