Feliz Navidad
¡Feliz Navidad!
Es lo que de verdad deseo a casi todo el mundo.
Y coincido en ello con Amnistía Internacional que está realizando en estos momentos una campaña pidiendo firmas que hagan realidad la ilusión de miles de personas víctimas de la guerra civil y el franquismo, que mantienen viva la ilusión de conseguir justicia en los miles de casos de desapariciones forzadas, de miles de personas enterradas en fosas comunes, ejecutadas extrajudicialmente, de bebés robados y de torturas que jamás se han investigado.
Feliz Navidad para esos miles de víctimas de la guerra civil y el franquismo que mantienen viva la ilusión de conseguir justicia. En fechas tan señaladas como estas todos deberíamos firmar para conseguir la paz y justicia que estas personas anhelan.
Que lo consigan no es cuestión de suerte, ni de un dios que lleva décadas olvidándose de ellos, depende de que el Gobierno y el resto de grupos parlamentarios en el Congreso y en el Senado den los pasos oportunos y adecuados.
Para ello Amnistía Internacional les pide:
1.- Que frente a las violaciones de derechos humanos cometidas impulsen medidas para garantizar que se conozca la verdad de lo ocurrido.
2.- Que se investiguen los hechos para que se haga justicia.
3.- Que se repare el sufrimiento de las víctimas y sus familias como se merecen.
Es algo que se viene demandando desde la mal llamada Transición (léase Traición) algo que nos deja, como país, entre los más destacados como paraíso de torturadores y asesinos. Hasta en Sudamérica, un país como Argentina ya lo ha conseguido. Han sufrido durante muchos años todo tipo de obstrucciones a la justicia pero al fin hoy descansan de ese problema.
El argumento de que la Ley de Amnistía de 1977 incluye a los dos bandos además de falso, es falaz, puesto que no incluye ni puede incluir a gentes que jamás han sido juzgados y por tanto no pueden ser amnistiados. Además, en el Derecho Internacional como bien nos lo recuerdan Human Rights Watch y Amnistía Internacional estos tipos de crímenes son considerados imprescriptibles, por tanto han de ser juzgados sí o sí. Luego se hablaría y se podría ver si procede algún tipo de amnistía, no antes.
Aquí, en cambio, con un Gobierno más propio de una república bananera que de un país europeo avanzado, un gobierno que no ha tenido ni siquiera la valentía de derogar la Ley de Memoria Histórica que, cobardemente, hace como que ignora, burlándose con ello no solo de los muchos miles de víctimas del franquismo, sino también de todo el pueblo español y de sus propias leyes.
Es como si le hubiesen dado cuarenta martillazos, también, al disco duro de sus vergüenzas.
Miguel Álvarez