Del boom al cataplof turístico
No tengo la certeza pero tampoco la menor duda de que estamos ante el ocaso del “pelotaso” turístico. Y ojo, porque esta situación se ha presentado de sopetón, sin avisar, pillando en bragas a la mayoría de las mentes más preclaras de la industria turística del mundo mundial. El mes de julio termina con un descenso importante en las cifras de ocupación, y sobre todo del gasto medio por persona, pero eso no será nada en comparación con la mascletà de agosto. Lo resumo muy brevemente, y permítanme la redundancia: veranear en España en las típicas zonas de veraneo, ya no luce. Los primeros en darse cuenta han sido los propios españoles.
Lo he visto claro y diáfano estas últimas semanas, cuando he salido a la calle a entrevistar a gente que se iba o venía de vacaciones. Por ejemplo, el viernes pasado, día de Santiago Apóstol, que era festivo en varias comunidades, entre ellas la madrileña. En vez de ir a hacer encuestas a Cullera o Gandía como siempre, optamos por ir a la playa para mascotas de Pinedo. Por cierto, un lujazo y muy bien calificada en las reseñas de Google por los usuarios. Nada extraño si tenemos en cuenta que València es la tercera ciudad Pet Friendly del mundo, según el ranking Skyscanner, detrás de New York y Niza.
Entre los entrevistados, varios coincidían en que son unas vacaciones diferentes, porque sólo iban a pasar el puente en València, en vez de alquilar un apartamento durante una quincena o un mes, como habían hecho en tantas otras ocasiones. Decían que se había puesto todo por las nubes, y alquilar un apartamento en Gandía, Cullera o Denia ya no les salía a cuenta. ¿Se iban a quedar sin vacaciones? ¡Por supuesto que no! El españolito medio no es como Alberto Núñez Feijóo, que dice: “Las vacaciones están sobrevaloradas”. Para el currante hispano, las vacaciones son SAGRADAS como la madre que lo parió. Y ahí viene lo bueno… las numerosas alternativas disponibles a precios súper competitivos: una semana en Oslo full equip, Cancún, Playa Bávaro… resort con pulserita y barra libre. Quien dice Oslo dice cualquier ciudad nórdica alejada del secarral tórrido en el que se ha convertido el Este peninsular. Otro efecto colateral del cambio climático.
En ese contacto verbal mantenido con decenas de familias y parejas mesetarias, también apreciamos empatía ante la catástrofe dana. Turistas que tomaron la decisión de venir a València para gastar sus ahorros vacacionales en la zona afectada. Muy loable. En cuanto al presupuesto medio, pues venía a rondar los 500-600 €. El que más se estiró dijo mil eurazos.
Otro estrato, una pareja de la periferia de Madrid que vino a pasar el puente durmiendo en el coche, lo hacían perfectamente habilitados siguiendo las indicaciones de un famoso Tiktoker, cuyo contenido se basa precisamente en eso: convertir el coche en una camper con todas las prestaciones y comodidades para las vacaciones. ¡La forma más barata de viajar! Sin despertar susceptibilidades por ocupar espacio público, ni tener la obligación de pagar a los ayuntamientos por usar las zonas habilitadas con agua, luz y depósitos para residuos y aguas negras.
Hablando de aquellos lodos provocados por la tasa turística del Botànic, inmediatamente abolida por el gobierno PP-VOX, ya que desincentivaba el turismo… ¿Alguien reparó en las inmediatas subidas de tarifas que materializó la patronal hotelera? En algunos casos de hasta el 15%. ¿Eso no desincentiva el turismo? Al parecer no, la tasa sí.
Al margen de estas pequeñas tribulaciones basadas en la pura observación del casi jubilado que mira las obras… Si que existen datos alarmantes en las Islas Baleares, como la retirada en los restaurantes mallorquines de nivel de sus platos estrella. Los hosteleros corean: “El turismo ya no da para más…” Y optan por eliminar productos frescos y reducir la calidad de sus cartas ante la caída del consumo en pleno verano. Es un verano atípico según la patronal balear.
Creo que eso es absolutamente extrapolable al resto de zonas turísticas de todo nuestro litoral. ¿Pensaba alguien que podríamos asimilar un target turístico universal sin sufrir sus consecuencias? Turismo de alto standing + turismo de clase media + turismo de chancla y pipas. ¡Pues no! Al parecer, los únicos que lo han entendido son los fondos de inversión con su modelo de negocio inmobiliario depredador, y las multinacionales de la gran distribución alimentaria, colocando un micro-supermercado Xpress en cada esquina.
Vecinos expulsados, hosteleros estafados, ciudades sin comercio ni identidad propia pero llenas de franquicias y establecimientos de comida basura.
Y todo esto por ir a preguntar a la playa canina un día de fiesta en Madrid. La culpa es del perro… como siempre.
Paco Alonso
Publicado en La Vanguardia