En serie y en serio
El Partido Comunista de España sacó las castañas del fuego al hibernado PSOE del alto franquismo, y Pablo Iglesias, epígono del PCE, puede que contribuya a evitar la debacle de la izquierda en unas elecciones madrileñas hábilmente planteadas por Miguel Ángel Rodríguez , el periodista castellano que condujo a José María Aznar al palacio de la Moncloa.
Eric Benzekri y Jean-Baptiste Delafon , guionistas de Baron Noir , la más exitosa serie de la televisión francesa, se quedaron sorprendidos ayer en París. El vicepresidente segundo del Gobierno de España acaba de escribir el primer capítulo de la cuarta temporada de Baron Noir , que Canal + había decidido cancelar por fatiga de Benzekri, antiguo colaborador del político francés Jean-Luc Melenchon . (Su compañero Delafon es un guionista profesional de Canal +).
Empedernido seguidor de series televisivas, Iglesias ha tomado el relevo: Philippe Rickwaert renuncia sorpresivamente a su alta responsabilidad en la política parisina para luchar por el poder regional en Dunkerque. Todos se quedan con la boca abierta, pero Rickwaert ha olido el peligro: sabe que en Dunkerque se juega el futuro de su movimiento político y posiblemente el futuro de todo el país. En lugar de esconder la cabeza bajo el ala o buscar un candidato dispuesto a la inmolación, decide marchar al frente antes de que sea demasiado tarde. Puede salir humillado, pero habrá dado una lección de valentía. Si pierde, se irá a casa habiendo demostrado arrojo. Si le sale regular, se irá a casa, para volver más adelante. Y si le sale bien, puede que también inicie la retirada, para volver con toda seguridad, con la medalla del instinto político. Sometido, él y su familia, a un acoso que pocos políticos serían hoy capaces de resistir, Rickwaert sabe que le conviene una temporada en segundo plano y ha decidido iniciarla con una buena pelea.
Más inteligente y realista que Borgen , la serie Baron Noir ha impresionado a muchos políticos en activo. Es realmente buena. La política del siglo XXI se expresa a través de la televisión y las redes sociales, de la misma manera que la política del siglo XX se reflejaba, dramáticamente, en la prensa y en los libros. Las buenas series son hoy el equivalente de la literatura popular de calidad del siglo XIX: entretienen y hacen comprensibles algunos asuntos complejos. Stendhal sería hoy un guionista de televisión. Esta parábola no gustará a los nostálgicos del Novecento , pero es lo que hay. La política española se asemeja hoy a una serie de televisión por un exceso de realidad en sus entrañas. España produce hoy más política de la que puede asimilar, porque las tensiones se acumulan en todos sus pliegues. Todo lo que ocurre es perfectamente real, aunque nos parezca fantástico.
Todos escriben su guion. La Casa Real, por supuesto. Pedro Sánchez quería estrenar la serie Murcia y se le ha hundido el primer capítulo, en el que Ciudadados se convertía en el principal aliado del Partido Socialista, para ir reconduciendo la legislatura hacia el centro, con ayuda del PNV, sin romper todavía con Podemos. Murcia quería ser una serie muy maquiavélica. Miguel Ángel Rodríguez (MAR) es el guionista-pigmalión de Isabel Díaz Ayuso y tiene un duelo pendiente con Iván Redondo , ambos con sombrero de copa y levita. A Pablo Casado , como se descuide, su serie se la van a escribir otros. Santiago Abascal protagoniza, a caballo, Reconquista . Laura Borràs acaba de estrenar serie en Catalunya como verdadera líder de la oposición… La vida es relato y los sueños, sueños son.
Iglesias ha olido el peligro y ha decidido nacionalizar del todo las elecciones madrileñas. Se la juega, con valentía.
Enric Juliana
Artículo publicado en La Vanguardia
marzo 20th, 2021 at 8:40 pm
¡Cuánto se aprende de los buenos periodistas!
¡Qué pena que escaseen tanto!