El ejemplo portugués: se libra de la vigilancia de Bruselas mientras aumenta salarios e inversiones
El ejemplo y la excepción europea lo protagoniza un mismo país,Portugal. El Gobierno socialista presidido por Antonio Costa ha conseguido aunar las delicadas exigencias de Bruselas con la voluntad social de sus compañeros de gobierno (comunistas y Bloco de Esquerda) para erigirse en el gran espejo socialista en el que se mira Pedro Sánchez. La última noticia positiva procedente de Portugal: se librará de la vigilancia de Bruselas al reducir su déficit.
La Comisión Europea ha propuesto al Consejo Europeo dejar a Portugal (no a España) fuera del procedimiento de déficit excesivo después de que el Ejecutivo de Antonio Costa haya reducido el déficit por debajo del 3% y se prevea esa misma evolución para los próximos años.
Concretamente, los datos de Eurostat reflejan que Lisboa cerró 2016 con un desvío de las cuentas públicas del 2% del PIB y prevé que para este año se modere al 1,8% y al 1,9% en 2018.
Esta reducción provoca mayor flexibilidad de Bruselas, que no será tan exigente en determinadas partidas como lo era hasta ahora. Según el economista luso Ricardo Cabral, en declaraciones recogidas por el diario portugués Público, esto se traduce en una ampliación presupuestaria que podría rondar los 1.500 millones de euros.
El éxito de Portugal, reconocido por las instituciones comunitarias, contradice algunas tesis mayoritarias, que se escudan exclusivamente en Bruselas para acometer recortes en los derechos de los trabajadores y en sus salarios. Se contradice con estas teorías porque el Gobierno luso ha hecho precisamente todo lo contrario.
’Las vacas vuelan’
“Aquello que parece lo más improbable, como que las vacas vuelen, puede llegar a no ser verdad y las vacas puedan volar”. Así respondió Antonio Costa, primer ministro portugués, a la pregunta “¿cómo se explica que Portugal haya mejorado en prácticamente todos los aspectos?”.
Costa roza, según las encuestas, la mayoría absoluta. Lo hace después de gobernar en una situación que se antojaba “imposible”, según Passos Coelho, ex primer ministro conservador. Imposible porque pocos daban crédito a una unión gubernamental entre el Partido Socialista, el histórico Partido Comunista y el joven Bloco de Esquerda (próximos a Podemos).
Sin embargo, ha sucedido. Y la población portuguesa está cada día más satisfecha. ¿Será casualidad que el único partido socialista que ha apostado por la comunión con formaciones situadas más a la izquierda que él sea el más fuerte – actualmente – en Europa?”. Esa sea probablemente la tesis que planea sobre Pedro Sánchez.
¿Qué ha hecho el Gobierno portugués?
La reducción del IVA de la restauración ha descendido del 23% al 13%, provocando una sustanciosa mejoría en los datos de empleo. Del 12,6% de desempleados con el que empezó al 10,2% de ahora.
Esos datos también se deben al crecimiento de las exportaciones (6%), que han permitido a Portugal respirar con mayor comodidad. Además, el aumento del poder adquisitivo de las familias.
La recuperación de los sueldos de los funcionarios públicos, cortados en 2011, han sido restaurados, el salario mínimo se ha subido de 505 euros a 530, con la previsión de aumentarlo a 557 en el 2017, las pensiones han incrementado su valor y el Estado ha aplicado la Tarifa Social de energía a 700.000 familias desfavorecidas. Estas políticas, entre otras, han provocado que las familias tuvieran más dinero en sus bolsillos con el que ‘reactivar’ el consumo interno.
Por otro lado, los presupuestos en Sanidad y Educación han incrementado en más de 250 millones de euros cada uno. El de Cultura, en 30 millones y el de Ciencia y Tecnología en 75. De hecho, el Ejecutivo ha aprobado que durante el 2017 los libros de textos serán gratis para todos los alumnos de primer ciclo. Además, el Gobierno de Antonio Costa también ha recuperado el control de la aerolínea estatal TAP y ha cancelado la privatización del servicio de transporte público de Lisboa y Oporto.
Todo esto al tiempo que la macroeconomía portuguesa crecía y el déficit se reducía.
Ander Cortázar
Artículo publicado en ElBoletin