Felipe, un socialista de verdad
El tipo, ovacionado décadas atrás por los votantes socialistas, provoca hoy el mismo rechazo entre los suyos que admiración en el público de ‘El Hormiguero’. Un sabio de tele de derechas
De todo el catálogo de animadores socioculturales de la derecha, probablemente el artista más cotizado sea Felipe González. Si uno quiere un maestro de ceremonias para una gala elegante, sin duda contratará al siempre apuesto Bertín Osborne. Menuda planta. Si lo que se busca es montar una buena party después del mitin del PP, ahí tienes el teléfono de DJ Pulpo, pinchadiscos de cabecera de la España fetén. Moverás el body. Pero si lo que buscas son titulares políticos que le den la razón a las derechas, no te lo piensas y llamas a Felipe González. Siempre abierto a contratación, Felipe estuvo anoche de nuevo en El Hormiguero. El programa que, como Felipe, tanto esfuerzo ha puesto años atrás por evitar que España esté hoy gobernada por el PSOE, dio la bienvenida al expresidente que hizo las delicias de los espectadores e hizo también caer la baba de un Pablo Motos que confirmó que llamar a Felipe es siempre garantía de acierto.
Si el éxito de Bertín radica en su elegancia campechana y el de DJ Pulpo en su talento para la remezcla de temas de Manolo Escobar, el éxito de Felipe pasa por seguir conservando el carnet del PSOE, salvoconducto que le permite el acceso VIP a los mejores bolos de la derecha española. Con todos ustedes, un ilustre del PSOE que ha venido a atizarle al PSOE. Aplausos enfervorecidos. Profesional como la copa de un pino, el Felipe máximo dirigente del terrorismo de Estado y la corrupción no decepcionó y explicó ante un Pablo Motos embelesado que la política que hoy ejercen los suyos es pura basura. Esto sí es un socialista de verdad, repetían desde casa los votantes fieles de PP y Vox mientras Felipe hacía el trabajo para el que había sido llamado. Quien en 1993 pactó su investidura con los nacionalistas catalanes y vascos se mostró muy crítico con los actuales pactos de investidura con nacionalistas catalanes y vascos: eso no es progresista. Aplausos del público y sonrisa orgullosa de un Pablo Motos que, no siendo ni de izquierdas ni de derechas, sabe diferenciar lo que es un socialista de verdad. Y Felipe lo es.
En pleno proceso de reescritura de guion del show, tras el resultado de las elecciones catalanas que se han cargado el eje central del discurso de Felipe –los independentistas van a romper España–, el expresidente decidió centrarse en las derrotas de su partido en Galicia y Euskadi. En mi época éramos capaces de disputarle Galicia al PP, aseguró Felipe González refiriéndose a aquella moción de censura apoyada en votos tránsfugas mientras criticaba a Zapatero por haberse involucrado en una campaña de elecciones gallegas donde el PSG quedó tercero. Llegó Zapatero y perdimos Galicia para siempre, aseguraba González olvidando el gobierno de Touriño. Tal vez cosas de la edad, tal vez mimetismo con quienes pagan entrada para verle, adictos a las realidades paralelas. Quizá la mayor innovación del show siempre repetitivo de Felipe González sea la transparente inquina que muestra ya no sólo contra Pedro Sánchez, sino también contra José Luis Rodríguez Zapatero. Entregado a su público, mirándolo de frente como todo buen monologuista, Felipe González se vino arriba llamando tonto al expresidente del Gobierno socialista: “A lo mejor de lo que digo ahora se entera hasta Zapatero, que le cuesta trabajo”. Carcajadas del público de El Hormiguero, aplausos y un Pablo Motos en éxtasis planteándose proponer en la próxima reunión del programa darle una silla permanente en la prestigiosa tertulia política junto a Tamara Falcó por aquello de potenciar la pluralidad: una chica de derechas y un señor de izquierdas, pero de izquierdas de verdad.
Pablo Motos lo había llevado a su programa, según le dijo a la audiencia, porque desde su sabiduría y experiencia nos podía hablar de los últimos acontecimientos políticos. Era su sabiduría y experiencia lo que motivó a Pablo Motos y no la alineación de González con la derecha, pero Pablo Motos tuvo la enorme fortuna de que ambas cosas coincidieran. ¿Polémica con Milei después de que el presidente argentino haya venido a España a insultar al presidente socialista mediante bulos y difamaciones? Pues críticas a Sánchez por la gestión de la crisis. ¿La reflexión de Sánchez sobre si merecía la pena seguir al frente del Gobierno con esta política del fango? Críticas a Sánchez. ¿Ley de amnistía? Críticas a Sánchez. Cuando la experiencia de un histórico del socialismo coincide al dedillo con la línea editorial marcada por la cadena, da gusto escuchar la voz de la experiencia.
Como tras cada nueva aparición pública de Felipe González, hoy las cabeceras de derecha y extrema derecha se derriten en elogios hacia el expresidente y celebran como goles en final de Champions los palos de González contra su propio partido, su desprecio hacia todos los expresidentes del Gobierno del PSOE que no sean él mismo. El tipo ovacionado décadas atrás por los votantes socialistas provoca hoy el mismo rechazo entre los suyos que admiración por parte del público de El Hormiguero. Un sabio de prime time de tele de derechas. Un dirigente de izquierdas, pero de los de verdad. De esos a los que no les preocupa el auge de la ultraderecha, ni el cambio climático, ni los derechos amenazados de diferentes colectivos, ni el abandono de ancianos en residencias madrileñas durante la covid, ni la corrupción de la Casa Real, ni, por supuesto, la muerte lenta del periodismo entregado al bulo y el entretenimiento adoctrinador del que él es una de las estrellas más brillantes. De vuelta al yate o de cena con magnates empresariales aficionados a los paraísos fiscales, pero con el carnet del PSOE en la cartera, Felipe prepara ya su próxima aparición. Volverán a ver ustedes lo que es un socialista de verdad.
Gerardo Tecé
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