Catorce consejos ¿apócrifos? para empatizar con el Gobierno regional de Madrid
Querido recién llegado: por tu bienestar y armonioso encaje en nuestro territorio, te instamos a leer y aplicar lo siguientes consejos:
1. Si ves a una chica inmigrante con delantal, cofia y guantes blancos, no se te ocurra preguntarle si tiene los papeles en regla: está haciendo su trabajo sin mayores burocracias al servicio de quienes, sin duda, lo merecen; pero si ves a un inmigrante haciendo como que busca empleo, solicitando plazas escolares, becas de comedor o asistencia médica, atraviésale con una mirada de profundo desdén porque casi seguro que, además de ilegal, está robando trabajo a los nuestros y provocando el aumento de los impuestos que sufrimos los de casa.
2. Si tienes dudas sobre qué centro educativo escoger, te invitamos con el mayor entusiasmo a que conozcas las infinitas ventajas de nuestros colegios privados: ¡¡hasta podrán conseguir beca del gobierno regional!! Y después dicen que aquí no hay igualdad de oportunidades.
3. Si, pese a todo, llevas a tus retoños a un colegio concertado, no consientas que les desplace ningún hijo de pobre o de inmigrante porque tal hecho atenta contra tus aspiraciones sociales. Para ello, procura que el colegio aplique disuasiones discretas, cobre cuotas “voluntarias” a favor de misteriosas fundaciones, exija que los alumnos dispongan de un amplio elenco de actividades extraescolares y otras cosas que rascan el bolsillo. Como mínimo conseguirás humillar al pobre/inmigrante y, como objetivo ideal, que se marche a la escuela pública, que es donde debe estar.
4. Si “te olvidaste” de pagar a la Hacienda de Sánchez, recuerda que no lo haces para burlar la ley, sino porque el mejor sitio donde está el dinero es en tu bolsillo y quien mejor decide sobre su uso es uno mismo y no ese vendepatrias.
5. Si nos llaman insolidarios, no hagas caso: todos sabemos el trabajo que aquí se dedica a obras altruistas, entre ellas los rastrillos navideños en beneficio de quienes, por ejemplo, atienden a los ancianos acogidos en centros de beneficencia: pobrecitos, ¡y lo agradecidos que son, siempre yendo juntos a votar lo que nos conviene!
6. Si tienes trabajadores a tu cargo, no te duela despedirles: es la ley del mercado. Tampoco te zozobre emplear el tipo de contrato que más precarice al trabajador, sobre todo si es joven, contratarle de peón aunque su trabajo real sea de oficial, y escaquearle las horas extra. Eso sí: exceptúa de esa pauta general a quienes contrates para las mayores responsabilidades porque conviene que exista una clase social como la nuestra, abundante e imbuida de ideales de libertad individual sin morales caducas que la restrinjan (mientras nos convenga, tampoco vamos a ponernos exquisitos).
7. Si te encuentras con un camarero en nuestra hermosa Plaza Mayor, dile que se esfuerce más en conseguir buenas propinas, en lugar de pedir aumento de sueldo a sus jefes.
8. Si te encuentras con alguien que ha perdido dinero en una inversión opaca y engañosa promovida por alguna empresa de la región, no permitas que la tache de estafa: recuérdale que es la consecuencia lógica de correr riesgos en una economía libérrima que reconoce a todos el mismo derecho a difundir falsas apariencias.
9. Si estudias los precios de nuestras viviendas, no se te ocurra pensar que son desorbitados y que los promotores y arrendadores se dedican “a especular”: los responsables son esos ministros que coartan obsesivamente la libertad del mercado de la vivienda. Aquellos a los que se llama especuladores son, en realidad, unos generosos fondos de inversión, -qué desfachatez llamarles buitres-, que no dudan en arrendar casas, pese a la abundante presencia de okupas e inquilinos morosos, y en subdividir viviendas para que los jóvenes dispongan de un coqueto y acogedor techo.
10. Si ves que atraemos muchos monopolios y firmas dominantes es porque España necesita de empresas campeonas para no hacer el ridículo en el extranjero. ¡Puro patriotismo, carajo!
11. Si ves que, a diferencia de otros lugares, se hablan excelencias de nuestro trabajo, ten presente que, salvo los medios de comunicación amargados por el resentimiento, nadie se resiste a los encantos de quienes gobernamos para los buenos ni a las corrientes de dádivas y regalías con que orientamos y dinamizamos nuestro ecosistema mediático.
12. Si ves que en los telediarios y en las redes sociales hasta nuestra nieve es la más reconocida por los meteorólogos, no lo dudes: es una prueba infalible de que España es Madrid.
13. Si ves mucho coche y pocos árboles y jardines no te sientas perturbado por los cantos de sirena del ecologismo: en esta región nuestra lo que se estila es urbanizar suelo, ganar dinero a base de bien sin recato, pagar pocos impuestos a costa de otras regiones y, de este modo, poder adquirir segundas residencias en seductoras montañas y doradas playas que nos aíslen de la plebe cotidiana. Sufrir a cambio un poco de contaminación representa un coste inapreciable. Además, ya sabes que un ecologista es un rojo que todavía no ha madurado: ¡no querrás ser uno de ellos pudiendo ser un español de bien!
14. Si ves que se nos critica, no hagas caso. Son los envidiosos, los incapaces, los perdedores, los enemigos de la libertad, los rojos, los separatistas: morralla y chusma que olvida lo que compramos a otras partes de España, el dinero que nos dejamos allí y allá en nuestras vacaciones, el mantenimiento de nuestros incomparables museos y la cariñosa acogida que dispensamos a quienes, con la ilusión desahuciada, proceden de la España deshabitada o huyen de la anti-España periférica.
Conclusión: El gobierno de Madrid ha llevado el futuro al presente y ha asimilado la mejor España del pasado. Por tradición histórica somos los portadores de genes triunfantes y, cuando hace falta, desvergonzados y chulapos. Apúntate a la región de las siete estrellas, a ese Madrid que piensa por España, manda y se siente con derecho a decidir por España, empobrece a otras regiones y acapara por España, monopoliza grandes empresas por España, transmite la única verdad mediática por España y gana al fútbol por España (y por don Florentino, of course).
Publicado en Valencia Plaza