Charlotadas (I)
Se va acabando el veraneo, aunque no el verano. Es lo que tienen las épocas, que pueden aparentar que cambian las cosas, pero la realidad va por otro lado.
Un buen ejemplo de ello es la fallida lógica suposición de que el clima político debería evolucionar positivamente cuando las mejoras alcanzan a la población, al menos a las mayorías, y cuando las medidas y avances logrados hacen que las estadísticas sociales mejoren y los beneficios se repartan menos mal que de costumbre y que los más desfavorecidos empiecen a estar en la mirada de los administradores de la cosa pública, que no otra cosa son los políticos.
Sin embargo, podemos observar que, a pesar de los muchos esfuerzos de unos pocos, el mundo sigue rodando como siempre, dando igual hallarnos inmersos en un cambio climático, los poderes fácticos mundiales continúan sus más que estúpidas guerras como si no hubiese un mañana (siendo eso lo único en que puede que tengan razón) mientras que una gran parte de los pueblos de España deciden que lo mejor que podemos hacer es retroceder en el tiempo, como si no hubiese un futuro.
¿Tienen razón? ¡Cómo han de tenerla! Sin embargo, los muy retrógrados están en ello en nuestra querida Comunidad Valenciana, consiguiendo vanos avances (a la Historia no la para nadie) en sus políticas de retroceso.
¿Retrógrados? ¿Qué otra cosa se les puede llamar a unas gentes que cobran una pasta de todos nosotros para, cuando están en la oposición, oponerse absolutamente a todo, sea lo que sea, menos al aumento de sus sueldos? Estos, cuando llegan al poder, se dedican a derogar, derogar y derogar, a eliminar por decreto, tachar, suprimir, o dejar sin fondos a la Sanidad Pública o a la Ley de Dependencia, privatizar la Educación Pública, eliminar Servicios Sociales… ¿Sus “argumentos”? Que hay que “hacer más pequeño al Estado” (?) pero lo que hacen es encoger los derechos y el estómago de la ciudadanía y… perdónenme, ya sé que no debo, pero es que no puedo evitar una sonrisa amarga y/o sardónica cuando caigo en que todo esto incluye y perjudica a la mayoría de sus propios votantes.
Hoy, los nostálgicos del franquismo, se han subdividido en dos grandes grupos: Los que “trabajan” (es un decir) para impedir cualquier tipo de avance y los que desean retroceder a la época de las Charlotadas. ¿Recuerdan?
Hubo una época, hace ya muchos años, en que esos espectáculos cómico-taurinos funcionaron, especialmente aquí, en Valencia. Aquello era el resultado del más puro franquismo ya que cualquier espectáculo divertido, cultural o moderno si no estaba prohibido era porque estaba perseguido. Entonces Valencia se distinguió con los espectáculos de la Banda del Empastre y Llapisera, con su figura principal: el Bombero Torero.
¡Pues aquí los tenemos de nuevo!
Miguel Álvarez