¿Cambio radical?
No siempre tenemos la suerte de poder hablar de un tema positivo y esperanzador que, además, parezca creíble.
Hoy es uno de esos días. Al parecer, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha publicado un informe en el que cambia radicalmente su discurso acerca del uso y consumo de los combustibles fósiles: ahora dice que no hay que extraer ni un solo gramo más, que con lo extraído hay suficiente para asumir un cambio de modelo que nos conduzca a consumir únicamente energías renovables.
El alcance de este cambio radical de posición se intuye (falta ver qué, cuanto y cuándo se pone en práctica) como una posibilidad de detener, si no revertir, los efectos que el cambio climático ya está produciendo.
Hay más. Por primera vez un juzgado de la Haya ha condenado a la petrolera Shell a reducir en una década un 45% sus emisiones de CO2, haciéndola responsable de incumplimiento de los Acuerdos de París y vulneración de los derechos humanos afectados por el cambio climático. La sentencia contempla los efectos negativos que se derivan de la extracción, refinamiento, exportación y uso de estos combustibles, haciendo responsable de dichos efectos a las empresas extractoras.
Por otro lado ¡los accionistas de Exxon! han cambiado una parte de sus directivos y han puesto en su lugar a otros de un perfil más realista, con el encargo de reconducir al gigante energético en dirección a las energías renovables y la reducción de emisiones. En Crevron el 61 % de los accionistas ha impuesto también cambios en la Junta Directiva para que acometan de verdad la no cumplida reducción de emisiones, acatando así las recomendaciones de la AIE.
Personalmente, tengo la sensación de que estas y otras noticias acerca de un tema tan primordial, positivas o no, no se difunden debidamente, que no parece que haya una justa proporción entre la importancia concedida a un gran problema como es la pandemia del Covid y El PROBLEMA del cambio climático, mucho más amenazante y decisivo para el futuro de la Humanidad.
Se debe y se puede trabajar duramente en ambos sentidos, una cosa no excluye a la otra. Pero, por lo que veo, mientras las grandes potencias o los países más ricos prestan toda su atención y no escatiman recursos para detener o minimizar los daños que ocasiona la pandemia, en cambio, hasta ahora al menos, frente al Cambio Climático poco más se ha hecho que grandes convenciones, tratados y acuerdos mal cumplidos o ignorados en la práctica. Frente a ese toro hasta ahora se venía adoptando la suerte de D. Tancredo.
Por eso estas noticias resultan esperanzadoras. Esperemos que dichas medidas y otras en la misma dirección, lleguen antes de que el mal sea irreversible. Nos jugamos el futuro en ello.
Miguel Álvarez