China amenaza EEUU1 en la nube2
No todos son partidarios del control absoluto del dólar a nivel mundial. Algunos preferirían que fuese sustituido por el yuan chino. Sin embargo, ninguno de ellos sabe que, tras la Segunda Guerra Mundial, a todos los países les vino muy bien ese control absoluto del dólar. Incluida China.
¿Quiénes se han beneficiado más del dólar?
Los capitalistas chinos —los hay muy ricos, lo cual demuestra que no es el «Estado ideal» de los trabajadores— y alemanes, que han acumulado elevadísimos superávits comerciales3 que les han permitido comprar propiedades y rentas de gran valor en EEUU: bienes inmuebles, territorios, bonos del gobierno y todas las empresas no sujetas al veto de Washington4. Otros capitalistas también beneficiados han sido los japoneses, los coreanos y los vietnamitas. Habían empezado los indios de la India cuando ha irrumpido el «elefante Trump en la cacharrería». simismo, el papel global del dólar permitió a los capitalistas citados extraer una enorme plusvalía de sus trabajadores para, a continuación, «guardarla» en los lugares más seguros del Planeta hasta ahora: Wall Street y la nube.
¿A quiénes ha perjudicado más?
El privilegio exagerado que para una minoría estadounidense ha supuesto el dominio absoluto del dólar, ha resultado ser una carga brutal —que recuerda la explotación esclavista— para la gran mayoría de sus ciudadanos, ya que el superávit de otros ha acumulado más desempleo, más deuda hipotecaria y mayores déficits fiscales en el país.
Los «adalides» del dólar
Es una falacia afirmar que el único defensor del dólar es EEUU. También lo han sido los industriales alemanes, los jeques saudíes y los banqueros europeos. Como también lo es propalar que los exportadores franceses y neerlandeses han querido que el euro desbancase al dólar.
Solo los gobiernos amenazados por un cambio de régimen en su país organizado por Washington quieren el hundimiento del dólar. Se trataría de: el Irak de Sadam Husein tras romper con Washington, Irán, Venezuela, Cuba, Ucrania tras el inicio de la guerra y Rusia (que en algo coincide con Ucrania). Ahora bien, quienes más ganarían con la abolición del papel global del dólar serían los estadounidenses de clase media y trabajadora.
El «pacto oscuro» entre EEUU y China
Daba por sentado que el dólar mantendría su estatus, porque el gobierno estadounidense no tenía ningún motivo para ver en China una amenaza mientras el control lo tuviese el capitalismo.
El crecimiento del capital en la nube lo ha cambiado todo
Pongamos como ejemplo el caso del acero y TikTok5. Imaginemos que China envía a EEUU una tonelada de acero desde el puerto de Shanghai al puerto de Los Ángeles y publicidad dirigida a los norteamericanos desde la red social de propiedad china TikTok. Los dólares terminan todos en manos chinas: los obtenidos por la venta del acero producido en China (que llega físicamente a EEUU) y los ganados en EEUU a través de TikTok (que no se desplazan físicamente).
¿Y por qué compra un cliente estadounidense acero a una fábrica China? Porque le sale más barato que el producido en su país. Pero, entonces, su país le vende poco a China, lo que crea un déficit comercial con ella, que le vende muchísimo más. ¿Y por qué está dispuesto EEUU a mantener su déficit comercial si eso conlleva la ruina de su clase media y trabajadora por culpa del cierre de empresas en su país a causa de la globalización? Porque Washington tiene el dominio global del dólar. En el caso de China, el acero que le vende a EEUU le supone un coste de fabricación, envío y otros y, por tanto, quiere cobrar dólares.
Pero, ¿qué ocurre con TikTok? Pues que no tiene más gastos al vender a sus clientes estadounidenses aquellas nuevas mercancías destinadas a su mercado, porque la infraestructura de dicha red (servidores, algoritmos, fibra óptica, etc.) ya está instalada y puede lanzar todos los videos comerciales que quiera para atraer más clientes sin que le cueste nada. Es decir, gracias a TikTok, los «nubelistas»6 chinos pueden desviar sus rentas en la nube del mercado estadounidense a China sin depender del déficit comercial de EEUU ni de la supremacía del dólar. Como TikTok no necesita dólares para crear su capital en la nube, saca directamente sus rentas de allí sin dificultades y muy rápidamente. El resultado es que las riquezas de los «nubelistas» estadounidenses y, por tanto, su poder y el de su Estado se está reduciendo escandalosamente y de forma vertiginosa frente al de los «nubelistas» chinos.
