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Depende de ti

José María Ángel es una de los mejores gestores que he conocido en política y fuera de la política

Esto no va de mí, ni de mi corazón roto, ni de mi miedo durante días a despertarme cualquier mañana con la peor noticia. Ni si quiera va de la persona más honesta que he conocido en todos los años en los que me dediqué a la política. Esto va de ti. De ti, que me estás leyendo; De ti que antes de dormir, o cuando vas en metro o en el autobús o, cuando el semáforo está en rojo, abres el teléfono y vas directo a lo que antes era tuiter y lees los post con desidia. Y en algunos te detienes y quizá te llevan a otros que hablan de lo mismo y acaban dirigiéndote a un periódico. Y lo abres, y lees el titular y puede que el primer párrafo ,porque el coche de atrás toca el claxon, o ya llegado a donde sea que vayas, o se te cierran los ojos de sueño. Y crees que sabes lo que pasa.

Así, seguro, te has enterado de la noticia de ayer. De que José María Ángel ha intentado quitarse la vida. Y si has leído las redes, o los comentarios en los periódicos, habrás visto también que no son pocas las personas que no lo lamentan. Que dicen: que devuelva el dinero, que se saque el título, que no nos engañe, que los socialistas somos todos iguales, unos ladrones. Que a los de otros partidos les han tratado peor. Que a José María nadie le ha hecho un escrache, que no ha habido acoso, que nadie sabe dónde vive. ¿Lo has leído, eso? Entonces habrás visto un reportaje en el que un periodista se plantó en su pueblo, en su pueblo, y fue a la busca de vecinos que le pusieran un «pero» a su gestión. Y sobre su mujer, también habrás leído algo. Y sobre marido de su sobrina. Y sobre el camarero que le ponía una caña en el bar. Bueno. Sobre eso quizá no.

Leerías, también, los –pocos– mensajes de apoyo una vez dimitió. El mío creo que fue el primero. Y el de Diana Morant, que fue leal y fue valiente y dijo algo que no debería cuestionarse: a un político se le juzga por su gestión y no por su título académico. José María es una de los mejores gestores que he conocido en política y fuera de la política.

Si cometió un error o no, a los veinte años, lo tiene que decir la justicia. Pero estos días se han escrito palabras como balas y cuchillos. Nadie merece un linchamiento así.

La política es una trituradora de personas. Para sobrevivir hay que tener ganas, o afán de protagonismo o pura maldad. Unos pocos se mantienen a base de ganas de aportar, de sumar, de dejar el mundo algo mejor al irse que al llegar, a la manera de Steiner. Te gusta esta idea, estoy segura. Por eso este artículo habla de ti. Te lo he dicho al principio. Trata de ti. Que quieres ser una persona justa. Que estás harto de la polarización, del y tú más, y del todos son iguales, que es una mentira como cualquier otra.

Los buenos son los eslabones más débiles de la cadena. En estos meses hay alguna que otra persona que ha cometido errores más graves, más indecentes, y no se plantean ni dar un paso a un lado ni que hayan cometido el error.

Quienes queremos a José María le llamamos con el nombre de un pájaro. No es Fénix, ni Ícaro. Es más sencillo, más como es él. Más alegre, pero más frágil. Por eso le he hecho saber, casi a diario, que estaba con él. Pero, ¿sabes por qué hoy te escribo a ti? Porque mientras el mundo no cambie, la llamada que yo he recibido hoy puede sonar en tu teléfono cualquier día.

Depende de ti que esto cambie. Depende de ti que la humanidad vuelva.

Carmen Amoraga
Publicado en Levante.emv

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