Ciudades Sostenibles: un futuro cada vez más necesario
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), las ciudades del mundo han sido las zonas más afectadas por la pandemia de Covid-19, con más del 90% de los casos reportados, ya que el 55% de la población mundial está densamente concentrada en las urbes.
Del mismo modo, las ciudades son también un auténtico banco de pruebas para la recuperación verde tras la pandemia, un aspecto fundamental no sólo para la transición económica sino para reducir los futuros riesgos de pandemia y combatir el cambio climático.
Y es que como ha destacado la ONU, en las urbes, como centros de innovación, es donde se crean técnicas para mitigar el cambio climático y la contaminación, además del uso de los recursos y la pérdida de biodiversidad.
En este sentido, la recuperación post Covid-19 brinda una oportunidad de construir economías mejor preparadas para el futuro, y ciudades con movilidad eléctrica, edificios con cero emisiones, proyectos de reducción de residuos o agricultura urbana y jardines verticales.
Del mismo modo, según la ONU, el 68 por ciento de la población podría vivir en ciudades para 2050, añadiendo otros 2.500 millones de personas a estas áreas. Frente a esta creciente urbanización, las ciudades que no tengan en cuenta la sostenibilidad podrían suponer una amenaza sustancial para el medio ambiente.
A medida que los problemas medioambientales se han hecho más apremiantes y con el aumento de la presión de la población en las zonas urbanas y todos los problemas que ello lleva consigo (aumento de residuos, necesidades de transporte, inseguridad, falta de accesibilidad, etc), las ciudades tendrán que replantearse sus propios ecosistemas y sus impactos medioambientales.
De esta manera, será fundamental un diseño urbano que ayude a crear ciudades estratégicamente densas, que conecten la planificación de vivienda, transporte y energía, y que aprovechen las soluciones basadas en la naturaleza.
Algunas ciudades ya han comenzado a adoptar por ejemplo, prácticas más respetuosas con el medio ambiente, y algunas tendencias están empezando a surgir. Repasamos algunas de ellas:
Transporte cero emisiones
El transporte contribuye más a las emisiones de carbono que cualquier otro sector, generando casi dos toneladas métricas de gases de efecto invernadero en 2018. En respuesta, las ciudades verdes harán del transporte libre de emisiones una prioridad. La reducción de las emisiones ya es un foco hoy en día, pero en el futuro, podría extenderse a eliminarlas por completo.
Copenhague reorganizó hace años su sistema de carreteras para priorizar y fomentar el tráfico de bicicletas. Ahora, un 62 % de sus residentes utiliza a diario la bicicleta frente al 9 % que emplea el automóvil. Este cambio les ha ayudado a favorecer el tráfico de cero emisiones antes de que los vehículos eléctricos se hayan generalizado.
Florida por su parte, pretende desalentar la conducción privada a través del fomento del transporte público, como el próximo proyecto All Aboard Florida, que introducirá un sistema de trenes de pasajeros.
Aumento de la biodiversidad
A medida que las ciudades siguen creciendo, la destrucción del hábitat natural se convierte en un tema más apremiante. Las ciudades sostenibles serán más verdes, integrando más vida vegetal y animal en los centros urbanos.
Un ejemplo de ello es Toronto, que requiere desarrollos de techos verdes a medida que la ciudad se expande. Múnich en Alemania, ha adoptado otro enfoque, dejando que las ovejas pasten en parques públicos, haciéndolas más entornos naturales.
La preservación de áreas naturales dentro de los límites de la ciudad ralentizará la destrucción del hábitat, conservando el ecosistema a medida que las ciudades se expandan. Aumentar el espacio verde en un área ayudará a mejorar la calidad del aire. Asimismo, con más aves e insectos, será más fácil para las ciudades mantener los jardines urbanos, proporcionando una fuente de alimento ecológica.
Construcción consciente de la energía
La electricidad es el segundo mayor contribuyente a las emisiones de carbono. Desde la iluminación hasta los sistemas de climatización, los edificios utilizan una cantidad considerable de energía, y las ciudades cuentan con un gran número de edificios. Las ciudades sostenibles tendrán que encontrar una manera de dar cabida a más residentes mientras mantienen bajas emisiones.
La conservación de la energía es especialmente crucial para el advenimiento de las ciudades inteligentes. A medida que estas áreas aumenten la tecnología y la conectividad, utilizarán más electricidad. Para que las ciudades inteligentes sean una opción viable, las mismas áreas tendrán que adoptar hábitos conscientes de la energía.
La solución inmediatamente aparente, y la más popular hoy en día, es recurrir a las energías renovables. Las ciudades del futuro irán un paso más allá, sin embargo, considerando la conservación de la energía en el diseño de edificios en sí. Los diseños sostenibles buscarán iluminación natural y un flujo de aire más fácil, que proporcione ahorro energético.
Gestión de Residuos
Con más residentes, las ciudades del mañana producirán más residuos. Las iniciativas de reciclaje ya son populares, pero las ciudades sostenibles en el futuro pueden hacer más en la gestión de residuos. En lugar de reducir y eliminar los residuos de forma sostenible, las ciudades los utilizarán para ayudar en otras áreas.
San Bernardino, California, inició una iniciativa como esta en 2019. El Proyecto Residuos en Energía de San Bernardino convierte el desperdicio de alimentos orgánicos en electricidad. De esta forma, la ciudad reduce la necesidad de vertederos y aumenta la energía sostenible al mismo tiempo.
A medida que el movimiento de la ciudad inteligente crece, las áreas urbanas necesitarán de toda la energía renovable que puedan obtener. Encontrar maneras de generar electricidad a través de procesos cotidianos como este será una necesidad.
En definitiva, ante las crecientes preocupaciones ambientales, las ciudades del mañana tendrán que apoyar un crecimiento tecnológico y demográfico si quieren poder gestionar de forma sostenible un aumento de la presión ecológica, alimenticia, logística, entre otras muchas.
Publicado por Ágora