Si alguna capital europea tuviera un lugar parecido al Jardín del Turia de València, este espacio seria, probablemente, objeto de continuos reportajes en todos los medios internacionales. Porque a decir verdad no existe un «pulmón verde» urbano comparable en el continente.
No solo porque concentra en el antiguo cauce de un río, el Turia, y en una distancia de más de 10 kilómetros y 110 hectáreas, una densa y rica flora; también porque vertebra de Oeste a Este la ciudad, conectando los centros culturales y deportivos más importantes.
«El llit del Turia és nostre i el volem verd» fue el lema de la lucha ciudadana para conseguir que el antiguo cauce fuera un jardín
En otras palabras, fue una intervención que acabaría convertida en el espacio verde más apreciado por los valencianos, que cada día disfrutan decenas de miles de ciudadanos y que ya es patrimonio de una ciudad, València, que necesita finalizarlo.
Ricard Pérez Casado fue el alcalde socialista que lo puso en marcha en los años 80, a pesar de las no pocas resistencias, especialmente de los sectores franquistas que deseaban convertir el antiguo cauce en una autopista de seis carriles ¿Se imaginan?
«Siempre tuve claro dos cosas; que el río era el articulador que València necesitaba y que, con esta intervención, la ciudad se iba a conectar con el mar al poder eliminar las vías del tranvía y el ferrocarril que creaban un muro infranqueable» comenta el exalcalde. Y añade que «fue una victoria ciudadana, en paralelo a la lucha por evitar la urbanización de El Saler».
Siempre tuve claro que el cauce del río era el articulador que València necesitaba
Para su diseño, contactó con el arquitecto catalán Ricardo Bofill. Cuenta a este diario que «tenía amigos en su despacho y queríamos una actuación que acabara con la evolución de una ciudad que se había hecho a trozos».
La propuesta tuvo más de 120.000 opiniones favorables, y tras desbrozar el antiguo cauce de cañerías y otras infraestructuras obsoletas, se pusieron en marcha las obras.
El primer tramo se inauguraba en 1986, hace 35 años. Recuerda también que fue clave «el cambio de opinión del diario Las Provincias en esas fechas; durante años apostaron por las autopistas, pero después rectificaron; el consenso en la ciudad era total».
El Jardín del Turia es hoy un espacio que serpentea la ciudad cohesionando los barrios que cruza. Además, conecta las principales bomboneras culturales: el IVAM, el Palau de la Música, el Museu San Pius V, la Ciudad de las Artes y las Ciencias y el Oceanográfico, entre otros.
En sus 110 hectáreas hay bosques, senderos para runners, ciclistas o caminantes; campos de fútbol, canchas de baloncesto o instalaciones para aficionados al fitness. Cuando uno se mete en el Jardín del Turia, especialmente los fines de semana, hay cientos de grupos realizando actividades coordinadas sobre el césped. Es, a decir verdad, un lugar único.
Es un modelo mas democrático , conceptualmente , frente a los mejores parques urbanos modernos
José María Tomás, arquitecto y urbanista valenciano, valora que «podemos comparar el modelo de Parque del Turia con los grandes parques en el mundo, Central Park en Nueva York, o Hyde Park en Londres, analizando su posición , complejidad o tamaño».
También, añade, por su inmejorable posición relativa entre las superficies del tejido urbano afectado. Este arquitecto fue coautor del Oceanogràfic de València, diseñó la ampliación de Feria València y modernizó la fachada marítima de la ciudad, entre otros.
«Es un modelo mas democrático , conceptualmente , frente a los mejores parques urbanos modernos, y de enorme valor patrimonial por su envolvente y por sus puentes». Añade que aunque solo fuera por su forma lineal «su perímetro es enorme , alcanza un ámbito perimetral urbano de aproximadamente 20 kilómetros».
Las autoridades franquistas lo querían convertir en una autopista de seis carriles
Las autoridades franquistas, como se ha señalado, deseaban crear una autopista, pero la respuesta de los valencianos fue contundente. «La recuperación y transformación de ese espacio lo acredita como modelo en España y en Europa, un referente», añade José María Tomás.
Fueron años de lucha, de manifestaciones, de decenas de miles de valencianos anónimos que se enfrentaron a las autoridades franquistas y que lograron defender su Jardín y, además, evitar que todo el parque natural de El Saler, un lugar único en el Mediterráneo, fuera urbanizado.
Este arquitecto destaca que al ser un espacio excavado y autónomo en relación al plano de la ciudad «permite una visibilidad privilegiada desde el entorno, así como una continuidad sin cortes en todo su desarrollo». «No se ve solo la primera fila de arboles , sino que se ve completo el bosque . Este ejemplo debería estar en todos los manuales de urbanismo del mundo».
«El Jardín del Turia es la joya de la corona de la ciudad de València». Lo afirma Sergi Campillo, vicealcalde segundo del Ayuntamiento. «Es la columna vertebral verde de València, que conecta el parque natural de cabecera del Turia con el mar, en dos tramos que aún están pendientes por finalizar».
El Jardín del Turia es la joya de la corona de la ciudad de València
Al respecto subraya que «tenemos aún que acabar la conexión con el barrio de Nazaret a través del parque de desembocadura, será la guinda final». Sergi Campillo señala que «este parque es el resultado de la lucha de los valencianos, por eso nos sentimos tan orgullosos de tenerlo».
El concejal valenciano, de Compromís, anuncia que quiere programar una exposición permanente en el cauce sobre aquella lucha ciudadana. «Para que los valencianos nunca olviden quiénes lograron que hoy el Jardín del Turia sea una realidad».
Cada tramo ejecutado ha supuesto revalorizar el lugar donde se actuaba. Ricard Pérez Casado recuerda, como ejemplo, el caso del Palau de la Música: «cuando nos pusimos a construirlo mucha gente nos criticó porque decía que estaba en un lugar donde nadie quería ir». Hoy, sin embargo, es una de las zonas más caras de la ciudad.
Queda finalizar el Jardín, tras 35 años de actuaciones, en sus últimos tramos. Pero el plan director, como señala Campillo, ya está diseñado. Es cuestión de tiempo que el pulmón verde de València conecte con el mar y con La Albufera. Será el último capítulo de una actuación que ya es, sin duda, la que mejor define la identidad urbana de València.