Campo de minas
Desde el éxito electoral de Podemos vemos como la prensa canalla y la derechona intentan desprestigiar a estos jóvenes líderes con todo tipo de argumentos falaces, invecciones y mentiras. Afortunadamente dichos líderes están demostrando una sorprendente madurez y no suelen caer en casi ninguna trampa de las que a diario les tienden. Pero hay una trampa que, más que trampa es un campo de minas, al que recurren cada vez con más frecuencia los más contumaces “periodistas”, tertulianos y últimamente Pedro Sánchez y los suyos. Se trata de invitarles a hablar de Chávez y del chavismo. Conocida es la buena, yo diría que excelente, relación que algunos de los principales líderes de Podemos han tenido y tienen con la Venezuela chavista o el gobierno de Ecuador. Es obvio que en las tertulias televisivas lo que procede hoy es hablar de lo que Podemos propone para España, de cuales son las medidas y del cómo pretenden solucionar la actual crisis del Sistema, pero como saben que por ese lado no pueden hincarles el diente recurren una y otra vez al chavismo, a invitarles a hablar de Venezuela.
Como he señalado anteriormente a mí me parece que estos jóvenes de Podemos son muy listos, cautos y nada ingenuos, por ello no entran al trapo y no aceptan hablar de lo que no les interesa ni quieren. La pregunta es: si son simpatizantes de la Revolución Bolivariana ¿por qué no quieren hablar de ello? Simple, creo yo. Porque no pican en la trampa, ya que se trata de un campo minado. No quieren que les lleven a ese terreno porque saben que en la prensa internacional, controlada por las agencias de noticias capitalistas-estadounidenses, hace décadas que no paran de denigrar y mentir para crear en occidente un estado generalizado de opinión contrario al régimen de Chávez. En eso se gastan muchísimo dinero. Yo creo que Pablo Iglesias y los suyos saben que el ciudadano medio tiene asumidas ciertas “certezas” sobre este tema, muy difíciles de desmontar porque se apoyan en mentiras y medias verdades repetidas hasta la saciedad hasta haber sido incrustadas en el ADN de la opinión pública. Saben que esa batalla ideológica hoy por hoy la derecha y el capital la tienen casi ganada… saben que entrar ahí es meterse en un campo de minas. Ellos no están para eso, son conscientes que desde aquí poco pueden hacer para defender los problemas del otro lado del Atlántico. Y ya tienen suficientes problemas como para meterse en más.
Yo, en cambio, en mi condición de francotirador no vinculado a nada y que no represento a nadie, sí quiero y puedo entrar. Desde mi corta experiencia viajera, a la que se añade un interés natural (ignoro de donde me viene) por todo lo que muchos llaman Latinoamérica y que (al igual que Saramago) prefiero llamar Sudamérica, tengo mi propia idea acerca de lo que está sucediendo en este maravilloso subcontinente. Me extenderé sobre ello en un próximo artículo, donde pienso dar mi particular visión de lo que representan los nuevos regímenes que están surgiendo en la mayoría de dichos países. Para mí, es muy importante que sepamos reflexionar sobre qué significa lo que ellos llaman Socialismo del siglo XXI y porqué las agencias de prensa nos lo quieren vender como “dictaduras”.
Mucha gente aún no se entera de hasta qué punto cuando hablamos de “prensa canalla” no estamos exagerando sino que por mucho que hagamos hincapié en esto nos quedaremos siempre cortos. Pondré de momento solo un ejemplo muy evidente: han conseguido crear un estado de opinión en el que los europeos, al menos los españoles, pensemos que Sudamérica sigue siendo un conjunto de repúblicas bananeras en manos de dictadores y golpistas. Lo tenían fácil: hay una larga historia de Pinochets, Videlas, Batistas, etc, que parecen avalar eso. Pero revisen con cuidado la historia porque aquellos eran sus dictadores, los que ellos aplaudían y jaleaban. Hace años que en la mayoría de esos países ya no se dan golpes de estado y hablan las urnas. Y ahí es donde les duele: poco a poco van ganando las elecciones partidos o coaliciones que realmente empiezan a cumplir sus programas y promesas, algo que aquí ya tenemos olvidado, y se empiezan a ver cambios significativos… y los ricos, naturalmente, están indignados.
Hay una reciente y sola excepción: Paraguay. Allí el gobierno progresista salido de las urnas ha sido desalojado por los militares. Curioso: cuando los periódicos españoles dejan caer que en Sudamérica hay dictaduras nunca se acuerdan de Paraguay. Muy curioso.
Miguel Álvarez.
Artículo publicado en ElEconomico.es