Mientras tanto, a medida que el capital en la nube chino crece en relación con el capital terrestre, los ricos y poderosos chinos están cada vez menos sujetos a las autoridades estadounidenses para regular las mercancías que pasan por sus puertos.
Las sucesivas actuaciones del gobierno estadounidense ante su declive
Era cuestión de tiempo que intentara recuperar los menguantes beneficios que el «pacto oscuro» suponía para sus empresas y su gobierno. Y así lo hicieron Trump y Biden.
Durante su primera administración, Trump excluyó por completo las empresas tecnológicas Huawei y ZTE y prohibió la descarga de TikTok en tiendas de aplicaciones estadounidenses para americanizarla. En ese periodo, hicieron correr el bulo de que el 5G mataría a mucha gente, ya que lo había desarrollado China e implicaba un mayor pozo de rentas en la nube para ella. Esa vez, ni siquiera apelaron en sus prohibiciones a la «seguridad nacional».
Biden siguió la misma política, pero Trump se ha superado a sí mismo en su segundo mandato en la Casa Blanca.
Ya han visto claro que el auge de las finanzas chinas es una enorme amenaza para Wall Street y Silicon Valley; también que las ventajas del «pacto oscuro» hayan pasado de las clases dirigentes norteamericanas a las clases dirigentes chinas.
Es decir, la nueva guerra no tiene nada que ver con la política (¿alguna vez tuvo que ver alguna de ellas con la política?), sino con los despiadados intereses de las clases tecnologistas7. De todos modos, han tardado mucho tiempo en vislumbrar el alcance de lo que se les venía encima.
Si analizamos la situación actual con perspectiva, podemos constatar que Trump quiere hacerle a China lo que Reagan a Japón en 1985: firmar el «Acuerdo de Plaza». ¿Se llamará el que intenta ahora «Acuerdo de Mar-a-Lago?». Reagan obligó a Japón a devaluar muchísimo el dólar para limitar la capacidad de los exportadores japoneses de beneficiarse de las ventas a EEUU y de su déficit comercial. El consentimiento rápido y silencioso del gobierno nipón llevó al capitalismo japonés a una depresión permanente de la que nunca se ha recuperado.
Pero China está reaccionando de manera muy diferente. Veamos qué hace el Nuevo Imperio mundial, el creador de la «Nueva Ruta de la Seda», ante el «macho alfa anglosajón».
Pepa Úbeda
———————————-
1Estados Unidos de América.
2Hoy es algo más que un espacio de almacenamiento online. Es una plataforma invisible donde se pueden guardar los archivos y ejecutar aplicaciones sin tener que depender de un disco duro o un servidor local. Está respaldado por enormes centros de datos distribuidos globalmente, operados por compañías como Google, Amazon, Alibaba… Ha cambiado radicalmente cómo gestionamos la información, ya que permite a las empresas acceder a sus datos desde cualquier parte del mundo. Solo necesitan conexión a Internet. Además de almacenamiento, también puede ejecutar operaciones complejas y manejar grandes cantidades de información de forma eficiente. Al principio, Internet era libre y gratuito. Hoy se han apropiado de ella los «nubelistas», que son los dueños de toda la información en el mundo y de la que extraen rentas billonarias (Wikipedia).
3Exportar más bienes y servicios que importarlos.
4Sede del gobierno de los EEUU.
5Permite crear, editar y subir vídeos propios o de terceros con una duración muy reducida a los que se les incluyen fondos musicales o sonidos. En estos vídeos el usuario también puede añadir diferentes efectos. Hoy es un canal de entrada de publicidad potentísima.
6Propietarios de capital en la nube. Quienes tienen el poder. De la nube extraen rentas billonarias.
7Si he decidido llamar «tecnologismo» a la nueva era, sus seguidores serán los «tecnologistas».